sábado, 17 de diciembre de 2011

Wilfred Owen: Disabled


Aguardaba las sombras en su silla de ruedas,
y temblaba en su traje sombrío y fantasmal,
sin piernas, sin un brazo. Las voces en el parque
se le antojaban tristes como una letanía,
voces llenas de gozo después de un día feliz,
hasta que un hondo sueño las apartó de él.

La Ciudad esos días se mecía risueña,
la luz se reflejaba en árboles celestes,
chicas encantadoras y un aire desvaído, -
Aquellos tiempos, antes de arrojar sus rodillas.
Ya nunca sentirá de nuevo la esbeltez
del talle de una chica, el calor de sus manos;
ahora todas le tocan como a una peste extraña.

Había un artista seducido por su cara,
más joven que la misma juventud, hace un año.
Ahora él es un viejo; su espalda ya no aguanta;
Se dejó su color a mil millas de aquí,
lo vertió por los cráteres hasta vaciar sus venas,
y pasó media vida al filo del peligro
y salió a borbotones de su muslo un río púrpura.

Un día corrió una mancha de sangre por su pierna,
después de un campeonato, y lo llevaron a hombros.
Fue después del partido, al tomar unas copas,
y decidió alistarse. – Aún no sabe por qué.
Dijeron que sería un dios en uniforme,
Por eso fue; también por contentar a Meg;
Sí, eso, contentar a las muchachas jóvenes.
Se dirigió al registro. No tuvo que rogar;
copiaron su mentira; edad: diecinueve años.

No sabía de enemigos; no le movía la culpa
de Alemania ni de Austria. Y el frío miedo del Miedo
llegó mucho después. Sólo pensaba en dagas
en sus lujosas vainas; en saludos marciales;
cuidado de las armas; atrasos y permisos;
espíritu del cuerpo; consejos a reclutas.
Y muy pronto partió entre dones y vítores.

Al volver le aclamaron, pero sin entusiasmo.
Tan solo un hombre grave le llevó algo de fruta;
también le dio las gracias; y preguntó por su alma.

Ahora pasará unos años en clínicas,
y se comportará como se espera de él,
y aceptará la pena que le puedan pagar.
Esta noche ha notado los ojos femeninos
resbalar sobre él hacia hombres enteros.
¡Es tarde, hace frío! ¿Por qué no vienen ya
a meterle en la cama? ¿Por qué no vienen ya?



He sat in a wheeled chair, waiting for dark,
And shivered in his ghastly suit of grey,
Legless, sewn short at elbow. Through the park
Voices of boys rang saddening like a hymn,
Voices of play and pleasure after day,
Till gathering sleep had mothered them from him.

About this time Town used to swing so gay
When glow-lamps budded in the light blue trees,
And girls glanced lovelier as the air grew dim, -
In the old times, before he threw away his knees.
Now he will never feel again how slim
Girls' waists are, or how warm their subtle hands;
All of them touch him like some queer disease.

There was an artist silly for his face,
For it was younger than his youth, last year.
Now, he is old; his back will never brace;
He's lost his colour very far from here,
Poured it down shell-holes till the veins ran dry,
And half his lifetime lapsed in the hot race
And leap of purple spurted from his thigh.

One time he liked a blood-smear down his leg,
After the matches, carried shoulder-high.
It was after football, when he'd drunk a peg,
He thought he'd better join. - He wonders why.
Someone had said he'd look a god in kilts,
That's why; and may be, too, to please his Meg;
Aye, that was it, to please the giddy jilts
He asked to join. He didn't have to beg;
Smiling they wrote his lie; aged nineteen years.

Germans he scarcely thought of; all their guilt,
And Austria's, did not move him. And no fears
Of Fear came yet. He thought of jewelled hilts
For daggers in plaid socks; of smart salutes;
And care of arms; and leave; and pay arrears;
Esprit de corps; and hints for young recruits.
And soon, he was drafted out with drums and cheers.

Some cheered him home, but not as crowds cheer Goal.
Only a solemn man who brought him fruits
Thanked him; and then inquired about his soul.

Now, he will spend a few sick years in institutes,
And do what things the rules consider wise,
And take whatever pity they may dole.
To-night he noticed how the women's eyes
Passed from him to the strong men that were whole.
How cold and late it is! Why don't they come
And put him into bed? Why don't they come?

6 comentarios:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Extraordinario poema por lo efectivo y lo aséptico. He comparado tu traducción con la recientemente publicada en Acantilado, en donde encuentro algunos errores de bulto como traducir "a few sick years" como "seis años".
Un abrazo.

José María JURADO dijo...

El poema es impresionante,

Jesús de la Palma dijo...

He de reconocer que no suelo leer poesía, me aburre, pero este poema es indescriptible. Hace de la vida algo bello.

Saludos, Ridao.

Dyhego dijo...

Monsieur Ridao:
Triste situación la del que queda postrado en silla de ruedas. Es como si molestaran.
Atroz.
Saludos.

José Miguel Ridao dijo...

Pues el caso es que de todos los poemas que he traducido, éste es el que más me ha impresionado, y mira que los he escogido buenos. También es el que me ha costado más, con diferencia. A la dificultad de ajustjar el original a versos alejandrinos, y tratar de darle vuelo poético en castellano, se ha añadido la abundancia de términos y referencias muy específicas de aquellos momentos terribles. Expresiones como "giddy jilts", dole, sewn short y muchas otras son guiños lingüísticos muy sutiles. La edición de Nórdica no la conozco, yo he partido de la segunda edición original con el prólogo de Sassoon, y el poema me llamó inmediatamente la atención. Este poema es un monumento, para mí muy superior a "Dulce et Decorum est", que tiene más fama.

Gracias a los tres.

José Miguel Ridao dijo...

Digo... a los cuatro.