sábado, 11 de mayo de 2013

Del Tiempo


El Tiempo es nuestro amo. Nos aupamos a él al nacer y ya es imposible descabalgar. Es una cárcel implacable que nos conduce a la muerte, y a cada instante van subiendo en su lomo nuevos pasajeros que nos acompañarán en nuestro destino antes o después, con los que compartimos cabalgadura y sabemos unos de otros mediante un invento llamado historia. Quiero pensar que el Tiempo, nuestro Tiempo, no es único, y existen multitud de caballos alados que recorren caminos paralelos, gentes con historias diversas cuyos caminos nunca se cruzan, y que pueblan con una cuarta dimensión un mundo multiplicado hasta el infinito. Un mundo inconmensurable, múltiple de hombres y otros seres, de cosas que giran en espacios y tiempos innúmeros. Y aun así creemos, con razón, que somos algo... 

3 comentarios:

  1. Monsieur Ridao:
    Ya que no podemos con el tiempo, unámonos a él...
    Salu2 temporales.

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  2. Excelente texto. Y genial el lema de Dyhego; en verdad, es un enemigo invencible al que trae más cuenta unirse.

    Un saludo.

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  3. Gracias, Antonio. Y sí, Dyhego lo ha clavado, hay que hacer del tiempo un aliado. La arruga es bella, y las canas, y las calvas...

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