jueves, 28 de agosto de 2014

James Fenton: A German Requiem


No es lo que construyeron. Es lo que derribaron.
No son las casas. Son los espacios entre las casas.
No son las calles que existen. Son las calles que ya no existen.
No son los recuerdos que te persiguen.
No es lo que has escrito.
Es lo que has olvidado, lo que debes olvidar.
Lo que debes seguir olvidando toda tu vida.
Y con suerte el olvido alumbrará un ritual.
Descubrirás que no estás sola en el empeño.
Ayer los mismos muebles parecían reprocharte.
Hoy ocupas tu lugar en el “Autobús de las viudas”.

*

El coche espera en la puerta del sur
Para llevarte a la ciudad de tus ancestros
Que se alza en la colina de enfrente, de ladera resplandeciente,
Tan vívida como esta plaza encantadora, tu hogar.
¿Te da vergüenza? Debería darte. Es casi como una boda,
El modo en que sujetas tus flores y das un tironcito al velo. Oh,
Las novias odiosas, es natural que estés resentida
Solo un poco, este primer día.
Pero eso pasará, y el cementerio no está lejos.
Aquí llega el conductor, tirando un palillo a la alcantarilla,
Su lengua aún hurgando entre sus dientes.
Mira, no te ha prestado atención. Nadie te ha prestado atención.
Pasará, jovencita, pasará.

*

Cuánto conforta, una o dos veces al año,
Reunirse y olvidar los viejos tiempos.
Y en esos días especiales, damas y caballeros,
Cuando las camisas almidonadas se reúnen junto a la tumba
Y un chaleco lascivo se aproxima al estrado.
Es como un pacto solemne entre los supervivientes.
El alcalde ha firmado en nombre de la francmasonería.
El cura lo ha sellado en nombre de todo el resto.
No se necesita decir nada más, y es mejor así-

*

Lo mejor para la viuda, que no viva con el miedo de la sorpresa,
Lo mejor para el joven, que se mueva con libertad entre los armarios,
Lo mejor que esas figuras dobladas que revolotean entre las tumbas
Cuidando las luces nocturnas y reponiendo los crisantemos
No son fantasmas,
Que ellas se irán a casa.
El autobús está esperando, y en los bancales de arriba
Los trabajadores están desmontando las casas de los muertos.

*

Pero cuando tantos habían muerto, tantos y a tal velocidad,
No había ciudades esperando para las víctimas.
Desatornillaron las placas con el nombre de los portales destrozados
Y se las llevaron con los ataúdes.
Así las plazas y los parques se llenaron con la elocuencia de jóvenes cementerios:
El olor a tierra fresca, las cruces improvisadas
Y las direcciones imposibles en latón y esmalte.

*

'Doctor Gliedschirm, especialista en la piel, operaciones de 14 a 16 horas o pedir cita.'
El profesor Sarnagel fue enterrado aquí con cuatro títulos, dos colegiaciones
E instrucciones a los tenderos para usar la puerta trasera.
La tumba de tu tío te informó que vivía en el tercer piso, izquierda.
Te pedían que llamaras, y él bajaría en el ascensor
Para quien necesitara una llave...

*

Bajaría, bajaría siempre
Con una sonrisa acuosa, y nunca con mucho que decir.
Cómo se encogió a lo largo de los años.
Cómo te destacabas por encima de él en la estrecha jaula.
Cómo se encoge ahora...

*

Pero mira. ¿La pena debe tener su término? También la culpa, entonces.
Y parece que no hay límite a la iniciativa del recuerdo.
Para que un hombre pudiera decir y pensar:
Cuando el mundo estaba en lo más oscuro,
Cuando las alas negras pasaban por encima de los tejados,
(¿Y quién puede adivinar Sus intenciones?) incluso entonces
Hubo siempre, siempre, un fuego en este hogar.
¿Ves ese armario? ¡El escondrijo de un cura!
Y en ese trastero se han alojado y alimentado generaciones enteras.
¡Oh, si yo empezara, si empezara a contarte
La mitad, un cuarto, una mínima fracción de lo que ocurrió!

