No hay pastilla para este dolor. Ni terapia. Ni remedio. No es dolor, es vacío, es pérdida inapelable. No hay descanso tampoco. Los recuerdos dulces se hacen amargos. Y duelen. Y no importa que pase el tiempo, como me decían. Si acaso lo acrecienta, porque estoy más lejos de la dicha. Quizás no es bueno haber sido tan feliz. No lo sé. Hace tiempo que ya no sé nada.
Porque hoy es martes
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Porque hoy es martes, existe la perspectiva del miércoles. Además, el
lector habitual de NeG leerá una de las entradas que vengo editando desde
que me inco...
Hace 18 horas
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