miércoles, 22 de febrero de 2012

Madrid, Las Vegas y Mefistófeles


Que la Economía tiene caminos inextricables, como la sabiduría, la fe y otros dones celestiales, es algo que a estas alturas no debe asustar a nadie. El último destello en este circo caprichoso ha deslumbrado a todos en el corazón del reino patrio, bajo la forma nada menos que de 200.000 empleos bien hermosos, con la que está cayendo, no ciertos, pero posibles. Sucede, y no creo que nadie, salvo los hipócritas de turno, puedan escandalizarse, que tamaño tinglado salvador se articula en torno al juego, esa actividad pecaminosa a la que tienen tanta afición todos los pueblos de la Tierra. El asunto merece una reflexión sobre los mecanismos del empleo: partimos de una situación en que 200.000 personas del entorno de Madrid están en el paro, y de repente, como por arte de birlibirloque, ¡zas! Se ponen a trabajar. Pero no en algo realmente productivo, en el sentido ortodoxo del término, sino para hacer circular el dinero de unas manos a otras en alas de la diosa fortuna. Así es la Economía, señores, todo consiste en dar el empujón; lo que se haga luego carece de importancia, aunque… ¿es eso del todo cierto? El promotor del proyecto, un multimillonario de nombre Adison, consciente del regalo que hace a los madrileños y, ya de camino, a sus políticos, pone unas condiciones dignas de estudio: en primer lugar, y como quien no quiere la cosa, pide que se le exima del cumplimiento de unas leyecillas de nada: entre otras cosas, pide que se permita fumar dentro de las instalaciones, que se modifique el Estatuto de los Trabajadores para tener una menor rigidez en la contratación, que se les permita traer trabajadores extranjeros más fácilmente, dos años de exención en el pago de Seguridad Social y demás impuestos, que el Ayuntamiento y la Comunidad les cedan el suelo público y se reubiquen las viviendas protegidas en otros lugares, o que se permita a ludópatas y menores entrar en los casinos.

Y claro, uno no puede más que pensar en Fausto y en las orejas de Mefistófeles.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Un malnacido y ya está?

Anónimo dijo...

¿Un malnacido y ya está?

Mery dijo...

Puf, es que yo no me acabo de creer ésto.
Y si así fuera, que me den de baja en esta ciudad...casi que en este país.

Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

A mí también me cuesta. Ojalá sea una pesadilla, o una broma de mal gusto.

Un beso.