Puccini, el maestro de Lucca, es uno de los más grandes compositores de la historia de la ópera. Puccini es sinónimo de magia, de música encantadora, de ensoñación. La facilidad del compositor toscano para engarzar notas y crear melodías era prodigiosa. Cualquier ópera del maestro, cualquiera, mueve a la emoción, hace reír y también hace llorar. En ellas se habla, y sobre todo se canta, de todo lo humano. Se habla del amor, de pasiones encendidas, de princesas tremendas (Turandot) o de mujeres del salvaje oeste (Minnie de La fanciulla del west); de geishas japonesas (Madama Butterfly) o de modistas bohemias (Mimí de La Bohème).
Da igual dónde sitúe Puccini a sus heroínas: en la Edad Media (Gianni Schicchi), en la época napoleónica (Tosca), en el siglo XIX (Bohème) o en el siglo XX (Butterfly); sus historias son siempre de carne y hueso, nos hacen meternos en la piel de los personajes. Yo diría que su música siempre nos recuerda a nuestro primer amor. Conseguir encerrar tanta emoción dentro de un pentagrama sólo está al alcance de los elegidos.
Hoy me he acordado de Puccini, no sé por qué, y se me han puesto los pelos de punta; por eso he querido hacerle este modesto homenaje. Para completarlo ofrezco el aria O mio babbino caro, de Gianni Schicchi, una auténtica maravilla, cantada también por una maravillosa soprano, Angela Gheorghiu. La última nota se prolonga en pianissimo durante doce segundos, y es de una belleza indescriptible.
A veces pienso que a quien no se emociona con esta música debe de faltarle un poco de alma, un poco de poesía, un poco de corazón, un poco de vida...
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Hace 10 horas
22 comentarios:
Puccini fue lo que la gracia al arte, con esa música capaz de desempolvar la magia.
Un fuerte abrazo amigo.
En mi día libre, una preciosa mañana soleada, me tomo un café mientras disfruto de los dos minutos y medio que me regalas.
¡no se puede pedir más!
¡Que tengas también un estupendo día!
¡Jodo!...Jose Miguel, Maite, lo vuestro va en serio... y más desde que se ha hecho público que no es la foto nº 8.
A mi no lee como a tí, jaja.
Sencillamente, sublime. Tengo la dicha de haber asistido a una memorable versión de La Boheme en el Maestranza, allá por el 92; para mí, fue el espectáculo más completo que he visto en mi vida. Puccini emociona siempre, grande entre los grandes.
Gracias por este momento, José Miguel.
Desde mi noche , escuchando este regalo que dejo en cuaderno Ridao san , Puccini nos emociona con sus óperas majestuosas , llena de emoción ,ternura y drama .
Mi preferida es Madame Butterfly en la mágica voz de María Callas y acompañada de una suntosa orquestación nos atrapa hasta las lágrimas ..
Uhyyyyyyyy me encanto este homenaje .
Yuriko
Eso hacía Puccini precisamente, Javier, magia.
Me alegro que la música te endulzara el café, Maite. Es la mejor manera de empezar un día.
Ya ves, Jesús, si hubiera sido el nº 8 estarías tú poniéndome 10 comentarios en cada entrada.
Juan Antonio, sublime Puccini, sublime el aria y sublime la voz de Gheorghiu. No fui a esa Bohème, pero sí vi más adelante Madama Butterfly y Turandot en el Maestranza.
Rosna, estuve a punto de hacer una entrada sobre Butterfly, con el aria "Un bel di vedremo...", pero la he dejado para otro día.
Un abrazo a todos.
Qué buen momento, Ridao.
Gracias mil
Mil de nadas, Julio.
JM, y si en Puccine no destaca la forma de su cabeza, como en el caso anterior (Wunderlich), ¿a qué se debían sus virtudes?
