sábado, 4 de junio de 2011

Apuntes (106): O fingidor


Se sentía tan desgraciado que creía ser culpable de lo desgraciado que era.


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A veces, al leer una entrada de un diario, se nota una impostura escandalosa, de la que probablemente ni el propio autor era consciente al escribirla. A mí me ha pasado al releer apuntes antiguos de mi cuaderno. La escritura, si no honesta, ha de ser al menos creíble. No se trata de decir la verdad, sino de escribir con convicción. Y esto mismo se aplica, con mayor fuerza aún, a la poesía.

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Culturalismo: culturismo intelectual.

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Me molesta la exhibición de ideologías que hacen algunos escritores. Aunque a mí me espante la mera mención de esa palabra, todo el mundo es libre de tener las ideologías que considere oportuno, y de airearlas, pero cuando se trata de un escritor, éstas se inmiscuyen inevitablemente en su obra, y la contaminan, generando una corriente de odio o simpatía que sólo puede perjudicar la lectura. No me gustan los escritores ideólogos, sino los que tienen grandes ideas.

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¡Qué estimulante es la soledad buscada, y qué terrible la sobrevenida!

5 comentarios:

  1. Ideologías vendo y para mí no tengo... dicen algunos.

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  2. La libertad y la soledad son sinónimos de segundo grado.

    Pero joder, a veces la libertad sabe ser tanta que sofoca.

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  3. Dyhego: yo ni tengo, ni vendo, ni me gusta estar jodiendo (al prójimo, se entiende).

    Pues no había caído, Arrowni. Segundo grado de consanguinidad, diría yo. ¿Mejor sofocado que aborregado? No lo tengo claro...

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  4. El primer párrafo me ha recordado un poema de Manuel Machado:
    Mi pena es muy mala
    porque es una pena
    que yo no quisiera
    que se me quitara.

    Un abrazo de buenas noches

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  5. Magnífico poema, gracias. Lo que aprendo contigo...

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