domingo, 20 de febrero de 2011

Dulzura


He visto demasiadas lunas llenas
que luego se vacían poco a poco;
gloriosos amaneceres, tan bellos
como el ocaso espléndido que anuncian;
risas felices que acaban en llanto,
fuegos fatuos magníficos y efímeros;
jóvenes fuertes, puros, inmortales,
que pierden la partida con el tiempo;
soles y fuegos, destellos e ilusiones
que se vuelven marchitas y se apagan
en el albor de las primeras nieves.

Aún llora en el corazón del poeta
todos los días a la misma hora,
cuando el amor parece que no existe,
y tú tapas mis ojos, cielo mío,
para llevarme a casa dulcemente.

6 comentarios:

L.N.J. dijo...

Precioso poema José Miguel, esa dulzura tuya es un dulce muy sabroso. Rico-rico...

Besos.

Alejandro Muñoz dijo...

Magnífico, José Miguel... y déjate llevar.

Ángeles dijo...

Me gusta muchísimo el final. Cuanta ternura y delicadeza.
Un beso

Rafael Hidalgo dijo...

"Toda belleza duerme."

Fernando Arrabal

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
¡Me ha gustado eso de las lunas llenas que se vacían!
Ayer había luna llena y estaba preciosa.
Salu2.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias, Lourdes. Deberían componerse poemas comestibles.

Gracias, Álex. Eso llevo haciendo toda la vida.

Muchas racias, Ángeles, cuánto tiempo. Cada vez que doy en la diana, o eso creo, vienes a decírmelo.

Una cita sabia, Rafael. No voy a hacer el chiste fácil de la Bella durm... ¡lo solté!

No me fijé, Dyhego. Me centro demasiado en la pantalla.

Abrazos.