miércoles, 18 de mayo de 2022

Dos años

La muerte de tu compañera te ha enterrado en vida. Ellos pueden seguir, porque tienen una vida que vivir, pero tú lo fiaste todo a una carta milagrosa que te sonrió con una luz abrumadora para luego apagarse poco a poco hasta desaparecer, metiendo el frío eterno en tus entrañas. Et lux perpetua luceat eis, pero no estaré yo allí para calentarme.

Dum vita est spes est. Hace ya tiempo que no hay vida, y te engañas si crees que hay esperanza. De nada sirve esperar; como mucho para que pase el tiempo y no cure las heridas. La sangre mana a borbotones, pero la vida aún no se extingue.

Dies irae, dies illa. Quantus tremor est futurus.

El terror está en el presente, cuando el tiempo se paró para siempre.

3 comentarios:

  1. Sólo puedo mandarte un abrazo, José Miguel.
    Salu2.

    ResponderEliminar
  2. Por si te sirve de algo, querido JOsé Miguel, cuando estoy abatido, me reconforta hablar con mi padre, que está en el cielo (o sea, en la habitación de al lado), y me siento por él abrazado y bendecido. Un abrazo grande de tu amigo calvo.

    ResponderEliminar