jueves, 9 de febrero de 2012

Mariposas


Aún me paran por la calle cuando vuelvo
de cualquier recado, las manos escondidas,
la cabeza baja.
- ¿De dónde vienes? Ya no te vemos
por el barrio, ni te acuerdas de nosotros.
Yo siempre les sonrío, pregunto
que cómo van las cosas, la familia,
y no les dejo hablar. Regreso
de mis ensoñaciones, y miento todo lo que puedo.
- Me ha alegrado verte, Juan, te veo bien.
Y yo no quiero escuchar lo que me dicen.
- A ver cuándo nos vemos, llámanos,
Pero ellos siguen su camino sin mirar atrás, dejándome
con mariposas en la boca.
Yo doy la vuelta y sigo andando, saco
las manos de dentro del abrigo,
y siento cómo tiemblan, otra vez.
Me cojo de tu brazo, aprieto fuerte,
y siguen temblando…

2 comentarios:

Liliana G. dijo...

Es verdad, qué terrible y forzada suena la frase "ya no te vemos por el barrio, ni te acuerdas de nosotros". Pero acaso... ¿debemos aferrarnos al ciclo del conformismo ajeno?
Tu poema es intimista, José Miguel, con lo cual, cualquier apreciación puede ser errónea, pero me sentí identificada con el concepto.

Me gustan tus poemas, siempre hay vida detrás de ellos, además de sueños.

Besazos derretidos a 41 grados.

José Miguel Ridao dijo...

¡¡41 grados!! Por aquí estamos a cuatro bajo cero, lo que da una diferencia de 45 grados. Por fuerza debemos interpretar las cosas de manera distinta. ¡Muchas gracias!