sábado, 23 de abril de 2016

W.H. Auden: Refugee Blues


He abierto esta mañana al azar un libro de Auden que tengo desde hace tiempo en mi mesilla de Alájar, al que no le hago mucho caso, y me ha aparecido como por ensalmo este poema escrito en 1939. La indiferencia ante el sufrimiento ajeno es intemporal, como el egoísmo.

Esta ciudad tiene millones de almas,
Algunas viven en mansiones y otras en agujeros:
Pero no hay lugar para nosotros, querida, no hay lugar para nosotros.

Una vez tuvimos un país, y lo veíamos justo,
Mira en el atlas y allí lo encontrarás:
Y ahora no podemos ir, querida, ahora no podemos ir.

En el patio de la iglesia crece un viejo tejo,
Cada primavera sus flores se renuevan:
Los viejos pasaportes no, querida, los viejos pasaportes no.

El cónsul golpeó la mesa y dijo,
"Si no tenéis pasaporte estáis oficialmente muertos":
Pero aún estamos vivos, querida, aún estamos vivos.

Fui a un comité, me ofrecieron un cargo;
Me ofrecieron cortésmente volver el año siguiente:
¿Pero dónde iremos hoy?, querida, ¿pero dónde iremos hoy?

Acudí a un discurso; el orador se alzó y dijo;
"Si les dejamos entrar, robarán nuestro pan":
Hablaba de ti y de mí, querida, hablaba de ti y de mí.

Creí oír el trueno retumbando en el cielo;
Era Hitler sobre Europa, que decía, "Deben morir":
Oh, pensaba en nosotros, querida, pensaba en nosotros.

Vi un caniche con un abrigo abrochado,
Vi una puerta abierta por donde entraba un gato:
Pero no eran judíos alemanes, querida, no eran judíos alemanes.

Bajé al puerto y llegué al muelle,
Vi peces nadando como si fueran libres:
Tan solo a cuatro metros, querida, tan solo a cuatro metros.

Caminaba por un bosque, vi los pájaros en los árboles;
No tenían políticos y cantaban a su antojo:
No eran de la raza humana, querida, no eran de la raza humana.

Soñé que veía un edificio de mil plantas,
Mil ventanas y mil puertas:
Ninguna era nuestra, querida, ninguna era nuestra.

Estaba en una gran llanura mientras la nieve caía;
Diez mil soldados marchaban de un lado a otro:
Nos buscaban a los dos, querida, nos buscaban a los dos.





Say this city has ten million souls,
Some are living in mansions, some are living in holes:
Yet there's no place for us, my dear, yet there's no place for us.

Once we had a country and we thought it fair,
Look in the atlas and you'll find it there:
We cannot go there now, my dear, we cannot go there now.

In the village churchyard there grows an old yew,
Every spring it blossoms anew:
Old passports can't do that, my dear, old passports can't do that.

The consul banged the table and said,
"If you've got no passport you're officially dead":
But we are still alive, my dear, but we are still alive.

Went to a committee; they offered me a chair;
Asked me politely to return next year:
But where shall we go to-day, my dear, but where shall we go to-day?

Came to a public meeting; the speaker got up and said;
"If we let them in, they will steal our daily bread":
He was talking of you and me, my dear, he was talking of you and me.

Thought I heard the thunder rumbling in the sky;
It was Hitler over Europe, saying, "They must die":
O we were in his mind, my dear, O we were in his mind.

Saw a poodle in a jacket fastened with a pin,
Saw a door opened and a cat let in:
But they weren't German Jews, my dear, but they weren't German Jews.

Went down the harbour and stood upon the quay,
Saw the fish swimming as if they were free:
Only ten feet away, my dear, only ten feet away.

Walked through a wood, saw the birds in the trees;
They had no politicians and sang at their ease:
They weren't the human race, my dear, they weren't the human race.

Dreamed I saw a building with a thousand floors,
A thousand windows and a thousand doors:
Not one of them was ours, my dear, not one of them was ours.

Stood on a great plain in the falling snow;
Ten thousand soldiers marched to and fro:
Looking for you and me, my dear, looking for you and me.