Estos días ardientes y este amor en la ausencia.
¡Quién tuviera la triste fortuna del poeta!
El cuaderno de José Miguel Ridao
Estos días ardientes y este amor en la ausencia.
¡Quién tuviera la triste fortuna del poeta!
Por un tiempo debe haber dolor--
Por un muy breve espacio
Perderé la visión de su rostro,
Retomaré de nuevo la rutina
Mientras Ella descansa en su sepulcro.
Por un tiempo este dolor debe durar,
Por un muy breve intervalo
Emitiré más suspiros que sonrisas
Hasta que el tiempo me dé una cura,
Y los días de aflicción me embauquen.
En ese tiempo estaremos separados,
Por una pequeña cantidad de años,
Hasta que se acerquen mis últimas horas,
Y, por encima del latido de mi corazón,
Oiga Su voz en mis oídos.
Pero yo no entenderé --
Embarcado en un amor postrero,
No conoceré a aquella por la que luché,
Hasta que me extienda la mano,
Y diga, "Quién sino yo tiene derecho?"
Y de una noche de zozobra
Me lleve a salvo hacia la tierra.
&
For a season there must be pain-- For a little, little space I shall lose the sight of her face, Take back the old life again While She is at rest in her place. For a season this pain must endure, For a little, little while I shall sigh more often than smile Till time shall work me a cure, And the pitiful days beguile. For that season we must be apart, For a little length of years, Till my life's last hour nears, And, above the beat of my heart, I hear Her voice in my ears. But I shall not understand-- Being set on some later love, Shall not know her for whom I strove, Till she reach me forth her hand, Saying, "Who but I have the right?" And out of a troubled night Shall draw me safe to the land.
Escucho el adagietto de la quinta sinfonía de Mahler y mi vida desfila ante mis ojos. No es gran cosa mi vida, un pobre conjunto de banalidades, si exceptuamos el único amor. El peso de sentir, decía Pessoa, y eso es lo que me abruma mientras oigo las cuerdas in crescendo. No me dicen nada y me dicen todo. Tadzio; ¿o se llamaba Tesio? Ahora es fácil averiguarlo, pero no merece la pena, ¿para qué? No tengo nada en común con ese muchacho, pero la música nos une.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi
questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.
Cosí li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,
quel giorno sapremo anche noi
che sei la vita e sei il nulla.
Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.
Todas las palabras que hablo,
y todas las palabras que escribo,
deben despegar incansables sus alas,
y nunca descansar en su vuelo,
hasta que lleguen dónde está tu triste, triste corazón,
y te canten en la noche,
más allá de donde se mueven las aguas,
oscurecidas por la tormenta o rutilantes de estrellas.
&
All the words that I utter,
And all the words that I write,
Must spread out their wings untiring,
And never rest in their flight,
Till they come where your sad, sad heart is,
And sing to you in the night,
Beyond where the waters are moving,
Storm-darken’d or starry bright.