Acabo de ver ganar a Rafael Nadal la final de Roland Garros, para no perder la costumbre. Últimamente, familia obliga, me prodigo poco como deportista de sillón. El caso es que estaba solo en casa con los niños. Dos de ellos dormidos; Miguel y Jaime pegando saltos en el sofá. Cuando acabó el partido, al que tuve que poner yo los comentarios porque resultaba imposible oírlos de la televisión, llegó la hora de los himnos. Éste fue el único momento en que Miguel prestó atención a lo que ocurría en la pantalla. Sonó el himno español y dijo:
- Papá, ¡Semana Santa!
Lo que demuestra que eso de los himnos, banderas, nacionalismos y carajotismos no está en nuestros genes. Nos lo enseñan a sangre y fuego o nos lo inoculan mezclado con veneno.
Efectivamente Ridao, ni están en nuestros genes ni los necesitamos para crecer. Lo malo de todo esto es que hay quienes lo quieren manipular en ambos sentidos.
ResponderEliminarYo quiero que también me toquen el himno, y venga la Reina a darme un besito, todos los días que hago bien mi trabajo.
Yo también hoy he emitido mi idea sobre este tema. Un abrazo
En cuanto a no escuchara los comentaristas, no te perdista gran cosa, porque más repetitivos no podían ser.
ResponderEliminarY el himno, qué quieres que te diga. A mí me emociona. Siempre es agradable ver triunfar a un paisano que se lo merece, como es el caso.
Un abrazo.
Toda la razón, Rafael, menos en lo de la Reina. No sé por qué, pero me daría un poco de yuyu que me aplaudiera. Voy a tu blog.
ResponderEliminarEl caso es que yo también me emociono, Juan Antonio. Más que por el himno, con que gane un español. Lo que sucede es que esa emoción se desborda peligrosamente demasiadas veces.
Dos abrazos.
¡Jua, jua, jua! ¡Qué bueno!
ResponderEliminarImpresionante reflexión la tuya.
Un abrazo.
Nos arrebañamos en torno a una idea, una canción, un líder... no andan tan lejos las bandas de música y las banderas, porque están en nosotros desde siempre bajo la forma social imperante, desde siempre...
ResponderEliminarUn abrazo.
Los niños son mucho más agudos que los adultos y habría que hacerles mas caso.
ResponderEliminarY la reina, tras la reunión con sus bilderberg-elitistamigosdelpoder, felicita a Nadal, con cara y pose de buena persona.
ResponderEliminarPerdón por los vomitos.
Un abrazo Ridao
jajaja la asociación de ideas de Miguel, es alucinante jejeje....
ResponderEliminarPero eso significa que ya retiene la "música" que ha escuchado. Y con un padre tan amante de la música, es un buen comienzo.
Besos.
Pd. Nadal es un auténtico deportista,pero yo me pirrio por el Federer.
Vengo de pasar unos días de playa, de mar y sol, así que no me he "enterao de ná de lo que pasa po er mundo".
ResponderEliminarJo que bien viven los funcionarios como yo sin que nos afecte el sindrome zapateril.
¡ Que hermosa es la vida!
¡ay! y que breve es.
Un chop-abrazo
y otro abrazo "pa mi".
"Pensándolo bien, tampoco me pierdo ná si no escucho las noticias, pa lo que hay que oír.
ResponderEliminarOtro abrazo pa ti y pa mi".
Vengo muy cariñoso de mis vacaciones, en fin, lo bueno siempre tine un principio y un final.
Otro abrazo para ambos.
El mérito es de Miguel, Alegre.
ResponderEliminarEs verdad, Javier. Siempre han estado, pero mucho menos ahora que en otras épocas, al menos en mi entorno. En otros territorios mucho más. Pienso que es dañino.
Yo me fijo mucho en los míos, Bea, y no veas lo que aprendo. De momento, me han escrito nosecuantas entradas de mi blog.
Abrazos.
Espero que no te hayas atragantado, Torcuato.
ResponderEliminarNo sé qué pensar, mangeles. Si le vieras cantar... un oído enfrente del otro. Ah, Federer es mejor tenista que Nadal, pero ahí me puede el patriotismo.
¡Qué suerte, Ramón! Vuélvete a la playa, home, que aquí no hay quien pare. Ni aun apagando la redio y el televisor te libras de la mierda. Muchísimos abrazos. Dentro de poco, acompañados de cerveza.
Más abrazos entoavía.
Que va hombre. Me he acostumbrado a digerir bien la mierda que nos intoxica diariamente a través de los medios de comunicación masivos.
ResponderEliminarUn saludo
Pues a mi mme encanta oir los himnos,y hasta me emcociono,claro que puede ser porque mi padre era militar,y hay estapas de mi vida en las que he vivido en un cuartel,de niña,así que he crecido con himnos,marchas militares,y hasta el anda levanta,tampoco creo que oir el himno español sea nada manipulador,a mi me parece bonito y me gusta que se ponga para representar a España,eso si lo de tu hijo,diciendo.la semana santa,es buenísimo,ese niño,tiene arte.
ResponderEliminarYo creo que es bueno emocionarse, Rocío. Lo malo son los nacionalismos exagerados. Las cosas de Miguel descolocan al más pintado.
ResponderEliminarUn beso.