martes, 5 de abril de 2011
Mariconadas literarias (I): Las iniciales
Con esta entrada inauguro etiqueta, donde trataré de apuntar con los focos de mi humor, no exento de su pizca de mala fondinga, hacia aquellas prácticas perpetradas por escritores de todo pelaje que a mi entender son una mariconada más grande que el caballo de Espartero y sus cojones. Quisiera dejar claro desde el principio que lo que para mí es una mariconada no tiene por qué serlo para otros, especialmente para los que hacen uso de ella, que están en su derecho de pensar que las mariconadas de verdad son las que yo escribo en este blog. Así quedamos empatados, y todos contentos, aunque lo mejor es no darse por aludido y no entrar al trapo de este capote que revoleo desde los medios, porque cuanto más fuerte sea la embestida más airosa me saldrá la larga cambiada con la que despacharé al morlaco de turno.
Empiezo la serie con una crítica al uso de iniciales en novelas y diarios, una práctica muy extendida a lo largo del tiempo, baste recordar las grandes novelas de los escritores rusos del XIX, como Tolstoi, que siempre hablaba de la condesa de A., la baronesa de M., el príncipe T., y menos mal que no procedía igual con los mujiks que salen en sus obras, porque se le acababa el alfabeto por muy cirílico que fuera. Desde entonces hasta ahora han sido muchos los autores que han usado este recurso, con la excusa de salvaguardar la identidad de los personajes que retratan, argumento que se me antoja pobre, pues podían haber optado por utilizar un nombre ficticio, lo que habría quedado mucho más estético. Además, este recurso se presta en muchas ocasiones a un juego de adivinaciones en el que el autor ofrece pistas más o menos claras (en algunos casos tan sencillas como adivinar el color del caballo blanco de Santiago), que tienen como resultado la caza y captura de un personaje presuntamente camuflado, al que se ridiculiza, y que es desenmascarado con facilidad para el regocijo de los curiosos lectores y el taimado escritor. Yo mismo, ahora que caigo, estoy clavando con esta entrada a un famoso escritor, pero como no soy tan malo como él no pongo sus iniciales (añádase aquí una risa sardónica).
Un poné (con el permiso de Homero):
Ω. ordenó a Σ. que convocara una asamblea de los dioses. Todos acudieron y se acomodaron expectantes en rededor del dios. Ω. les indicó que la intervención de Α. podía suponer el fin de los troyanos: "Pues si Α., el de los pies ligeros, combatiese solo contra los teucros, estos no resistirían ni un instante su acometida". Después les pidió que se dividieran en dos bandos y que intervinieran en el combate para equilibrar las fuerzas. En auxilio de los aqueos se encaminaron: Φ., Δ., Γ., ρ. y η., y hacia las tropas troyanas acudieron: β., μ., Θ., Ψ., Π. y ζ.
nO sÉ qUÉ pENSAR, j. m. ¿sE pODRÍAN pONER "mEJÓN" lAS iNICIALES eN mINÚSCULA
ResponderEliminarMaricona, que te he pillao 2 entradas por lo menos en que tú usas las iniciales,... véase "Bendita inocencia" por ejemplo.
ResponderEliminarLavo mi honor: era para proteger a niños, y lo de los nombres falsos es una gran mariconada, por mucho que lo diga en la entrada.
ResponderEliminarAlonso: me alegro de que ya no seas Miradme. Mucho mejón así, y además el mamón de Word nos lo cambia cada vez que quiere.
Fernando: me declaro impotente (de entender tus siglas, se entiende).
Abrazos intrigados.
Ay, querido J.M.R., no estás enel mundo moderno
ResponderEliminarU. A.
Date un premio por troyano.
ResponderEliminarBien que me doy por aludida, J.M., por mi G., claro, no por maricona que de eso, nada. Además los G. somos legión, y si hiciera falta, podríamos acudir a los P. y a los R., ambos terminados en z y provenientes de E. Olé.
ResponderEliminarCon los griegos no me meto porque no son de familia. Y ahora me voy a permitir una mariconada bien maricona, allí va :)
Chuic, que en Argentina es onomatopeya de beso, como en España es muack.
esto lo llevan los literetas en el ácido desoxirribonucleico, ADN con perdón...
ResponderEliminarcómo va a ser lo mismo leer a T. S. Eliot que a Thomas Stearns Eliot... sería como decir que se lee a Hans Magnus Enzensberg cruzando las piernas con pantalones de cuero para tirarse un peo trompetero como gesto libertario... un asco...
además, todos están cortados por el mismo patrón y memorizan sin pudor a E. E. Cummings para practicar el cunnilingus y la sodomía... puestos a hablar vamos a contarlo todo...
Vaya fallo, Fernando. Lo de LOL sí lo sabía, que conste.
ResponderEliminarAM: Mejor el banano de troyano que aquello de aqueo, no te la veo. Como Romeo, ¿te acuerdas? Jo,jo, jo...
LCG: Eso te pasa por haber cruzado el charco tus ancestros. Aquí eso de poner el nombre con iniciales de momento es una mariconada. Ese chuic se lo doy todos los días a Gonzalo, y le dejo manchada la carita.
eresmicruz: lo de Cummings tiene su aquel, no había caído. Creo que es también un libraco de medicina. Ahora me explico muchas cosas. A los anglosajones se les perdonan las iniciales en el nombre, que llevan años haciéndolo, pero usarlas aquí es de carajotes.
Abrazos.
Romeo no te la veo... si no recuerdo mal. Todavía no me explico porque me hacía protegido por las soglas.
ResponderEliminarJDT mmnct, que con este comentario dejas de ser exm. Otra vez será.
Por cierto, no sé si lo has notado, pero de un tiempo a esta parte todos hemos pasado a ser exms...
Nos salimos, JM, nos salimos.
Totalmente, Álex, pero los eximios antiguos están llegando a 0 comments. No podemos dormirnos. ¡A por ellos!
ResponderEliminarTe ha quedado redondo, no digo mas.
ResponderEliminarBuenas noches, sevillano
Mejor así, Mery. ¡Chitón!
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