En Puccini no sé, pero ciertos compositores contemporáneos deben de destacar especialmente por la forma de la cabeza, pero no de la que está encima de los hombros precisamente, sino de otra, porque escriben música con la puntarnabo.
Espero haber resuelto tu duda, Ricardo.
Verdaderamente el genio y el arte de Puccini eleva el alma dejándola suspendida en ese momento mágico, sublime y sin ánimo de retorno.
Uno quisiera perpetuar el momento de la escucha que es lo mismo que perpetuar la caricia de los sentidos.
¡Maravilloso!
(A propósito Ridao, me pareció verte compartir la primera fila con lo más representativo de la nobleza europea...)
Un cariño grande.
Liliana, mi natural modestia me impidió comentar ese detalle en la entrada, pero ya que tú lo comentas tampoco lo voy a ocultar. Ahora te explicarás dónde aprendí mi exquisito vocabulario.
Y mil gracias por escribir en mi comentario unas palabras tan bellas: "Uno quisiera perpetuar el momento de la escucha que es lo mismo que perpetuar la caricia de los sentidos". Úsalas para tu cuaderno, a mí me ha encantado.
Cariños, cariño (me estoy argentinizando, aunque el segundo cariño es de mis andurriales).
¡Qué alegría al descubrir este blog! He disfrutado mucho leyendo tu entrada sobre Puccini y los comentarios posteriores. Me sumo a la felicitación y dejo aquí el enlace con dos blos que espero que interesen a alguien:
http://lahistoriadedonquijote.blogspot.com
http://giacomopucciniatravesdesuscartas.blogspot.com
Pues qué te voy a decir, querido Ridao, sobre esta entrada, sino que me fascina, como todo lo que atañe a cierta clase de música.
En enero fuí a ver La Traviata, de Verdi, y salí maravillada por ciertos momentos que antes me habían pasado desapercibidos, como el diálogo entre la protagonista y el padre de su novio.
A la semana siguiente se representaba Madame Butterfly y no pude ir. Una pena.
Es muy de agradecer que, además de tus textos, nos dejes el vídeo.
Un beso y gracias, de verdad
Bienvenido, Darío, me ha gustado mucho ver que tienes un blog dedicado a Puccini; lo leeré con gusto.
Mery, me sigues dando envidia. Traviata, Butterfly casi... En fin, ya me llegará el turno, espero; por ahora me conformo con mis CDs y youtube.
Un abrazo.
Emocionante José Miguel. En un par de semanas dejaré en mi blog una entrada adornada por uno de los que escriben música con la puntarnabo (léase etiqueta Músicos). Te dejaré que la disfrutes a escondidas.
Volviendo a la tuya repito lo de emocinante y le añado los pelos de punta.
Un abrazo sopranero.
Espero impaciente esa entrada, Álex. Promete mucho...
Si, youtube es muy productivo.
¿No dijiste una vez que viviste al lado del Auditorio, en Madrid?
¿O no eras tu? Ya tengo mis dudas.
Sí, era yo, en la calle Vinaroz.
Uno no puede asistir a una (buena) representación de Puccini sin que se le arrase el rostro en lágrimas que lo son de dulzura, tisteza y felicidad.
Hace poco le dediqué un homenaje, a quien pueda interesar:
http://www.jmjurado.org/?q=node/264
Hace poco vimos en El Maestranza (marzo) la Fanciulla del West que tiene una orquestación con una cromatismo delicioso, fue preciosa.
Pero ya viene Tristán, e Isolda, y el amor y la muerte y Wagner...
Veo que compartimos pasión, José María. Me perdí la Fanciulla y me perderé Wagner, no se pueden tener tantos niños. Vi Tannhäuser y Lohengrin, y mi sueño es ir a Bayereuth; incluso hice mis pinitos cantando...
Veré tu homenaje a Puccini.
Pues qué suerte, la Música a unos metros de tu puerta; y no vivías lejos de mi casa. Yo en Arturo Soria.
Un abrazo
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