Llevo un tiempo dando vueltas a un fenómeno curioso entre tantos otros que suceden en estos andurriales blogueros. Y tiene mucho que ver con la conocida predicción hecha a principios del siglo XIX por Robert Malthus, que por cierto ha pasado por ella a la posteridad siendo ésta, en mi opinión, la más débil entre sus grandes aportaciones a la ciencia económica. Decía Malthus, más o menos, que los recursos naturales crecen en progresión aritmética (poco a poco), mientras que la población lo hace de forma exponencial, y como se suele decir “esto no se pué aguantá” por mucho tiempo. Nuestro hombre pronosticaba, optimista que era, una autorregulación de la población a base de guerras, plagas y desastres varios.
Os preguntaréis qué tendrá que ver esto con los blogs. Pues mucho: en un blog que prospera, la población (los comentarios) crece de forma exponencial, y los recursos (el tiempo de su dueño), puede crecer algo a costa de horas de sueño, pero tiene un límite evidente y modesto; ni dejando de trabajar y dormir se puede responder más que a un cierto número de entradas. Sucede un poco como en el jardín de mi suegra, donde hace un tiempo se instaló un gato vagabundo, al cabo de los meses había diez gatos, al año más de veinte y por ahí se ha estabilizado la cosa: todo es cuestión del tamaño del jardín y de la comida disponible.
Pues eso, que cada vez me cuesta más tiempo contestar a todos como se merecen, y tengo pendiente la visita a “cienes y cienes” de cuadernos prometedores, y nunca llega el momento, y a veces me da cosa parecer descortés, y todas esas paranoias que seguro que vosotros también habéis pensado. Ya hablaba ayer Antonio Serrano en los Silenos de algo parecido, y digo aquí lo que allí comenté: esto del blog está en pañales, el tiempo dirá cómo evoluciona.
P.S. El jardín también es de mi suegro.
Navidad 2024
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A todos los lectores y amigos de este blog, a todos los hombres y mujeres
que desean la concordia, a los que se emocionan con la belleza de lo real y
c...
Hace 48 minutos
32 comentarios:
Está claro que no soy el único que se ha planteado estas cosas. Sólo que tú lo expones muy bien al "modo malthusiano". Un abrazo.
Y tan bien.
Y cuanta razón tienes José Miguel. El jardín es de tu suegro y de tu suegra.
Un saludo.
Jose Miguel
Ahí queda mi homenaje silencioso que no requiere respuesta
Por otra parte todos los jardines abiertos requieren normas de uso, y si dejas a la seleccion natural que actúe, puede que nos quedemos los prendas, realmente tienes un interesante dilema.
La verdad es que el blog es una delicia, espero que su singladura hasta la situacion de régimen permanente sea guiada por la Virgen del Carmen.
En contra de mi costubre, te mando un abrazo censurado (que no censurable)
Es curiso, ¿por qué el jardín era al principio de tu suegra y al final "reconoces" que también era de tu suegro?, además de Malthus ¿tenemos aquí otro problema de fondo que plasmamos de forma incosciente...?
En fin, el tiempo lo dice todo, ya veremos como se resuelven las dos cuestiones (por cierto "la culpa" de tener tantos comentaristas es exclusivamente tuya, es inevitable leerte y no querer responderte. Puedes entenderlo como un abrazo y un beso encubiertos).
Bueno, si esto es una indirecta, justo ahora que aparezco yo, no comentaré más, pero desde luego seguiré leyendo.
Ängeles
Enrique García Máiquez se hizo, como propósito bloguero para el nuevo año, hacer sólo "una salida por entrada", es decir, no contestar todos los comentarios, sino solamente lo mínimamente imprescindible (por favor, no confundas lo de las salidas con tus actividades troneras). Casi siempre lo consigue. Creo que es una buena fórmula cuando el tiempo acecha. Si se dispone de mucho, lo ideal es comentar y fomentar el debate y la reciprocidad.
Yo, últimamente, suelo hacer lo mismo: un comentario global al final de las entradas. Y no he perdido visitantes ni comentaristas, por lo que la medida me parece la menos mala de las posibles.
Abrazo bloguero.
P.S: El hecho de apellidarme Romano no lo faculta a v.e. a darme el premio de la mano, el hermano o el ano cada vez que haga un comentario. Si destapamos esa olla (con perdón, je), esto puede degenerar (aún más). Por si acaso, me despido diciendo que este blog es muy bueno para mi espíritu.
