viernes, 18 de mayo de 2012

Una tarde en las casetas


Fue mejor de lo que esperaba. Había ido a firmar otras dos veces y me comí lo que se comió el pastor. Llegaba media hora tarde por un malentendido, y me llama "mi editor" (ahí quea eso), JSM, el de la Espada y los Rabilargos, y me suelta: Quillo, Ridaiku, que tienes cola en la caseta, qué haces que no estás ya aquí. Y yo: Venga, Javier, déjate de coñas. Por si acaso aprieto el paso, llego al hotel Inglaterra, me asomo a la Plaza Nueva... ¡Aquello era un erial! Menos gente que en un partido Sevilla-Rota de la pretemporada. Busco las casetas Siltolá y Fundación Ecoem... ¡Vacías! No tiene guasa el pájaro éste. Me lo veo en la "barra" de la caseta de la Fundación: —Maricona, ¿dónde está la cola? —Ven p'acá, entra por aquí. Te presento a Marta (una niña guapa pa reventá y simpática, comme il faut). Dile a Ridao, ¿había cola o no? Y Marta: —Ha estado aquí bastante gente hasta hace un rato, querían que el autor les firmara el libro de la ovejita, que habían oído por los altavoces que llegaba a las ocho. Como ya son las nueve menos cuarto se han ido. Mire, alguno me ha dejado en este sobre el libro para que se lo dedique y lo recoge mañana. Entonces yo me empecé a esponjar.—Estaréis de coña... A esto que me llama Marta y me dice que tome asiento, que hay alguien esperando. Me llego a la mesa y me encuentro un chaval de veintitantos años con el libro de Economía en diez capítulos en la mano. —Buenas tardes; Buenas tardes. Educado, modosito, me dice: —Yo el primer libro que leí de usted fue... Y ya no me acuerdo del título ni de na, estaba que me salía de la pelleja. Bueno, bueno, qué suerte tienes de estar delante de tu ídolo (no se lo dije, pero lo pensé). Abro el libro, plas, plas, página cinco, dedicatoria, cómo te llamas, tracatraca, me faltó la collejita. Viene otro con el de la oveja, que se queda con sus nietos y no hay quien los duerma, eso está arreglao, pienso yo, como te leas el libro tus nietos se van a descojonar de ti. Plas, plas. Otro con nietos, después una señora, más libros por encargo...Tampoco es que firmara mucho, pero para lo vacía que estaba la Feria... La cosa se queda tranquilita, se pasan por allí Toi y Jurado, pedazo de Mercuriales, gente importante que presentan a Luis Alberto de Cuenca, hacen fotos en la catedral y tal. Y yo allí que he firmado algunos libros, a su altura, sin complejos. Pasa por delante Barbeito, ¿qué tal, acabaste ya las firmas? LLevaba un aire un tanto abatido, así que magnánimamente no quise preguntarle cómo le había ido. Llega Félix Modroño, que estrena novela, pedazo de éxito, el Bilbao de la Belle Epoque, y yo allí roneando, mirando a ver si alguien me veía. Se llega una alumna a la caseta: ya está, se han enterado por la prensa, o por la megafonía, que lleva todo el día pregonándome, que si el escritor José Miguel Ridao por aquí, que si la caseta de Siltolá por allá, cartelones con mis libros... Natural: seguro que viene ahora a verme media universidad y el instituto entero. Me dice: ¡Hola, Miguel! Estás trabajando aquí, ¿no? Cantarazo de agua fría, no la saco de su error, lo de la miel y el asno y todo eso... Me llaman para que me pase a la otra caseta, la de Siltolá, ya me habían avisado de lo que me iba a encontrar allí. Pivón, creo que llaman a eso, de nombre Miriam, sin desmerecer ni mucho menos a Marta. Eran ya las nueve y media y en la Feria no quedaba ni el portero de las casetas, ahí sí que me comí un gurruño, pero bueno, tampoco me podía quejar. Termino y me voy con Toi a una tabernita para tomarnos unas cervezas (bueno, yo tomé cerveza, Toi bebió agua). Al parking; me subo en el coche más contento que unas pascuas, llego a casa, entro por la puerta como el que entra en el palco real en una ópera. Voy aterrizando, tampoco ha sido para tanto, me pongo el pijama, me miro al espejo, no soy una estrella precisamente. Al carajo, que me quiten lo bailao, que no están los tiempos para despreciar buenos ratitos.

