Uno tiene mucho ganado en la vida si sabe lo que puede esperar de los otros, aprovecha todo lo que estos le pueden ofrecer y jamás espera nada de quien nada tiene que dar. A cambio, nos acercaremos a la felicidad si repartimos a manos llenas nuestros mejores dones, porque estos son inagotables y la felicidad del prójimo es la nuestra.
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