Hay un invento que los escritores apreciarían muchísimo y que, sin embargo, veo muy lejos todavía. El concepto es simple: una máquina que sea capaz de poner por escrito las ideas que se nos van ocurriendo. Yo, por ejemplo, cuando voy conduciendo me abstraigo y empiezo a pensar en mis cosas, y se me ocurren ideas que podrían servir como entradas para el blog. Si en ese momento tuviera una grabadora de pensamientos la pondría en marcha y al llegar a casa tan solo tendría que conectarla al ordenador y ahí tendría la entrada, en formato Word. Pero como no tengo ese cacharro la idea se me olvida, y después no hay manera de ponerla en pie. Reconozco que en el coche es un poco peligrosillo registrar pensamientos al dictado, pero hay otro momento mucho más seguro y fructífero: cuando nos acostamos y nuestro cerebro se niega a desconectar. A veces el mío se pone a mil revoluciones, y me agobio porque sé que se me van a olvidar tantas ideas, algunas disparatadas, pero hasta ésas pueden servir. Más de una vez me he levantado y anotado en un cuaderno algunas cosas, pero no es lo más apetecible, sobre todo en invierno, y además la cabeza va más rápido que el lápiz en la mano. Con una grabadora de pensamientos, sin embargo, sería facilísimo. Digamos que la tendría encima de la mesita de noche, le daría a la tecla de on, y me limitaría a dictar mentalmente mis genialidades o gilipolleces, depende de quién las mire.
Qué gran invento sería, mucho mejor que el e-book ese que a ver si me traen los reyes. Escribiría miles y miles de páginas sin esfuerzo, no me dolería el dedo (bueno, los dos dedos) de escribir en el teclado, sería un autor prolífico, un depredador de las letras. Nadie me tosería, mi imaginación desbordante rebosaría las paredes del blog, los tronos y las ranas conquistarían el mundo literario. Escribiría más novelas que Corín Tellado, marrones en vez de rosas. Sería un crack, el masca, Ridatto estaría orgulloso de su descendiente, compondría millones de ridaikus, sería un fenómeno, el rey de los mercuriales. Podríais decir que asististeis al nacimiento de una estrella, er mejón, la caña de España. El gran... ¡¡Riiiiidaaaaaaoooooo!!
Todo se andará, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.
Becqueriana
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Perdóname, Bécquer,
Gustavo, mi amigo,
si cambio tus versos,
por hacerlos míos.
Hay veces que alma
vaga en el vacío
y no halla consuelo
a tanto suplicio.
...
Hace 1 hora
15 comentarios:
Como invento me parece bueno, pero como siempre peligroso, si se grabaran nuestros pensamientos más íntimos sin querer o a queriendo.
Un beso
Sería como llevar a la era digital el invento manual de la escritura automática de Bréton.
Apoyo la moción, siempre que también haya un lector automático, que nos lea y transmita al cerebro directamente todo lo escrito. Si no, sería imposible leer todos tus ridaikus de una noche de digamos, pajas mentales (doy por supuesto que en tu blog se puede decir "paja", y más en Navidad).
Un abrazo.
Monsieur RIDAO:
¿Dónde dices que venden ese cachivache?
Salu2
¿Lo has pensado bien?
Ten en cuenta que grabaría todos los pensamientos; ¿cuántas veces piensas en lo que no quieres? ¿y en lo que no debes?
Aunque no resulta fácil podemos abandonar pensamientos que no nos gustan y se ponen "insitentes" pero de esta forma, no sólo no podríamos relegarlos, los tendríamos en formato word... ¡¡qué horror!!
Creo, que al igual que la memoria, el pensamiento es sabio y tiene su propia criba, el que no prevalece será porque no es suficiente genial o divertido.
O quizá la maquinita en cuestión no sólo sería una grabadora, también actuaría de pensamómetro y el que no diera la talla no sería ni grabado.
Besos.
Ps. LLegados a ese punto de tecnología nos pincharían el aparatito y... que no, que no, que va sé que no es un buen invento.
