Desconexión
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Busto F.C. (gres cocido y pátina de bronce)
*A*migos. Estaré unos días desconectado, alejado del blog.
Miraré no demasiad...
Hace 8 horas
El cuaderno de José Miguel Ridao
Leo en el último número de la revista National Geographic un magnífico artículo sobre uno de los últimos lugares en África donde las tribus mantienen tradiciones y formas de vida ancestrales, a salvo hasta hace bien poco de las colonizaciones europeas y del llamado “progreso”. Practican ritos donde el dolor y la muerte están muy presentes: ataques salvajes, venganzas de sangre, muerte a recién nacidos para matar el mingi (la mala suerte)... Dependen del escaso ganado y de las cosechas de sorgo tras las crecidas del río Omo, igual que sucedía hace milenios en el Nilo.
RPB = nº seguidores / nº blogs que se siguen
Si la puntuación es:
0: dedícate a otra cosa, macho, que tu blog no interesa a nadie, o bien: no tienes activado el módulo de seguidores.
Entre 0 y 0,8: tu blog interesa más bien poco, o bien: eres un agonía y pinchas en todos los blogs que visitas.
Entre 0,8 y 1,2: lo normal: sigues y eres seguido.
Entre 1,2 y 2: enhorabuena. Tu blog es muy popular.
Entre 2 y 5: te veo un poco chulito, con eso de seguir pocos blogs.
Entre 5 y 50: ¿pero tú qué te has creído?
Más de 50: tú lo que eres es un mierda.
Infinito: así cualquiera: no sigues ningún blog, y basta con que te sigas a ti mismo.
P.S. Mi puntuación es de 8,5
No veáis la que se ha formado en Alájar hasta ayer mismo. El pueblo se ha llenado de indios, pero no de los que llevan plumas y disparan a los cowboys, sino indios de la India, que han venido a rodar una película de Bolivú. Por si no lo sabéis, Bolivú es como Jolivú pero en indio, y con más dinero, más estrellas, más espectadores y más todo. Han revolucionado el pueblo entero. Lo primero ha sido tomar la plaza del ayuntamiento y decorarla al estilo de una verbena popular andaluza, con su tablao, geranios, mantones de manila colgados de los balcones y demás parafernalia, que estaba la plaza mucho más bonita que en las fiestas de los Ángeles, dónde va a parar, y después venga a gastar dinero. Los indios éstos están entacaos. Lo menos eran cien, y otros tantos españoles que habían contratado para la parte técnica, además de grúas, caravanas, catering... hasta un toro mecánico. Y también tenían que pagar a los extras, que se ha apuntado medio pueblo. A cincuenta euros diarios. Eso sí, las sesiones eran desde las siete de la tarde hasta las siete de la mañana del día siguiente. Hay que ver lo que han tenido que aguantar los pobres extras: cientos de tomas fallidas hasta dar con la buena, y venga a recomponerse el peinado, a hacer como que charlaban animadamente, a bailar por sevillanas. No me extraña que se hayan ido rajando, y el último día casi que ha tenido que salir de extra el director.
Agosto es un mes de sequedades, en el tiempo y en el entendimiento. El calor lo nubla todo; lo que antes fluía como un río limpio ahora se atasca en una ciénaga maloliente. Sólo hay una forma de combatir el tedio: obligándose a "hacer", y después tratar de descansar sin pensar en nada en concreto, como si la vida no fuese con nosotros. Agosto es la "no vida", las antípodas de la primavera, tan diferente del otoño, donde la sangre vuelve a fluir con fuerza por mucho que se diga que es tiempo de muertos y de muerte, preludio del largo invierno, donde también hay vida debajo del frío. El calor adormece, y el frío vivifica. Prefiero los Buenos Aires de Liliana, donde ahora estarán en medio del invierno, a esta luz cegadora que cae a pico sobre los ojos y no me deja ver más allá de la cal blanca del caserío.
Hay quien escribe porque se lo pide el cuerpo; otros para tener la esperanza de que les lean. También hay quien de esa manera se responde a preguntas íntimas, o conjura fantasmas que no le dejan dormir. Se puede escribir para la galería, o sólo para uno mismo, o para los amigos, la familia y las novias (¡ah, el género epistolar!). Los menos se ganan la vida con su pluma, y hacen, los pobres, de la escritura su medio de vida, vendiéndose al mejor postor, mientras que los escritores engreídos que han publicado cien libros vendiendo doscientas copias los desprecian por fuera y los envidian por dentro. Aún hoy sobreviven los negros, que mantienen la fama de los escritores reputados a cambio de unas monedas. Los articulistas son currantes de la pluma, y se dejan unos esfuerzos que podrían valerles para glorias más duraderas y menos lucrativas. ¿Y dónde dejamos a los escritores blogueros? Los hay de todo tipo, desde el que no distingue la b de la v, ni falta que le hace, hasta el escritor encumbrado que abre un blog y se digna a compatir con el pueblo internetero su inconmensurable talento. Hay escritores incomprensibles, gnómicos, que se recrean en el retorcimiento; otros alardean de sencillez bajo la capa de una erudición trabajada; los hay pesados, hasta coñazos, amenos, superficiales, fantasmones, folletinescos, polémicos, falsamente inocentes (no existe la inocencia en la escritura), taimados, acarajotados (imprescindibles en verano); acapullados (los más); maravillosos (los menos), acomplejados, agilipollados, atormentados, infames, divertidos, incisivos, hombres, mujeres, moñas, incluso niños... ¡Qué bello es escribir!