jueves, 14 de junio de 2012

Y Dios creó el antipoema


Un viejo sapo se caló las antiparras
con cuidado de no llenarlas de barro
y entonó una salmodia nauseabunda.
Catorce días y diez noches duraron los fastos.
Uno, que dicho sea de paso no está para gilipolleces,
cogió recado de escribir y constató la farsa
rasgando con esmero los cuatro últimos versos.
Después, muy despacito,
estampó el obsceno sapo a modo de sello.
Aún gotea la hiel viscosa
por la pantalla de mi nuevo iPad.

6 comentarios:

  1. Monsieur Ridao:
    Lo mismo si le da usted un morreo al sapo se convierte en, yo qué sé, la rusa ésa de los gorgoritos operísticos que tanto le gusta a usté..........
    Salu2 saperísticos.

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  2. Mejor que otro morree al sapo y yo me quedo con la rusa.

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  3. ¡Verdad! Y eso que yo sigo tomando smacks, a mis taitantos. Pero bueno, no es lo mismo una rana que un joío sapo...

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  4. Pues a mí me gustan más los sapos que los rabilargos. ¿Tuquedise?

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  5. Qué quieres que te diga, que no hay coló, hasta en guiso con papas están mejores.

    É o no é...

    Abrazos muchoscuerneros.

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