Hay que ver qué gracias tenéis los del Sur. Esto me ha recordado a una escena de "Luces de Bohemia", cuando Dorio, el Modernista, se burla del director de un periódico y le dice que se dedica al estupro de criadas y que se ha hecho neomalthusiano. Saludos. Carmen.
Me alegra que hable usted de todo esto, oiga. Desde que nació mi gordita mi tiempo bloguero se ha visto muy afectado. Tengo menos tiempo. En el momento en que no puedo acercarme un solo día a visitar a los colegas blogueros me lío del todo.
Me ha tenido eso un pelín agobiado durante algunos días, pero comienzo a resignarme. Uno, desde su voluntad, hace lo que puede. Tú tienes una ventaja para ganar minutos que yo no: un portátil y un trono.
Un abrazo, querido José Miguel.
Empecemos por decir que la predicción de Malthus no aplica aquí porque éste no es un recurso natural ni mucho menos. La población virtual (nosotros) tiene un crecimiento exponencial natural, que es diferente.
Con esto te quiero decir que si todos nos fijáramos en tus visitas a nuestros blogs, en el tuyo las nuestras serían decrecientes y sin embargo no lo son. Por mi parte, no se me ocurre pensar que un economista pudiera visitar mi blog literario. Así que a no hacerse problemas que los que estamos, estamos por el lugar y no por la recompensa.
Y más te valiera dejar un poco el blog y ayudar a tus suegros a erradicar los gatos. Total, cuando vuelvas nos seguirás encontrando.
Un abrazo.
¡Cuánta razón tienes! Pero en esto de los blogs pasa como con todo en la vida: se hace lo que se puede. Lo que sí es cierto es que cuando te acostumbras a las visitas y comentarios de cierto grupo de amigos virtuales es como si algo te faltara si no vienben o no los visitas...y es que los bloggeros tenemos nuestro corazoncito...:) Un beso Jose Miguel.
"vienen" no vienben...
De entrada, deciros que me encanta que me comentéis, y más todavía responderos, y que me lo paso pipa leyéndoos aquí y en vuestros cuadernos, y que no tengáis en cuenta lo que acabo de decir para no comentarme, con la ilusión que me hace y lo importante que me siento. Dicho esto, paso a comentar:
Antonio, ayer me llevé una sorpresa leyendo tu entrada, se comprueba una vez más que no hay nada nuevo bajo el blog.
Y también de los gatos, Javier, están tan bien allí que se están haciendo los dueños. Cualquier día me los encuentro en zapatillas viendo la tele y mis suegros en el jardín.
Gran dilema, Ricardo, me dejas pensativo. Bien pensado no hay tantos prendas, igual ésa es la solución; seguiremos atentamente la evolución.
H., el problema de fondo lo tiene mi suegro. Lo entiendo como me dices, pero ten cuidado con el de arriba.
Ángeles, por favor, sigue comentando, los nuevos lectores son los que más me alegran. No era una indirecta.
Espíritu, espíritu... me lo pones difícil, Juan Antonio. Por cierto, no te di ninguno de esos premios; si te llegas a llamar Ocerinjáuregui no te habría pasado eso. Entrando en materia sólida, necesito al menos diez salidas por entrada, todo requiere su tiempo, lo siento pero no puedo desligar mi trono de mi blog, se iba a ofender Mery.
Carmine, leo con estupor tu anécdota sobre el estupro y el neomalthusianismo. Será que no entiendo del todo bien a don Ramón María.
Te entiendo perfectamente, Juanma, y sé que cuando entras menos es por eso. No te vayas a comprar un portátil, porque entonces es cuando la cagas.
Touché, Liliana. Te he visitado, aunque no lo sepas. La literatura me interesa muchísimo; la economía no es más que una excusa para ganar dinero, pero si por mí fuera me habría dedicado a escribir novelas (menos mal que no seguí mi impulso, no sé si podría pagar ahora el portátil y la conexión a Internet).
Muy bien dicho, Marisa, he ahí el problema malthusiano si estos amigos son muchos. Por suerte no me ocurre todavía, y me encantan los amigos que estoy encontrando.
Muy bien dicho y explicado.
Yo hoy te agradezco parte de tu preciado y precioso tiempo por pasarte y dejarme un comentario.
Por cierto, ya solucioné el problema.
Besos.
