lunes, 21 de noviembre de 2011

De los peligros de un diario


No tiene poco de obsesión, ni incluso de sumisión, la paciente y continua escritura de un diario, ya sea en papel, electrónico o una mezcla de ambos. En mi caso se trata de un diario misceláneo, volcado casi todo en la red, pero también con apuntes entreverados escritos a vuela pluma en un cuaderno. Un repaso a lo divino y lo humano, un canto a la música, a la literatura, un homenaje a poetas y escritores que me han dejado huella, y sobre todo una colección de anotaciones más o menos profundas, más o menos íntimas, más o menos anecdóticas, que si a alguien rinden tributo, además de a mi memoria, es a Fernando Pessoa, el único maestro en que me reconozco, al menos de manera consciente.

Yo me aplico al diario con una puntualidad escrupulosa, impropia de mi talante disperso y de mi tendencia a la pereza. Eso es algo que debo al medio electrónico, al invento de Internet; peligroso, no cabe duda, pero que ha encauzado mi larvada vocación literaria como si fuera una zanahoria que me anima a seguir y, aún diría más, que me obliga a escribir todos los días, haciéndome mejor persona, pero también esclavo de una droga difícil de dominar; una droga que conviene tomar en dosis pequeñas, pero que atrapa a los débiles de voluntad en una tela de araña tupida y pegajosa.

Y no es nuevo lo que yo digo; ya lo sabía Unamuno:
Y ¡ojo con caer en el diario! El hombre que da en llevar un diario -como Amiel- se hace el hombre del diario, vive para él. Ya no apunta en su diario lo que a diario piensa, sino que lo piensa para apuntarlo. Y en el fondo, ¿no es lo mismo? Juega uno con eso del libro del hombre y el hombre del libro, pero ¿hay hombres que no sean de libro? Hasta los hay que no saben ni leer ni escribir. Todo hombre, verdaderamente hombre, es hijo de una leyenda, escrita u oral. Y no hay más que leyenda, o sea novela.

6 comentarios:

Fernando Moral dijo...

Muy buena la cita de Unamuno. Lo siento, pero te veo atrrapado a trravés del diario.

Un abrazo cabroncete.

Luis Valdesueiro dijo...

Unamuno sabía de lo que hablaba: él también incurrió en el "diario íntimo".
Por cierto, Bertrand Russell, hablando del "interés por uno mismo", decía que podía llevarnos a escribir un diario... caer en el psicoanálisis... o meterse fraile... (¡?)
Un abrazo.

el ecologista dijo...

Una bitacora es toda una cultura desde que termino la 2a. guerra mundial para todo el que se estime ordenado con vision y con responsabilidades (en un minuto en la mañana anotas lo que vas a hacer ese diaen relacion a cosas, personas, lugares y acontecimientos ligados al trabajo, el estudio, el medioambiente y la familia, y al concluir el dia en otro minuto anotas lo cumplido lo pendiente y lo que seguira mañana),un diario puede ser otra cosa, menos formal y tambien comprometida , Un blog es otra cosa muy diferente, es platicar con uno mismo , con imaginarios lectores y criticos y con seguros espias de tu intimidad y forma de ser y de pensar ,que te seguiran siempre y cuando no representes problema para "el sistema", pero creeme que en tu caso aunque sea exclavisante es bueno para muchos porque das a compartir muchas vivencias , experiencias y cuestionemientos que muchos no les alcanza para sus adentros o finalmente entretienes a ociosos que con gusto esperamos tu nuevo amanecer y talante. salu2

José Miguel Ridao dijo...

Totalmente, fucking upper. Estoy en tratamiento con metablogona.

Caramba con Russell, Luis. Creo que he tomado la mejor vía posible. ¡De la que me he librado!

Tienes razón, ecologista, el blog es distinto a todo, no se puede hablar de diario. No sabes cómo agradezco tus palabras de ánimo. El nuevo amanecer es la secta de las thermomix. ¡vade retro...!

Abrazos.

Mery dijo...

Dios tenga en la Gloria a Unamuno.

Aunque ya me gustaría a mi que hubiera dejado bien explicadito a qué se refería con "todo hombre, verdaderamente hombre,.."
¿Se es hombre-persona- a medias?

José Miguel Ridao dijo...

Bueno, Mery, creo que es el lenguaje retórico de esos tiempos. Si quitamos las hojas, el árbol es imponente.