De vez en cuando cogías tu guitarra junto a la chimenea y los trémolos brotaban como por encanto. Y me mirabas de hito en hito. Y al final me sonreías. Y simplemente así éramos felices. Nadie ha vuelto a coger esa guitarra que tú tocabas ya de niña. Descansa apoyada en un rincón del salón de Alájar, junto con otra que era mía pero jamás aprendí a tocar, esperando unas manos que ya nunca la acariciarán, y yo esperando una sonrisa y unos ojos dulces que sólo subsisten en mi recuerdo.
El Programa de Doctorado en Economía de UC3M: ¡Feliz Cumpleaños!
-
Por Juan J. Dolado y Luisa Fuster Los pasados 5 y 6 de junio se celebró en
el campus de Getafe una conferencia de alumni con motivo del 35º
aniversario del...
Hace 20 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario