miércoles, 1 de febrero de 2012

Carta a una desconocida



Ya no sé qué más contarte, vida mía,
ni puedes tú decirme nada
que no hayas dicho todos estos años.
Ayer miraba el cielo, por la tarde,
y vi pasar una bandada
de pájaros sin nombre. Parecían
heraldos de las nubes.
Después, al regresar del campo,
quise beber en nuestra fuente,
y vi que el agua estaba viva: me contaba
historias milagrosas de hombres de otro tiempo.
Ahora estoy en casa, y ya no quiero hablar, por eso escribo.
No me tengas en cuenta los silencios, mira
que en cada instante habita una promesa.
Escucha el roce del papel mientras te pienso,
y ciérrame tus ojos,
ciérramelos despacio,
como yo los cierro en ti.

4 comentarios:

Ángeles dijo...

Me encanta la estrofa final.
Un beso

Rocío. dijo...

Muy bonito,Ridao con el frío que está haciendo cartas así calientan los ánimos.
Mira si hace frío en Madrid,que esta mañana he visto en la puerta de mi casa a 3 muñecos de nieve,haciendo una hoguera,Ridaaaaaaaao.
Un beso con estufa.

Mery dijo...

Vivan esos versos escritos a vuelapluma.Son sencillos y finos.
Una delicia.
Un beso mañanero

José Miguel Ridao dijo...

Muchas gracias a las tres. Frío hoy, no cuando escribí la entrada. ¡Brrrrr!