Imagen: Si bien la Feria estaba vacía, el acceso a mi caseta presentaba este aspecto.

13 comentarios:

Naranjito dijo...

Sr. Ridao, se olvida usted de los Anónimos que se pasaron solamente por el morbo de verle sentado disfrutando del momento y no se atrevieron a saludarle.
Felicidades y enhorabuena por la cola.

Unknown dijo...

Qué yo también estuve, lo sepas, y el libro sin firmar. Y yo allí, medio-parafraseando: Mientras la gente siga gastándose el dinero en Bloguería no debemos preocuparnos. Lo malo será cuando descubramos que los Blogs y los libros no se comen.

La espera tienes esas cosas, lo cierto es que Miriam era un pivón, sí.


Un voyeur en el exilio, creyéndote
por esos andurriales.


Un abrazo

eres_mi_cruz dijo...

después de ver la foto de la edición anterior... pensé que una buena forma de pasar a la historia sería armarme hasta los dientes y adosarme catorce bombas al cuerpo que iría estallando una a una limpiando de snobs y amigos de la ópera este lado del mundo... lo que se dice un serial killer sevillano pa toa la vida...
pero qué va, tío... un abuelo confundido, dos o tres niños y unas azafatas... aquello no sería profesional... informal killer me llamarían... así que cuando llegó mi turno en la cola me pasé de frenada hasta la caseta de al lado donde casualmente estaba la Netrebko supersalida y atacadísima... ahora comprendes lo de los movimientos de la caseta... pero lo importante es que le hablé bien de ti y me dijo que te iba a pedir un ortógrafó... ¿fue?...

José Miguel Ridao dijo...

¡Y yo sin enterarme! No os cabe na...

Naranjito, Manuel, no me vengáis con cuentos, que lo que os atrajo fue el pivón. Aunque no se caten alegran las pajarillas, como dijo aquél. La paráfrasis es muy acertada, más de uno se va a jartá de los blogs.

eresmicruz: pa mí que la Netrebko no me pidió el autógrafo. Mira que pasarte de frenada... Menudo meneo que se traía palante, patrás , pal lao y vuelta a empezar. Es lo que tienen las plataformas. No te cabe na a ti también...

Abrazos oscabeelmanidecostaeros.

Paco dijo...

Enhorabuena Ridao.


Yo también te felicito por la cola.......

Paco dijo...

..... debe de haber sido un tremendo pivón, de lo contrario no me lo explico.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Esta es la mejor crónica de la Feria que he leído.

Dyhego dijo...

Monsieur Ridao:
Si te se fuera ocurrío ofrecer, un poneh, lacasitos, magdalenas, saladitos o cuarquier cosa de jalar, te se fuera duplicao la cola (ésa no).
Al final er Arfonzo no me dejó utilisar su Mystère porque lo nesecitaba él para irle a dar los parabienes al Holande (ya he escuchado a cuatro gilipollas decir Jolán).
Salu2 borreguiles.

Dyhego dijo...

a Monsieur François Hollande, quise dicir

mangeles dijo...

¡¡¡Lo he visto todo, todo...¡¡¡ Muy claro y bien narrado Sr. Ridao...Enhorabuena.

La foto es un pelín esageraaa...pero bueno...teniendo en cuenta que Gala lo firmaba, pues que como había mucha gente ....

Un beso

José Miguel Ridao dijo...

Y eso que no se ve bien, Paco... No era para tanto el pivón, lo que pasa es que uno se enardece por nada.

Muchas gracias, Jesús, ya me contarás el miércoles cómo te fue. Seguro que bien.

Cagüendiez, Dyhego, podías haber llamado a Mariano para que te empresaria un licótero.

Muchas gracias, mangeles. ¿Así que ese pringao que me miraba con cara de envidia mientras yo firmaba libros era Gala?

Abrazos sobraos.

Mery dijo...

Ole, olé, olé olé y olé....
Una tarde estupenda, por lo que colijo.

José Miguel Ridao dijo...

Me lo pasé pipa. y eso que iba con pocas esperanzas.

Más besos.