*

Su esposa asiente, y una sonrisa secreta,
Como una brisa con fuerza suficiente para llevar una hoja seca
sobre dos adoquines, pasa de una silla a otra.
Incluso el que pregunta queda subyugado.
Olvida proseguir con el asunto.
No es lo que quiere saber.
Es lo que quiere no saber.
No es lo que dicen.
Es lo que no dicen. 






It is not what they built. It is what they knocked down.
It is not the houses. It is the spaces in between the houses.
It is not the streets that exist. It is the streets that no longer exist.
It is not your memories which haunt you.
It is not what you have written down.
It is what you have forgotten, what you must forget.
What you must go on forgetting all your life.
And with any luck oblivion should discover a ritual.
You will find out that you are not alone in the enterprise.
Yesterday the very furniture seemed to reproach you.
Today you take your place in the Widow's Shuttle.

*

The bus is waiting at the southern gate
To take you to the city of your ancestors
Which stands on the hill opposite, with gleaming pediments,
As vivid as this charming square, your home.
Are you shy? You should be. It is almost like a wedding,
The way you clasp your flowers and give a little tug at your veil. Oh,
The hideous bridesmaids, it is natural that you should resent them
Just a little, on this first day.
But that will pass, and the cemetery is not far.
Here comes the driver, flicking a toothpick into the gutter,
His tongue still searching between his teeth.
See, he has not noticed you. No one has noticed you.
It will pass, young lady, it will pass.

*

How comforting it is, once or twice a year,
To get together and forget the old times.
As on those special days, ladies and gentlemen,
When the boiled shirts gather at the graveside
And a leering waistcoast approaches the rostrum.
It is like a solemn pact between the survivors.
They mayor has signed it on behalf of the freemasonry.
The priest has sealed it on behalf of all the rest.
Nothing more need be said, and it is better that way-

*

The better for the widow, that she should not live in fear of surprise,
The better for the young man, that he should move at liberty between the armchairs,
The better that these bent figures who flutter among the graves
Tending the nightlights and replacing the chrysanthemums
Are not ghosts,
That they shall go home.
The bus is waiting, and on the upper terraces
The workmen are dismantling the houses of the dead.

*

But when so many had died, so many and at such speed,
There were no cities waiting for the victims.
They unscrewed the name-plates from the shattered doorways
And carried them away with the coffins.
So the squares and parks were filled with the eloquence of young cemeteries:
The smell of fresh earth, the improvised crosses
And all the impossible directions in brass and enamel.

*

'Doctor Gliedschirm, skin specialist, surgeries 14-16 hours or by appointment.'
Professor Sarnagel was buried with four degrees, two associate memberships
And instructions to tradesmen to use the back entrance.
Your uncle's grave informed you that he lived in the third floor, left.
You were asked please to ring, and he would come down in the lift
To which one needed a key...

*

Would come down, would ever come down
With a smile like thin gruel, and never too much to say.
How he shrank through the years.
How you towered over him in the narrow cage.
How he shrinks now...

*

But come. Grief must have its term? Guilt too, then.
And it seems there is no limit to the resourcefulness of recollection.
So that a man might say and think:
When the world was at its darkest,
When the black wings passed over the rooftops,
(And who can divine His purposes?) even then
There was always, always a fire in this hearth.
You see this cupboard? A priest-hole!
And in that lumber-room whole generations have been housed and fed.
Oh, if I were to begin, if I were to begin to tell you
The half, the quarter, a mere smattering of what we went through!

*

His wife nods, and a secret smile,
Like a breeze with enough strength to carry one dry leaf
Over two pavingstones, passes from chair to chair.
Even the enquirer is charmed.
He forgets to pursue the point.
It is not what he wants to know.
It is what he wants not to know.
It is not what they say.
It is what they do not say.

