lunes, 11 de marzo de 2013

Titta Ruffo, genio y figura...


Impresionan las líneas que dedica Arturo Barea al barítono Titta Ruffo en la primera parte de su apasionante autobiografía La forja de un rebelde, de la que hablaré con detenimiento otro día:
Es un efecto tremendo oír cantar al lado de uno. Conforme estoy sentado detrás del bastidor, los cantantes vienen a veces y desde allí cantan lo que en el teatro llaman canciones internas. Los veo de abajo arriba, con sus trajes de seda, cantando y mirando al director de orquesta a través de una rendija en la decoración. La voz vibra de tal manera que se ven todas las carnes del cantante bailotear y quedarse temblando en las notas agudas. Hay dos excepciones: Titta Ruffo y Massini Pieralli. Cuando cantan no vibran ellos, vibra todo lo que hay al lado de ellos. Vibro yo y si pongo una mano en la madera de la armadura de la decoración, también la madera está vibrando. Les sale y les entra el aire en el pecho como en un fuelle de fragua, y es sólo la garganta lo que suena. Al lado de ellos, se les mira la boca y no se oye salir de ella ningún sonido, pero después suena todo, así que se les ve articular las palabras con los labios, con la lengua y con los dientes y quien las pronuncia es el escenario, la decoración, los telares, la orquesta, el público, la sala, el teatro todo, hasta la luz de la batería parece que suena. Esto lo llaman en el teatro emisión de voz.
Y claro, después de una descripción así entran ganas de escuchar al dueño de la voz, algo que hoy en día es posible gracias al maravilloso invento de internet. Con ustedes, el gran Titta Ruffo canta el aria de Germont de La Traviata (Plácido Domingo anda ahora haciendo este papel de barítono en el Met, a sus 72 años), Di provenza il mar, il suol. La grabación es de 1907, aproximadamente la época en que Barea, un golfillo de Lavapiés, lo escuchaba entre bastidores. El director Tulio Serafin dijo que a lo largo de su carrera conoció grandes voces, pero sólo tres milagros: Caruso, Ruffo y Ponselle.



Y para rematar la entrada, una anécdota que cuenta Barea recordando a Ruffo y que habla de su sentido del humor, poco convencional para la época:
Cuando hay función regia a veces viene el rey a verlos y entonces la rotonda se llena de policías que miran de mala manera a todo el mundo y de militares en traje de gala que vienen detrás del rey. A Anselmi, como es muy elegante, le alegran mucho estas visitas, pero a Titta Ruffo, que dicen fue carretero, le enfadan. Una noche llegaron los policías y empezaron todos a decir: «¡Que viene el rey!». Echaron a todo el mundo, menos a las coristas y a las visitas que eran duques o cosa así y tenían sombrero de copa. Y todos se quedaron muy callados esperando la llegada del rey. Conque, va Titta Ruffo y con el vozarrón que tiene y la puerta del cuarto abierta empieza a cantar:
- ¡Mierda! ¡Miieerda! ¡Miieerda! ¡Mierdaaaa!
Nadie se atrevía a decirle nada y él venga a cantar todo lo fuerte que podía. Al rey no le debió de gustar, porque después el comisario regio que tiene el teatro le preguntó si no podía cantar otra cosa.
- Sabe usted -le dijo Titta Ruffo-, es una palabra que va muy bien para ensayar la voz. Tiene el mi, el re y el la.
Y desde entonces, antes de salir a cantar llenaba de «mierdas» todos los pasillos del Real. Cuantos más sombreros de copa había, más «mierdas» soltaba.
Genio y figura...

sábado, 9 de marzo de 2013

Ese pedazo de Ignacio


Gracias a mi amigo Álex me he acordado hoy de hace dos veranos, cuando Alájar fue tomada por las huestes bollywoodienses que nos revolucionaron a todos con su colorido y sus fachas exóticas (aunque la convivencia con los hippies hace que no nos asusten las indumentarias más extrañas). Y quiero rescatar el vídeo de promoción de la película, en el que aparte del buen hacer del cuerpo de baile y lo pegadizo de la música... ¡Salen mis niños en el segundo 6''!, concretamente Ignacio y Jaime en primer plano con una camiseta a rayas azules. Se conoce que el meneo de cintura de Ignacio llamó la atención del cámara y hala, sin pedirme permiso ni na a mí, su manager, van y lo cuelgan en internet para que lo vea la India entera.
 

jueves, 7 de marzo de 2013

Despertares


Crisantemos en flor, ranas ahogadas
en el agua de las primeras horas,
honda y sombría.
La mirada al frente, rostros veloces
se deslizan encima de las tapias.
Y no duelen los años...
El sueño de la nada desemboca
en unas mariposas frías
que tiran suavemente de las sábanas
para arrojarnos muertos a la vida.
Y no duelen los días,
y no vuelven las ranas,
y los amaneceres pálidos
siguen vistiendo la mañana.