sábado, 23 de enero de 2010
Cio-Cio San
Madama Butterfly es una de las óperas más emocionantes de Puccini, o lo que es lo mismo de la historia de la ópera. Los amores de Cio-Cio San, joven japonesa, y el oficial Pinkerton, de la marina norteamericana, son hoy una leyenda como la de Romeo y Julieta, aunque el amor de Butterfly no era correspondido como debía por este Romeo del siglo XX, que se casó con ella para abandonarla y volver a su tierra, dejándola esperando día tras día asomada a una colina con vistas a la bahía de Nagasaki.
Una de las arias más famosas de la ópera surge en el segundo acto, cuando Cio-Cio San otea el horizonte en vano y evoca el momento en que aparecerá el navío que transporta a su amado. El autor del libreto, Giuseppe Giacosa, consigue transmitir el sufrimiento de la espera de una manera extraordinariamente evocadora:
Un hermoso día veremos
elevarse un hilo de humo
sobre el lejano horizonte.
¡Y entonces aparece!
La nave blanca entra en el puerto,
retumba su saludo.
¿Lo ves? ¡Ya ha llegado!
No bajo a buscarle, no.
Me subo a lo alto de la colina y espero,
espero mucho tiempo,
y no me pesa.
Y saliendo de entre la multitud
un hombre, un pequeño punto
se dirige hacia la colina.
¿Quién será?, ¿quién será?
Y cuando llegue,
¿qué dirá?, ¿qué dirá?
Llamará a Butterfly desde lejos,
y yo no responderé.
Permaneceré escondida,
un poco como broma, otro poco para no morir
en el primer encuentro.
Y él, algo nervioso,
llamará, llamará:
“Pequeña mujercita,
brote de verbena” .
Así me llamaba cuando venía.
(a Suzuki)
Todo esto sucederá, te lo prometo.
No tengas miedo.
Lo espero con fe ciega.
A continuación presento una versión del aria interpretada por la soprano china Ying Huang, en un escenario muy al uso del verismo, del que puede considerarse a Puccini como el último representante. La procedencia asiática de la intérprete ayuda a dar verosimilitud al personaje, aunque seguramente un japonés no aprobaría esta afirmación.
La música es sencillamente sublime, y el arte de Ying Huang contribuye a poner al oyente en un estado indescriptible de emoción, marca de la casa cuando se trata del maestro de Lucca. Dejo aquí la letra original, que antes traduje lo mejor que pude:
Un bel di vedremo
levarsi un fil di fumo
sull´estremo confin del mare.
E poi la nave appare.
E poi la nave bianca
entra nel porto,
romba il suo saluto.
Vedi? E´venuto!
Io non gli scendo incontro. Io no.
Mi metto là sul ciglio del colle
e aspetto,aspetto gran tempo
e non mi pesa
la lunga attesa.
E... uscito dalla folla cittadina
Un uomo, un picciol punto
s´avvia per la collina.
Chi sara? Chi sara?
E come sara giunto
Che dira? Che dira?
Chiamera Butterfly dalla lontana.
Io senza far risposta
me ne starò nascosta
un po´ per celia, e un po´ per non morire
al primo incontro,
ed egli alquanto in pena
chiamera, chiamera:
"Piccina mogliettina
olezzo di verbena".
I nomi che mi dava al suo venire.
Tutto questo avverá, te lo prometto.
Tienti la tua paura,
io con sicura fede lo aspetto.
Imagen superior: Blanche Bates en la obra teatral de Belasco "Madame Butterfly", por Sigismond Ivanowski (Century Magazine, marzo de 1900).
José Miguel. ¡Un millón de gracias amigo! ¡Qué manera más maravillosa de empezar el sábado! Una de las arias que más me gustan de la historia de la ópera. De verdad que es sencillamente sublime. Yo que no puedo estar sin música (normalmente clásica) ni un minuto y estaba ahora mismo pensando qué iba a escuchar... Y pones tú esta gozada. ¡Gracias!