Se trata de un fragmento sarcástico donde los modernistas se burlan del director del periódico y a Dorio le ofrecen un cigarro y contesta"no fumo". -"Algún vicio tendrá usted" "Estupro criadas" - "Será padre innúmero" , "sí, y me he vuelto neomalthusiano". Te lo estoy diciendo de memoria porque para mí es una de las obras fundamentales del teatro español.Valle Inclán, para mí, es uno de los grandes genios que hemos tenido en España, y como decía Max Estrella "El trabajo y la inteligencia siempre han sido menospreciados en este corral de comedias"Carmine.
Es igual de preciado y precioso que el tuyo, Parsimonia, gracias por venir, y a ver si soy yo ahora quien soluciono el problemilla.
Muchas gracias, Carmine, por tu detallada explicación. Genial lo de padre innúmero, y más genial aún la respuesta neomalthusiana. Me han entrado ganas de leer Luces de Bohemia; confieso que no lo he hecho.
Un abrazo agradecido, también para los comentaristas anteriores, que lo olvidé, y no por falta de tiempo.
Creo que los comentarios de los blogs son un modo alternativo de aprendizaje de la vida, Ridao.
Estoy de acuerdo contigo, Julio. Aprende el que comenta, aprende el comentado y aprenden los lectores.
Todos nos lo planteamos. El mío creció despacito, sin prisa y sin pausa y sin atreverme yo a ir a muchos sitios. Ahora, cada uno de los que vienen me importa, me costará no responder si llega un momento en que no puedo hacerlo. No se trata de responder por responder, es que a veces te dicen cosas interesantísimas, para mí son auténticos diálogos. Y les llego a echar de menos, ya lo creo.
Un beso.
Haces bien en aclarar que el jardín es de tu suegro también. Por cierto, ¿quién corta el cesped?
El crecimiento que yo intuyo exponencial es el del uso en tu casa de los pañales que mencionas.
Ignacio (el mio) ya cambia de talla. Si quieres te guardo los que me sobran para Gonzalo.
Tal y como se están poniendo las cosas en tu blog, me despido con un simple adiós.
Ahí va, tarde como siempre, mi cuarto a espadas: ¿Qué necesidad tenemos de comentar lo que otros escriben? No la veo por ninguna parte. Cuando un blog te interesa, porque te gusta cómo está llevado, el tono que le confiere el autor y el contenido de sus entradas, lo añades a tu lista de enlaces y más o menos lo vas siguiendo con cierta regularidad. Que entres a comentar es secundario y perfectamente prescindible. Lo que no hay que dejar de hacer es visitar con cierta asiduidad los blogs que te interesan.
Conozco blogs de amigos en los que no se admiten comentarios porque no hay posibilidad de hacerlos. Yo los visito igual y me siguen interesando lo mismo.
Un abrazo, Javier.
Coda: ¿No os da algún reparo el hecho de que comentar en los blogs acabe pareciéndose en cierto modo al "messenger"?
Comento las entradas, estupendas las dos, de José Miguel y de Antonio Serrano en blog ajeno ¡qué lío, qué laberinto!
Si, si, a todos nos dá esa especie de pánico escénico, el vértigo del blog: que si no he escrito hace dias, que si no me dá tiempo a comentar a todos, que Fulanito ya no me comenta ¿qué habré hecho mal?...
El vicio se paga caro y ya sabemos que los blogueros somos unos vicosos de narices. Pero descuida, como todos vamos en el mismo barco (el que navega hacia Canora)nos entendemos muy requetebien;, hemos creado unas normas subliminares sin darnos a penas cuenta.
Oye, menos mal que has aclarado que el jardín es también de tu suegro, porque estaba en un sinvivir con esa duda.
Un abrazo y buenas noches
Jose Miguel, aprovecho una noticia que leo en el periodico para lanzar un mensaje optimista, tu blog funciona mejor que la Estacion Espacial.
Un cosmonauta ruso se queja de que sus colegas americanos no le dejan usar su retrete, mucho "mas comodo y moderno que los fabricados en Rusia"
Aqui no solo nos comportamos de forma mucho mas civilizada sino que compartimos el producto final.
Por favor, no espero respuesta y manos aun un abrazo "tronante"
Olga, esperaba tu comentario, y sabía más o menos tu opinión. De los blogs que visito el tuyo es donde más se mima a los comentaristas, y cuando leo muchos de los comentarios que te hacen aprendo mucho; lo poco que sé de poesía te lo debo a ti y a tus poetas habituales. Un saludo mañanero.
Álex, antes lo cortaba mi suegro, pero últimamente se ha rebelado y lo hace un jardinero. Te tomo la palabra con lo de los pañales, quedan reservados. Y por favor, no dejes de comentar, que lo de hoy ha sido más bien una excusa para aumentar el número de comentarios. Un saludo matutino sin premio.
