Leo en
The Economist que el 40% de los norteamericanos asegura que nunca votaría como presidente a un candidato ateo. En España, y sospecho que en cualquier país católico, eso sería impensable, lo que pone de manifiesto la influencia que tiene la religión en la sociedad en los países donde se implantó hace siglos la Reforma: en ellos el aspecto religioso tiene mucha mayor presencia, pero siempre desde un punto de vista colectivo, no individual: los fieles deben "aportar" a la comunidad, cada uno en la medida de sus posibilidades; la sociedad, y no la familia, es el centro de la actividad, el universo de la vida religiosa, el principio vital. Los países católicos como el nuestro trasladamos el centro a la unidad familiar; para nosotros la sociedad pasa a segundo término, todo lo que "sucede" en nuestra vida y tiene un significado esencial, trascendental, lo trasladamos al templo de nuestra propia experiencia individual y a nuestra conciencia de ser miembros de una unidad familiar. Lo "uno", ya sea la persona o la familia, es lo que importa a los ojos de Dios. Este hecho, lejos de afectar únicamente a los creyentes, extiende su importancia también a los no creyentes, que no tienen por qué ser necesariamente ateos, y que al criarse en una sociedad como la nuestra reciben los efectos de la milenaria influencia del hecho religioso, en este caso católico y con unas características muy diferenciadas, distintas por ejemplo al catolicismo francés. Sea cual sea la postura que un individuo mantenga frente a la religión dominante, aquél no se verá libre de la influencia que ésta tiene en su vida social; en definitiva, en el mundo donde se desenvuelve. El anticlericalismo no es más que una manifestación patente de esta circunstancia.
6 comentarios:
Juan Miguel, de nuevo por aquí. Saludos desde Texas. De acuerdo con lo que dices tú, o The Economist, pero habría varias cosas que matizar. El caso americano es muy diferente al de los países protestantes europeos (Suecia, etc.) donde la secularización ha sido mucho más acusada que en USA y donde no creo que votar a un ateo les importase mucho, con tal de que les prometa las cosas que quieren oír. Y también se pueden ver las cosas al revés. En los países secularizados son los ciudadanos creyentes quienes 'no se verán libres de la influencia que la secularización tiene en la sociedad' (Lo comenta el filósofo Charles Taylor en 'A Secularized Age'). Saludos
Hola, José María, qué de tiempo. Tienes razón, los casos son muy distintos y la noticia se refiere a USA. Yo desde luego no tengo información de primera mano de cada país protestante, me gustaría que esta encuesta se hiciera extensiva a los países que citas, pero estoy convencido de que el protestantismo tiende a influir en la sociedad, mucho más que el catolicismo. En cuanto a lo que dices de los países secularizados, pienso que es así en buena lógica: si el Estado (y en ningún caso la religión) dicta usos y costumbres, los creyentes se verán invadidos en su libertad de acción al querer llevar a cabo su proyecto religioso. Eso se ve sin ir más lejos en España, en ciertos sectores de la Iglesia muy especialmente.
Un abrazo.
Personalmente, el anticlericalismo me trae al fresco. Pero los anticlericales me resultan absolutamente insufribles.
Yo creo que es una mezcla de movimiento atávico, respuesta a una agresión sufrida en su caso y reacción contra un peligro imaginado.
Chapeau José Miguel, me ha gustado mucho este artículo, y creo que das en el clavo. Salvando las diferencias entre países como EEUU o Suecia, las generalizaciones a veces son muy útiles para distinguir el bosque entre los árboles ¿pero qué haces en económicas? Deberías meterte a sociólogo! ;-) Abrazos
La verdad es que no hago caso al refrán "zapatero a tus zapatos", y estoy seguro de que más de uno no me vea con buenos ojos. Soy un diletante sin remedio, con todo lo malo que eso conlleva. ¡Muchas gracias por los ánimos!
Un abrazo, desde Alájar (parece mentira que llega el 1 de septiembre y la luz se vuelve de septiembre).
Publicar un comentario