¿Y ahora qué...?
El reloj se ha parado a las once en punto
sin avisar siquiera, congelando el tiempo
hasta sabe Dios cuándo, atrapando la vida
en una celda fría con puertas transparentes.
Tú creías que nunca dejarías de andar,
que lo más importante estaba en el futuro
al que nunca llegabas por mucho que corrieras.
Ahora todo eso lo ves con otros ojos.
El golpe te ha tumbado y sólo tienes ganas
de mirar hacia atrás para ver con horror
lo poco que has vivido después de tantos años.
La pregunta que da título a tu entrada me da pavor. Cuando sepas responderla, llamamé.
ResponderEliminarBuena faena ante un toro que no sigue el engaño.
Un abrazo
Pero hay instantes que seria magnífico poder congelarlos.
ResponderEliminarPero esto que has escrito me suena a triste.
Espero estar equivocada Ridao, un abrazo
Perdón por la tilde de llámame, pero un viejo chiste se ha metido por medio.
ResponderEliminarEso no hay cojones de responderlo, Miradme. Más que a una faena se presta a la espantá. Cuando nos veamos me cuentas el chiste, que no lo sé.
ResponderEliminarSí es triste, Madison. Para mí la poesía debe reflejar todas las caras de la vida, no sólo la más amable.
Un abrazo a los dos.
Creo que no puede haber cosa mas triste y frustrante que echar la vista atrás y saber a ciencia cierta que has perdido miserablemente el tiempo, y tu vida.
ResponderEliminarTu lo has dicho muy lindamente, Ridao.
Un beso
Joder, lo que me faltaba con la edad que tengo.
ResponderEliminarAhora en serio, me quito las dos orejas. Qué fuerza relatando sensaciones comunes.
Un abrazo.
PD: En cuanto al chiste de Miradme, no se te ocurra contestar "Y yo, y yo".
El último verso, José Miguel, me parece un descabello.
ResponderEliminar¡Miradme!... está muy feo restarle protagonimo al autor de la entrada, home.
!Yo tambiéeeeeeeeeeeeen!... es otro final alternativo al de Fernando.
Un abrazo, llamamero, a todos.
Pues a chuparla¡¡¡
ResponderEliminar(Respondo a la pregunta)
Gracias de nuevo, Mery, cada vez que entras me subes la moral.
ResponderEliminarSe agradecen tus palabras, Fernando, y sigo en ascuas con el chiste, con la rabia que me da eso. Al menos ya sé qué no contestar cuando me lo cuente Miradme.
Y dale con el chiste, Álex, estoy por llamarte. ¿No será algo parecido al chiste de 'que te chupe qué'?
Vale, Javier, pero... y después de chuparla, ¿qué?
Un abrazo intrigado.
YAMENTERÉEEE Para algo están los amigos, y me lo han contado desde una biblioteca, nada menos.
ResponderEliminarYo, ni de coña...
Pues después a empezar otra vez...;)
ResponderEliminarVaya dos, en fin.
El poema es muy bueno Ridao,la imagen de la vida atrapada en "una celda fría con puertas transparentes" es todo un acierto poético. Pues lo dicho, besos y a hacer lo que se pueda.
Final alternativo, ya¡¡¡
ResponderEliminarLo primero gracias, Marisa. Y después, ¡qué vida más triste! Es como el mito de Sísifo pero chupando en vez de arrastrando piedras. No sé qué es peor...
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que he dado con uno, Javier, a ver qué te parece:
ResponderEliminar"Pues que te aproveche". Y a eso se le podría añadir "Pedazo de..." lo que uno quiera.
Estoy con Fernando (ya ves que últimamente me aprovecho de los comentarios ya escritos por otros colegas) y destaco esa gran capacidad para relatar sensaciones comunes.
ResponderEliminarEn cuanto a la preguntita, uf, yo espero no llegar a hacérmela nunca. Miedo me da lo que me pudiera responder.
"Tú creías que nunca dejarías de andar" es un verso demoledor.
Un gran abrazo, querdio mío.
(y, por cierto, ¿chuparla?, ¿llamamé?...¿no hay manera de que tus comentaristas no se animen tanto en cada entrada de este bendito blog?)
Bueno, Juanma, mientras sea para destacarme me da igual que aproveches otros comentarios, que estoy vanidosillo últimamente. Y es verdad que aquí se anima to Dios. Mi cuaderno es como "er coño la Bernarda" pero sin coño ni Bernarda.
ResponderEliminarGracias, querdísimo.
Estamos de un fino que asusta...
ResponderEliminarJosé Miguel. Me he quedado impactadísimo. No sé que decir. Sólo que... ¡A disfrutar de la vida!
ResponderEliminarUn abrazo.
Ante esas situaciones sólo hay una respuesta, pero tiene consecuencias, ya sabes.
ResponderEliminarCon el permiso del señor moderador y dueño de este blog: aunque no tengamos Bernarda (a ver si se anima alguna comentarista homónima), este blog es su mismo jigo, querido Juanma. Si no, cómo te explicas que una pregunta trascendental derive en que me llame José Miguel para que le cuente un chiste verde desde la sala de lectura infantil de la Biblioteca Pública de Sevilla... rodeado de atentas critauras.
ResponderEliminarPues no soy Bernarda, ni anónima ni homónima, pero ando por aquí.
ResponderEliminarLo siento, pero ni conozco el chiste...
Encontrarse en esa celda fria es desolador, y si las puertas son transparentes y puedes ver lo que de tu vida se estancó sin poder rozarlo siquiera, siendo la única posibilidad apetecible la de mirar atrás por mero consuelo, es la muerte misma.
Por un momento me he visto en su entrada, y no hace tanto de ello. Y le digo que es triste.
Pero son ustedes una camarilla adorable que me han hecho reir en muchos momentos.
Por eso, alguno debería contar el chiste.
Besitos
No es pa tanto, Alegre. Alegra esa cara, hombre... Me tomo tu comentario como un cumplido.
ResponderEliminarPues no lo sé, Capitán. Déjate de coñas y dímelo, que me interesa.
Confirmado, Álex, este blog es ercoñolabernarda, y que conste que yo no tengo la culpa, habrá entrada más seria que ésta...
Tu comentario me ha conmovido, Maile. No sabes lo que te lo agradezco.
Un abrazo para todos, y el chiste que lo cuente Miradme, que para eso lo ha sacado.
¡¡MIRADME!! A contar el chiste, o tumbamos tu giralda.
Tan parece que has recorrido y al mirar para atrás esta el letrero de SALIDA totalmente legible...¿como? pero si tengo fatiga! tan poco he avanzado??
ResponderEliminarBesitos
Cita
A veces pasa, Cita, pero de repente desaparece ese letrero de salida y te encuentras con uno que pone: "1 Km. para la meta".
ResponderEliminarUn abrazo.