Mejor será que nadie invente ese "lector de pensamientos" porque, ya que por naturaleza curiosa, me vería obligada a probarlo y puede que le saltaran todos los circuitos en menos que canta un gallo porque mi cabeza suele ser como una caja de grillos la mayor parte del tiempo.
En algunas ocasiones me he puesto a escribir mis pensamientos tal cual llegaban y luego no había por donde cogerlos.
Mejor será que no. No quiero que me lean siempre el pensamiento, aunque hay quien dice que no sé mentir.
Puede que para los profesionales no fuera mal invento.
Avise usted del día de la presentación en sociedad del "gran Ridao".
Besos navideños.
Cuando se me olvidan las ideas, me consuelo como la zorra con las uvas: estaban verdes aún. Y si existiera el aparatillo de marras, me temo que en mi caso quedarían grabadas muchas tonterías. Un abrazo, compa, y feliz navidad.
No habrá problema, Ángeles. El aparato irá provisto de un regulador del nivel de intimidad que estamos dispuestos a dejar salir.
Hablaré con los ingenieros, Juan Antonio, a ver si se puede incorporar tu propuesta. La verdad es que algunos ridaikus conviene digerirlos previamente. Y ojo con las palabrotas, que dañas la imagen de mi blog, duramente trabajada.
Ya os tendré informados cuando salga a la venta, Dyhego. Seguramente será por Internet aquí mismo, en los Andurriales.
Lo del pensamómetro es una gran idea, Paloma. Es como un termostato pero para filtrar la calidad del pensamiento. Haré por incorporarlo.
No te preocupes, Maile, cuando quieras lo puedes apagar, y le puedes borrar también el disco duro. Cuando lo estrene ya os aviso, para presentarme en sociedad en olor de multitudes cibernéticas.
Pues anda que yo, Jesús... Ya me conoces, imagínate lo que quedará grabado en ese aparato, miedo me da pensarlo.
Un abrazo a todos, y felices fiestas, que para eso es Navidad.
Mientras llega ese glorioso momento del nacimiento de esa superestrella de la escritura, capaz de transformar instantáneamente los pensamientos en novelas, entradas de blog, ridaukus o lo que sea, yo seguiré leyendo estas entradas tuyas, de tanto calado, de tanto sabor y saber, y en las que late mucha tela por debajo del cachondeíllo.
Feliz navidad para ti y los tuyos, en paz y sosegada, sin ese estrés que te impide dormir tranquilo (¡ay, si yo te contara!), y buena salida y entrada de año.
Un fuerte abrazo, Javier.
Pues yo pasaba por aquí a felicitarle el solsticio de las narices y a leerle el pensamiento, jeje.
Que no, va, que muy felicísima Navidad y mejores pensamientos. Ya los tienes muy buenos, que eres un trozo pan (con jamón;-)
Gracias de corazón por tus palabras, Javier. Conocer a personas como tú es una de las mayores alegrías del blog. Si te parece podemos pedir a los Reyes Magos paz y sosiego, que falta nos hace. Como hemos sido buenos a lo mejor nos lo traen. Y que no se entere el gordo ese que va de rojo, que nos lo fastidia.
Un fuerte abrazo, y que tengas felices fiestas.
Lo mismo te digo, Olga, Feliz Navidad. EL solsticio ese lo dejamos mejor para los druidas y para algunos que yo me sé de izquierda unida.
Un fuerte abrazo, y felicidades también para Angós y los niños.
Tal como lo interpreto,un escritor como tu no lo necesitara jamas,y es de corazón.
Un abrazo navideño.
Agradezco de corazón tus palabras, América.
Otro abrazo para ti, en estos días tan especiales.
Imagínate cuando se grabaran los sueños, de pe a pa, y con la imágenes a todo color.
Una revolución sin igual. Muy bien pensado y expresado.
Un beso
Gracias, Mery, se te echaba de menos.
Un beso.
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