martes, 4 de enero de 2011
Reflexiones económicas frente a un relojero
Ayer, mientras esperaba a que un relojero realizara una reparación, me salió mi lado economista (Mr. Hide) y me puse a reflexionar que estas tareas estaban condenadas a desaparecer, porque hoy en día podemos consultar casi siempre la hora en el teléfono móvil, o en el ordenador cuando estamos trabajando, por lo que los relojes se están convirtiendo en un mero objeto de adorno. Supongamos que desaparecen por falta de utilidad. Entonces ya no habría fabricantes de relojes ni relojeros, al desaparecer la necesidad. Pero si hay menos necesidades la sociedad tendrá más recursos, pues el esfuerzo que antes se destinaba a la fabricación de relojes se podría desviar hacia otras actividades más útiles. Obviamente, lo mismo que he dicho de los relojes se podría aplicar mucho más claramente a una multitud de actividades económicas que son superfluas y, en muchos casos, creadas artificialmente por las empresas a través de los esfuerzos de marketing (y pensar que a mí -¡ay!- me toca enseñar marketing en la universidad...). Digo más: cada vez es más factible y barato fabricar productos y prestar servicios necesarios y que, de verdad, mejoran la calidad de vida de las personas (incluyendo, por supuesto la alimentación). Si todos los esfuerzos productivos se destinaran a estos bienes desaparecería el hambre en el mundo. ¿Donde está el fallo, entonces?
Yo ya me sé la (mi) respuesta; a ver qué pensáis vosotros.
Pobre relojero,Ridao,vamo tu lo dejas en el paro,en un pispas,lo que tiene que hace es arreglar to los relojes que tengas escacharraos,a lo demas respondere andespues,antoavia nose a que hay que rssponde,y ya me lo he leio,por lo menos 3 veces,hoy toy mu mal,no puedo poner acentos,noo puedo entrar e mi correo,no tengo ni idea,de cual es la pregunta que hay que responder,acabare tirando pa pisa,y luego pa albolote,por aquellos andurriales,parece que hay diversion.
ResponderEliminarMonsieur RIDAO:
ResponderEliminar¿Quizá el intríngulis esté en la "distribución"? Aunque, por otro lado, si no se tiene dinero... por muy barata que esté la comida...
Son cosas muy difíciles de resolver.
Otro misterio económico que no entiendo es por qué un kilo de limones "suele" ser caro o muy caro en Murcia cuando te encuentras el primer limonero nada más acaba el último adoquín de la ciudad...
Se lo preguntaremos a la señoritra Scully.
Salu2 maldianos
Ya me imagino que sin fabricar ni vender lo superfluo no se obtendría lo necesario. Pero aclárelo, por favor. Yo de economía entiendo la mía (mu mala). El pensamiento económico está más allá de mis entendederas. Supongo que por esto está lo anterior...
ResponderEliminar... Mi mala economía, quiero decir...
ResponderEliminarEl día que sólo hagamos cosas porque sean útiles, tu y yo no nos habríamos conocido.
ResponderEliminar¡vivan los relojes!
Creo yo que una vez que le llenes la panza a cualquiera, enseguida te pedira un reloj, por poner tu mismo ejemplo.
ResponderEliminarYo creo que las sociedades se organizan según sus necesidades; una vez cubiertas las básicas, se sube el escalón del ocio, el bienestar, la cultura del tiempoo libre.
ResponderEliminarSi se erradicara el hambre (bendita utopía)se acabaría con la lucha por el poder y ya se sabe que habiendo débiles, los poderosos son mas poderosos.
No sé si me explico, la cadena de consecuencias es tan extensa...
Bueno, más que un acertijo se trata de una reflexión. Bajo mi punto de vista suceden dos cosas que hacen que el mercado falle:
ResponderEliminar1. Si se redujera el número de necesidades que tenemos los seres humanos, el esfuerzo productivo se podría concentrar a medio plazo en un número menor de actividades, por lo que la producción "útil" aumentaría. El problema es que el mercado no resuelve el problema de la distribución de la renta (la gran asignatura pendiente del capitalismo). Seguiría habiendo una brecha entre los que más renta tienen (propietariios de capital sobre todo) y los desheredados, aunque si de verdad la gente está concienciada de que hay muchas necesidades superfluas le sobraría renta, que podría destinar al desarrollo de los países pobres. Este proceso se me antoja improbable y, en cualquier caso, lento.
2. las necesidades superfluas son fomentadas por las propias empresas mediante los esfuerzos de marketing. En gran medida no dependen de nosotros, sino que nos son impuestas. Y ello para ciumplir el objetivo de beneficio y crecimiento perpetuo, inherente al sistema económico capitalista. Las corporaciones multinacionales tienen un gran poder en la sociedad actual, más incluso que los Estados, y los intereses creados son muy difíciles de romper.
Rocío, ya me cuentas qué pasó en Albolote.
ResponderEliminarBingo, Dyhego: la distribución. Sobre los limones a ver si hago una entrada.
No creas, MLL: los ricachones no tienen ni papa de Economía. Más bien son muy intuitivos, emprendedores y con pocos escrúpulos.
Y que lo digas, Ignacio. El concepto de utilidad en Economía, sin embargo, engloba a todas las actividades consideradas "útiles" por alguien, aunque nosotros las veamos superfluas.
Si es así la hemos cagao, Eutelia. Ése es el gran reto, que el que tiene hambre y la sacia tenga educación suficiente para no consumir compulsivamente. Difícil. Imposible a corto plazo, ¡Ah, la educación! Bonita imagen, por cierto.
Has reconstruido a Maslow sin saberlo, Mery. Muy bien traído lo del poder; lo había obviado en mi análisis.
Abrazos agradecidos (por darle a la materia gris).
Como sabes yo el economista lo tengo en casa...y ultimamente anda de un pesimista.
ResponderEliminarErradicar las desigualdades y el hambre, y dar a todos los pueblos la oportunidad de desarrollarse tendría que ser una obligación de los países ricos, pero ,por desgracia, es sólo una utopía y un conglomerado de buenas intenciones que los grandes mercados no tienen como objetivo prioritario.
Un beso grande.