ResponderEliminarUn abrazo.
Estando en la tarea de subir fotografías " músicos.Treinta y nueve acordes " al blog, por estos andurriales de mi casa, la música de fondo de Madama Butterfly. Gracias.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, José Miguel, por lo que respecta a Puccini.
ResponderEliminarLos japoneses a lo mejor prefieren a su paisana Yasuko Hayashi, cuya interpetación (Teatro alla Scala, 1986, editada en DVD) me parece memorable.
¡Bravo! Madama y no madame...
Saludos operarios.
Estoy haciendo 4º de italiano en la EOI, y no veo nada que objetarle a la traducción, que me gusta mucho. Enhorabuena de nuevo, y muchas gracias por la maravillosa música, tocayo.
ResponderEliminarGracias a ti, Alegre. La mañana de los sábados es mi momento favorito para escuchar música, aunque hace ya tiempo que no puedo permitirme ese lujo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué mejor música de fondo, Ramón. Me alegro de que te haya servido en tus queaceres fotográficos. Tenemos pendiente un peazo foto en condiciones de los Mercuriales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es verdad, Luis, todo el mundo dice Madame, supongo que por costumbre. Como veo que te gusta Puccini, no sé si leíste esta entrada que le dediqué hace un tiempo. El "O mio babbino caro" cantado por la Gheorghiu pone los pelos de punta. Y uno de los comentaristas dio la dirección de su interesante blog, donde va recorriendo la vida de Puccini a través de sus cartas: http://giacomopucciniatravesdesuscartas.blogspot.com
ResponderEliminarUn abrazo pucciniano (sin premio).
Eres muy generoso, tocayo, y una caja de sorpresas cultural. La verdad es que los españoles lo tenemos fácil para traducir desde el italiano, y más en textos poéticos, donde se puede uno tomar ciertas libertades.
ResponderEliminarMuchas gracias, como siempre, y un abrazo.
Tú lo has dicho, sublime.
ResponderEliminarGracias por el aviso, José Miguel.¡Superior! (Tanto la Gheorghiu como tu entrada.)
ResponderEliminarSaludos.
¡Qué maravilla¡ Voy a ponermelo otra vez. Bellísimo.
ResponderEliminarFeliz domingo.
Besos
Pues sí, una verdadera belleza.Yo adoro a Puccini:Tosaca, Madame Butterfly, Turandot, la Boheme...Sus arias son tan hermosas que uno no se cansa jamás de escucharlas.Y mil veces que las escuches, mil veces que te emocionan. Frente a la belleza no queda sino rendirse...
ResponderEliminarBesazos
Fe de erratas: donde dice Tosaca debe decir Tosca...;)mejor no dar pie a nada, je, je.
ResponderEliminar¡Qué hermosooooo! Es un lujo escuchar parte de esta ópera con todas las connotaciones que ésta tiene... Gracias a tu traducción, se puede aprehender la esencia del aria.
ResponderEliminar¡Gracias por este regalo!
Besos, José Miguel.
Muchas gracias, camarada Jurado. Cómo se notan los enamorados de la música.
ResponderEliminarGracias de nuevo, Luis. Te digo lo mismo que a José María.
Me alegro mucho de haberte endulzado la mañana de domingo, mangeles.
Ante la belleza hay que rendirse y disfrutarla, Marisa. Sólo queda agradecer a Puccini los regalos que nos ha hecho.
Tus comentarios sí que son un lujo, Liliana, de verdad.
Abrazos para todos en el fin del fin de semana.
Una delicia, incluso para una visita tan tardía como la mía. ¿O a lo mejor es por eso?, por lo tranquilo de la hora.
ResponderEliminarEs justo por eso, Álex. Nosotros no podemos permitirnos el lujo de escuchar música a las horas de sol.
ResponderEliminarUn abrazo.