jueves, 13 de enero de 2011

Paul Verlaine: Romances sans paroles (III y V)


Traigo en esta entrada dos poemas de Paul Verlaine, correspondientes a la primera sección, Ariettes oubliées, de su obra Romances sans paroles. Es tan exquisito el uso que hace el poeta de la lengua francesa que al traducirlos me he sentido casi como si estuviera cometiendo un sacrilegio. He renunciado expresamente a mantener la rima y el metro, y me he dedicado a escoger con mimo las palabras más adecuadas, que permitan al menos vislumbrar la grandeza de estas dos obras maestras.


III

Il pleut doucement sur la ville.
Arthur Rimbaud
Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville;
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur?

Ô bruit doux de la pluie
Par terre et sur les toits!
Pour un coeur qui s'ennuie,
Ô le chant de la pluie!

Il pleure sans raison
Dans ce coeur qui s'écoeure.
Quoi ! Nulle trahison?
Ce deuil est sans raison.

C'est bien la pire peine
De ne savoir pourquoi
Sans amour et sans haine
Mon coeur a tant de peine!


Llueve dulcemente sobre la ciudad.
Arthur Rimbaud
Llora en mi corazón
como llueve sobre la villa.
¿Qué es esta languidez
que invade mi corazón?

¡Oh dulce ruido de la lluvia
en la tierra y en los tejados!
Para un corazón que sufre,
¡oh el canto de la lluvia!

Llora sin motivo
en este corazón que se diluye.
¡Qué! No hay traición?
Es un duelo sin motivo.

¡Es la mayor de las penas
no saber por qué
sin amor y sin odio
mi corazón tiene tanta pena!


V

Son joyeux, importun d’un clavecin sonore.
Pétrus Borel

Le piano que baise une main frêle
Luit dans le soir rose et gris vaguement,
Tandis qu'un très léger bruit d'aile
Un air bien vieux, bien faible et bien charmant
Rôde discret, épeuré quasiment,
Par le boudoir longtemps parfumé d'Elle.

Qu'est-ce que c'est que ce berceau soudain
Qui lentement dorlote mon pauvre être?
Que voudrais-tu de moi, doux Chant badin?
Qu'as-tu voulu, fin refrain incertain
Qui vas tantôt mourir vers la fenêtre
Ouverte un peu sur le petit jardin?


Sonido alegre, molesto, de un clavicémbalo.
Pétrus Borel


El piano que besa una mano delicada
brilla vagamente en la tarde rosa y gris,
mientras que un ruido alado, muy ligero,
un aria antigua, débil y encantadora
merodea discreta, casi asustada,
en el salón perfumado de Ella.

¿Qué es esta niñez repentina
que mima lentamente mi pobre ser?
¿Qué quieres de mí, dulce canto juguetón?
¿Qué has buscado, fino estribillo incierto
que vas pronto a morir hacia la ventana
abierta brevemente sobre el pequeño jardín?

9 comentarios:

José María JURADO dijo...

Verlaine, en estos poemas fue el más grande, el más grande entre los grandes, el mejor.

Las traducciones nos deben animar a volver al francés, ¡musique!

José Miguel Ridao dijo...

¡Caramba, a eso le llamo yo rapidez! Hay que leerlo en francés, como sea. A mí la traducción me sirve para zambullirme en el poema, y es una experiencia gloriosa. Un abrazo, José María. Algo he leído de que estabas malo, espero que ya estés recuperado.

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
Conocía el primero pero no el segundo.
Salu2.

José Miguel Ridao dijo...

El primero es una maravilla, Dyhego. Creo que hasta le puso música Debussy.

Saludos franchutes.

Mery dijo...

Qué maravillosamente suena Verlaine en su lengua. Y también se te agradece la traducción, por supuesto.
Veo que estás dulcemente afrancesado, Ridao.
Disfruta mucho tu reader.
Buenas noches

José María JURADO dijo...

La rapidez es gracias al reader, al googlereader...

Sí, una mala gripe, poca cosa, pero mu chunga.

Gracias.-

José Miguel Ridao dijo...

Eso hago, Mery. Es curioso cómo cada idioma tiene su cadencia. Yo diría que su estado de ánimo.

Me alegro, José María. Que todo sa eso.

Beso y abrazo.

bambu222 dijo...

Me quedo con el segundo poema,en francés,pero se agradece la traducción.Abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Sí, ese poema no lo conocía, y me ha seducido a mí también. Casa muy bien con el título "Ariettes oubliées".