martes, 29 de mayo de 2012

Un mojón para Zenón


Como lo prometido es deuda —privada—, ofrezco hoy algunos sencillos argumentos que desmontan la aporía zenonoica.

1. Zenón es un cuco, y nos engaña atrayendo nuestra mirada al punto exacto donde se encuentra la tortuga. Basta con que Aquiles dirija la vista más allá para que recorriendo esa distancia rebase a la tortuga sin ningún problema (esta teoría la leí en un interesante libro de retos mentales, y compruebo que ahora está también en la puta Wikipedia de los cojones).

2. Circula por ahí en la susodicha Wikipedia una teoría basada en el cálculo infinitesimal que no hay quien coño la entienda, pero parece ser que los señores matemáticos han dado respuesta a un filósofo de hace casi tres milenios. Ya les vale…

3. Parece que nadie se ha planteado lo siguiente: ¿Y si la tortuga se queda quieta? Ello sucederá con toda certeza, pues no se conoce ningún ser vivo que esté en movimiento perpetuamente. Así pues, cuando la tortuga se para Aquiles le apunta, se echa a correr y cae en todo lo alto, pues el animal no se ha movido. Enardecido por su posición ventajosa, Aquiles pega unos cuantos brincos encima de la tortuga, la hunde en la arena y corre alegre hacia la meta.

4. A mi juicio, esta última explicación es la más convincente: Al comenzar a correr, Aquiles no ha caído en la cuenta de toda esta gilipollez de los movimientos infinitesimales y las barreras virtuales, así que avanza confiado, echa mano a la tortuga en un par de segundos y al rebasarla le pega una coz con el talón que la manda a tomar por culo. A consecuencia de la herida ocasionada por el contacto con el duro caparazón Aquiles muere desangrado, lo que pone patas arriba todo lo que sabíamos de la guerra de Troya. Los helenistas más reputados se encuentran trabajando muy seriamente sobre esta hipótesis.

11 comentarios:

Fernando Moral dijo...

¿Cómo que nadie se lo ha planteado, maricona? ¿Qué te dije ayer de la canina? Pues que se estaba quieta como el susodicho quelonio en el punto 3, así que llegamos inexorablemente.

Khe keno, noni nha.

Alejandro Muñoz dijo...

Estoy con la cuatro, evidentemente.

Un abrazo tortuguero... despacito, pero sin mariconadas.

Martín López dijo...

Yo no sé. pero supongo que Wittgenstein diría que este es uno de los casos de embrujamiento de la mente por el lenguaje. O sea, de autohipnosis de la mente, o algo así, si los actos mentales son actos lingüísticos. O sea, que el error debe estar en aplicar un modelo matemático (un concepto de divisibilidad al infinito) de una forma abusiva. Yo qué sé...

Juan Fco Romero del Castillo dijo...

A mi pasó una vez un caso verídico, y es que de pequeño se me escapó una tortuga. Por eso estudié cálculo infinitesimal, para disimular lo torpe que soy.

José Miguel Ridao dijo...

Está bien, Fernando, renuncio a la inmortalidad. ¡Uffff, qué alivio!

La cuatro es la clave, Álex: si no es por ella no hay quien pille un balón, por ejemplo, y Ronaldo sería un mojón.

Martín: algo de esto hablamos en su blog. Yo estoy convencido de que el lenguaje es un instrumento maleable y para el que no existe la exactitud, y por lo tanto el problema que plantea no es tal, sino una mera entelequia (no en el sentido aristotélico que me da la RAE). Lo que se formula en lenguaje verbal trata de resolverse con lenguaje matemático, que no deja de ser otra entelequia, aunque más avanzada. Al final lo que importa es que Aquiles adelanta a la tortuga tan campante. Eso no es ilusión, es un hecho constatable por nuestros sentidos (por los sentidos de millones de seres humanos). En mi opinión es lo que vale.

Juan Fco.: Curiosa forma de iniciarse en el cálculo infinitesimal. ¿Recuperó gracias a eso su tortuga? ¿Le sirvió para que no se le escapase otra? ¿O acaso esa utilidad buscada fue sustituida por otras, o esos estudios no tienen utilidad alguna?

??????????????????

eres_mi_cruz dijo...

al Zenón lo que le pasa es que era griego... si hubiera sido americano enseguida iba a perder el tiempo filosofando...
además, como buen griego, estaba equivocado... Aquiles nunca podía llegar a la tortuga porque tampoco podría llegar a medio camino de la tortuga, en totá... que el güevón de Aquiles no podía moverse... esto explícaselo al profesor americano que hizo el libro amarillo ese donde te resuelve todas las integrales desde la más inmediata hasta la más sijaputa... y sin una puñetera demostración teórica... por éso América se mueve y Grecia se regodea en su νέκρωσις...

José Miguel Ridao dijo...

Sí, a eso es a lo que llevan estas pajas mentales, a que Aquiles se quede reducido a un espacio infinitesimal y vengan luego los troyanos desde Turquía y le den de hostias.

Qué pena de Grecia... Y otros dirán: qué pena de...

Siempre nos queda parapetarnos tras la paradoja de Zenón, y a ver si tienen cojones los alemanes de cojernos para que les paguemos.

Ah, pienso hacer lo mismo con mi hipoteca.

eres_mi_cruz dijo...

desde ahora afirmo que la prima de riesgo no puede alcanzar los 500 puntos...
porque cuando llegue a los 500, ya irá por 515...

Juan Fco Romero del Castillo dijo...

Pues no, lamentablemente no regresó. Pero, en cambio, los libros de cálculo infinitesimal se han quedado. ¡Algo es algo!

José Miguel Ridao dijo...

eresmicruz: eres un profeta. 540. ¡¡Qué miedo!!

Juan Fco.: Ya he leído la historia de la tortuga. Entrañable. ¿Por qué no presta a Rajoy esos libros para hacer infinitesimal la prima?

¡ih-ih-ih-ih-ih! (Música de psicosis)

Juan Fco Romero del Castillo dijo...

Muy agradecido. Pues se los podría enviar, pero lo mismo me los vende. O me los recorta...