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De la felicidad (2)
Hay un ingrediente indispensable en la felicidad que hace que aun siguiendo los consejos anteriores una persona no tenga felicidad plena o, incluso, sea profundamente infeliz. Se trata, obviamente, del amor, y de sus múltiples facetas me refiero al amor de Eros. Si compartes tu vida y tus inquietudes con otra persona, si al principio queda prácticamente anulada tu voluntad ante un estado de enamoramiento pero después de un tiempo ese sentimiento se convierte en algo grande, profundo, nutricio, el claro motor de tu vida, y sales adelante a pesar de lo difícil que es compaginar dos almas distintas pero consagradas, tu felicidad será plena. Pero si pierdes ese tesoro en plena juventud, a los 45 años, después de más de 20 de vida compartida, si te sucede como a mí ese infortunio, toda tu felicidad se derrumba con estrépito y te instalas en el dolor para el resto de tu vida. Ya sólo te queda recordar y tratar que los días pasen con rapidez.
1 comentario:
La persona que más quiero en el mundo me dijo el otro día que, desde la muerte de su ser más querido, se siente triste, pero serena. Y me dio mucha esperanza oír eso de una persona que había perdido lo que más amaba: el dolor es un homenaje al amor perdido, pero la serenidad es el regalo que el amor nos deja, con la esperanza del reencuentro, porque el amor no muere: es algo más que un mero sentimiento.
Un abrazo.
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