Y Dios creó el antipoema
Un viejo sapo se caló las antiparras
con cuidado de no llenarlas de barro
y entonó una salmodia nauseabunda.
Catorce días y diez noches duraron los fastos.
Uno, que dicho sea de paso no está para gilipolleces,
cogió recado de escribir y constató la farsa
rasgando con esmero los cuatro últimos versos.
Después, muy despacito,
estampó el obsceno sapo a modo de sello.
Aún gotea la hiel viscosa
por la pantalla de mi nuevo iPad.
Monsieur Ridao:
ResponderEliminarLo mismo si le da usted un morreo al sapo se convierte en, yo qué sé, la rusa ésa de los gorgoritos operísticos que tanto le gusta a usté..........
Salu2 saperísticos.
Mejor que otro morree al sapo y yo me quedo con la rusa.
ResponderEliminarridao, macho...
ResponderEliminarte has cargao a la rana de Kellogg's...
¡Verdad! Y eso que yo sigo tomando smacks, a mis taitantos. Pero bueno, no es lo mismo una rana que un joío sapo...
ResponderEliminarPues a mí me gustan más los sapos que los rabilargos. ¿Tuquedise?
ResponderEliminarQué quieres que te diga, que no hay coló, hasta en guiso con papas están mejores.
ResponderEliminarÉ o no é...
Abrazos muchoscuerneros.