Javier, tu comentario es muy, muy interesante. Necesidad no hay ninguna, pero como dije hace poco una parte de la esencia del blog son los comentarios; de otro modo se convierte en un bloc, si bien es un cuaderno de lujo. Lo bueno de esto es que el blog es un formato que se presta a cualquier uso, a muchos, pocos o ningún comentario, con y sin respuesta, o incluso sin dar opción a comentar. Lo del messenger ya lo había pensado, no creas, pero no me negarás que es un messenger fuera de categoría. Muchos de los comentarios que me hacen, los tuyos sin ir más lejos, son verdaderas entradas, y como han dicho por ahí arriba se aprende una barbaridad. Otros son en tono jocoso, pero lo cierto es que mi blog los propicia. En definitiva, aquí disfrutamos todos. Los blogs llamados "de autor" son muy interesantes, pero distintos al mío. Los leo con asiduidad, si bien requieren más tiempo. Lo que me da un poco de pena es que algunos autores desactiven la opción de comentarios, pues para mí es un placer conversar con gente como Benítez Ariza o tú mismo. Por ejemplo, sucede con el cuaderno que acaba de abrir Felipe Benítez Reyes; está en su derecho, pero veremos si no se contagia del virus bloguero y activa la opción, aunque sea moderando. Como ves, Javier, esto de los comentarios da para mucho y enriquece, a mí al menos. Ahora bien, si tengo que dedicar el mismo tiempo que te he dedicado a ti a otros 40 me quedo sin trabajo. Recibe un fuerte abrazo.
Ricardo, eres el vivo ejemplo de una de las cosas que acabo de comentar a Javier, pero estoy tranquilo porque por ahora no me has espantado a ningún comentarista (aunque como sabes ayer te censuré un comentario). Te hago dos aclaraciones lingüísticas:
1. Quien truena es tonante, no tronante.
2. Yo sí soy tronante, pues mis truenos parten del trono.
Un saludo escatológico.
José Miguel, Felipe Benítez ya ha activado la opción de comentarios.
Vaya, Juan Antonio, el virus bloguero es mucho más grave de lo que creía. La pandemia del siglo XXI, Dios nos coja confesados.
Para mí es fácil: escribo lo que quiero y puedo, leo lo que quiero y puedo y comento lo que quiero y puedo.
No sé si me explico.
Magnífico, Octavio, todos aquí comiéndonos el coco con nuestras paranoias y llegas tú con la solución que estaba delante de nuestras narices. Más claro, agua. ¡Muchas gracias!
Snif, José Miguel, esta vez he sido la mujer invisible en tu blog, por lo que veo. N P C .
Como te descuides , te suelto lo de "estaba yo pensando...", a ver si se te encienden todas las alarmas, jajaja.
Un beso
¡Mery, leche, que te han ignorao!
Imperdonable, eres la única que me hace un regalo y te ninguneo impunemente; no hay excusa. Y encima con el titulito y el contenidito de la entrada, que parece que has sido el primer gato en quedarse fuera del jardín. En fin... ¡a ver si nos vamos a pelear en el barco antes de llegar a Canora! Y por favor, no me sueltes esa frase que me da el canguelo.
Un abrazo abochornao.
Pelillos a la mar...
Huy, hacía siglos que no oía esa expresión, ni de mis propios labios.
Ya puedes apagar las alarmas, no diré la frase que no se debe decir.
Un beso
José Miguel, gracias por el espacio que has dedicado a comentar mi comentario. Estoy bastante de acuerdo contigo, pero he decidido tomarme unas vacaciones con los comentarios: ni comento ni tampoco me comentan. Lo que no dejo es de visitar los blogs amigos, el tuyo de los primeros, los que están como enlaces en el mío y alguno más que no está. La pasión "bloguera", ese virus peligroso, no me alcanza. Te seguiré leyendo. Un abrazo, Javier.
Muchas gracias por tus palabras, Javier; lo importante es que sigas con tu magnífico cuaderno, que habla por sí mismo. Eres afortunado por librarte del virus; en mi caso espero que sea una adicción pasajera propia de la novedad, y que baje un poco el ritmo sin perder el encanto.
No me queda más que decirte que se echarán de menos tus aportaciones a estos andurriales.
Recibe un fuerte y admirado abrazo.
José Miguel
P.S. Empiezo con Max Aub estas vacaciones.
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