lunes, 7 de febrero de 2011

Apuntes (LXII): Más allá del tiempo


En la última tertulia de Los Mercuriales se propuso el tiempo como tema a tratar. Como no hice los deberes en su día, traigo aquí una serie de reflexiones en torno a este asunto tan cercano como misterioso.

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El tiempo es como un carrusel en el que estamos subidos y del que no nos podemos bajar. Sabemos que antes o después se detendrá, y tratamos de disfrutar lo máximo posible hasta que llegue ese momento, que llega, y siempre por sorpresa.

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Porque cuando morimos, el tiempo, nuestro tiempo, se detiene, aunque los caballitos de los demás sigan girando.

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El muerto está fuera del tiempo, y por eso nadie entiende la muerte, porque no se concibe nada sin el tiempo.

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Resucitar es volver a la rueda del tiempo, pero yo nunca he visto a nadie que lo haya logrado, a no ser que los que nacen, y se suben radientes de ilusión al caballito, sean los mismos que acabaron su viaje unos minutos antes. Y eso nadie lo sabe.

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Ni siquiera tiene importancia que sean o no los mismos, si de todos modos ya no se acuerdan, y nadie se acuerda ya de ellos.

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El hombre es inmortal: pasa del tiempo al no-tiempo, y de éste al tiempo, en un ciclo que no puede llamarse eterno, ni infinito, pues es preciso eliminar toda referencia temporal. Se trata de un ciclo vital absoluto, inefablemente humano.

8 comentarios:

Ignacio dijo...

El tiempo es lo que necesitamos para tener sensaciones, por eso necesitamos a Mercurio alado que las transmita.

Muñoz Escasso dijo...

El tiempo es algo sobre lo que me cuesta muchísimo reflexionar. Quizás por pereza; quizás porque es difícil esquivar a la matemática para "analizar" la cuestión.
Ayer me llevé el último párrafo de tu disertación y estuve en el baño dándole vueltas a la cosa, en vez de leer el as, como hago habitualmente.
Mi mujer me llamaba desde el salón diciendo que saliera, que ya no tenía catorce años.
Y a ver quien es el guapo que le explica que estaba reflexionando acerca del tiempo,del no tiempo, de la rueda que gira, y de inefabilidad humana.
Por cierto sigo igual que estaba.

Rocío. dijo...

Vamo a ver,que estoy múuu cabrea,en primer lugar,tengo pa tí,Ridao,a ver si escribes en español,que nos enteremos tos,o aún no sabes que por aquí también entramos las catetas,te lo digo,por lo últmo que has escrito,vamos,manda guevos,luego pal otro,que se tiene que meter en el baño,pa disertar sobre,el tiempo,pos anda que no es simple: es algo que nos dan,pa que lo vivamos,lo que haya detrás,creo que nuca lo averiguaremos,por eso,solo tenemos que aprovecharlo,y vivirlo,otro manda guevos,pal Escasso.
Aqui,la única que entiende es la Paqui,que a saber,que tendrá encima la mesilla,de tan alto voltaje,tendré que ir a investigar,pero lo que tengo claro,es que esta se ahorra,hasta permanente,con tanto voltaje,no me extraña,que esten toas las pelu,de marbella,vacías,por allí más e una se riza,el pelo ella sola,sin rulos ni,ná.Pos to esto es el tiempo,viviiiiiir.
Un beso guevero.

José Miguel Ridao dijo...

... Y a veces Mercurio se cortocircuita.

A quién se le ocurre, Escasso, eso no cuela ni de coña.

No te cabrees, Rocío, que es pa na.

Nos vemos pronto. Al tiempo...

soylapaqui.com dijo...

Rocío,se enfada con razón,Ridao,es que manda guevos,yo también te explico lo que es el tiempo,lo que hay que vivir,anda que no es fácil,manda guevos otra vez.

Muñoz Escasso dijo...

Desde aquí hago un llamamiento al señorito Joderlin, para que deje de jodernos la marrana.
Jodelirlin deja de atormentar a Ridao, que desde que te lee, no escribe, no bebe y me atrevería a aventurar que ha bajado su media sexual bastante.
La Señora Ridao y sus lectores agradecerán que desaparezcas de su vida.
Ridao: aparca la saudade, al Ulyses y al Joderlin y vuelve a Chiquito que da más alegrías.
Escribe de una vez hombre. Si no es por ti, hazlo por mis aspiraciones franciscanas. Desde que esto está parado no sé nada de la Paqui. Y eso no se puede aguantar.

Anónimo dijo...

post impresionante. Realmente disfruté la lectura de su blog.

José Miguel Ridao dijo...

Ya estamos de vuelta. A Jolderlin, que le Joldan...