Poética (2)
Es preciso escribir de lo que se siente y de lo que se conoce de primera mano; lo demás es puro engaño, un tomar prestadas las vivencias ajenas, un ansia de inspiración basada en la genialidad de otro. Mejor, pues, no decir nada, dejar pasar la vida como un carrusel de caballos repetidos y prestar oídos atentos al mecanismo interno de nuestra agonía.
Salu2 sevillanos, monsieur Ridao.
ResponderEliminarVirgilio jamás participó, que se sepa, en ninguna batalla. Pessoa no vivió ni la vida de Caeiro ni la de Álvaro de Campos (por ejemplo, no sabía conducir, aunque AdeC sí; recuérdese "Al volante del Chevrolet..."). No consta que Dante recorriese de veras el otro mundo (ni siquiera que lo haya). Shakespeare..., et sic de caeteris. No es imprescindible limitarse a la propia experiencia. Podemos por tanto sentir, y expresar con autenticidad, lo que no hemos vivido ni "conocemos de primera mano". Es cuestión, pienso, de amplitud de espíritu, y sobre todo de talento.
ResponderEliminarYa he visto tu foto, Dyhego, y me alegro de que te esté gustando la ciudad, a pesar de la lluvia.
ResponderEliminarNo creas que no he pensado en Pessoa, Pedrete, pero él sentía plenamente lo que escribía, y a eso me refiero: eso es lo que da autenticidad a una obra, no es necesario tener una vida ajetreada, pero sí una corriente interna fecunda, plena.
Abrazos.
Dicho así, me apunto, claro. Amplitud de espíritu y talento, dije yo; ¿no vendrá a ser lo mismo?
ResponderEliminarEse mismo mecanismo interno que a veces no te deja dormir.
ResponderEliminarUn abrazo, José Miguel.
De lo que se siente no, por amor de Dios. Vade retro.
ResponderEliminarLo mismo es, Pedrete.
ResponderEliminarPaco: ...y otras veces hace que desees no despertarte nunca.
Bueno, Antonio, se puede disfrazar un poco ese sentimiento.
Abrazos.