viernes, 8 de agosto de 2014

La decadencia de la escritura


Leo mucho últimamente la obra, especialmente memorias, de escritores del siglo XX que tuvieron una vida azarosa, zarandeada por los acontecimientos que desgarraron Europa y el mundo, especialmente las dos grandes guerras, y no me abandona la sensación en todo momento de que así era muy fácil escribir, o al menos tenían una gran parte ganada, que es la materia prima, las vivencias de las que mana la obra de todo artista. Me hallo ahora inmerso en las memorias de Elías Canetti, judío sefardí cuya lengua materna era el ladino, nacido en una pequeña ciudad búlgara a orillas del Danubio, entonces del imperio otomano, que de niño se mudó a Manchester e hizo suya la lengua inglesa, reforzada por la lectura de Shakespeare con su madre, entusiasta del teatro, pero al poco tiempo, y ante la muerte de su padre, se trasladó a Viena, aprendiendo el alemán (que fue la lengua en que realizó su obra) en tres meses por boca de su madre durante una estancia en Lausana antes de ingresar en la escuela para, ya en plena Primera Guerra Mundial emigrar a Zurich… y eso con sólo doce años, lo que tuvo que vivir aún ese hombre, bueno y malo pero vida, no como el sesteo indolente a que nos entregamos en los llamados países civilizados desde hace setenta años… Ahora las vivencias se buscan de manera deliberada, no son fruto de los acontecimientos, y la adrenalina es prefabricada en expediciones al Himalaya o mediante retos absurdos por ver quién cruza a nado un océano o come más hamburguesas sin que le reviente el estómago. Alguien dijo una vez que tras el Holocausto la literatura había perdido sentido, pero el horror despertó la conciencia de muchos y, si no se escribe igual de bien que antes no es porque se haya llegado a la frontera, sino porque todas las fronteras han sido cruzadas y ante el hombre se extiende una inmensa llanura monótona y descarnada. 

martes, 5 de agosto de 2014

Aforismos literarios


1. Un verdadero escritor no debe pretender ganarse la vida con su arte, pues en ese caso acabará vendiéndose.

2. Si un artista no tiene la fortuna de ser rico deberá conformarse con el tiempo que le sobre de su trabajo más o menos decente, alejado de las letras para evitar contaminaciones.

3. Ya pasó el tiempo de los genios bohemios.

4. Los derechos de autor tienen una importancia muy relativa en las obras maestras, al menos para el autor, no así para sus herederos.

5. El peligro de la cultura gratuita no es su desaparición, sino su desprecio.

6. Los grandes escritores nunca se mueven por dinero, sino por vanidad.

7. El auténtico sabio opta por el silencio.

8. El auténtico genio está condenado a la infelicidad.

9. No hay nada más estúpido que la originalidad deliberada.

10. La literatura no es una terapia, sino un refugio.


sábado, 2 de agosto de 2014

Laurence Bynion: For the Fallen


Poema publicado en septiembre de 1914, apenas un mes después del comienzo de la Gran Guerra, a las puertas del horror que se avecinaba.

Orgullosa, como una madre con sus hijos,
Llora Inglaterra a sus muertos al otro lado del mar.
Ellos fueron carne de su carne, espíritu de su espíritu,
Caídos por la causa de la libertad.
Los tambores solemnes emocionan: la Muerte augusta y regia
Eleva su lamento hacia las esferas inmortales.
Hay música en medio de la desolación
Y una gloria que brilla por encima de nuestras lágrimas.
Ellos fueron entre cánticos a la batalla, eran jóvenes,
Con sus  miembros rectos, la mirada confiada, firmes y radiantes.
Aguantaron inconmovibles hasta el final con todo en su contra,
Cayeron con su rostro vuelto al enemigo.
Ellos no envejecerán, como envejecemos los que quedamos:
El tiempo no los marchitará, ni los condenarán los años.
Cuando se ponga el sol en la mañana
Nosotros los recordaremos.
Ya no se mezclan con sus alegres camaradas;
Ya no se sientan a la mesa en el hogar familiar;
No toman parte en nuestras ocupaciones diarias;
Ellos duermen más allá de las olas de Inglaterra.


Pero allí donde están nuestros deseos y esperanzas profundas,
Como un manantial escondido a la vista,
Para el corazón más recóndito de su propia tierra son conocidos
Como la Noche conoce a las estrellas;
Como las estrellas que seguirán brillando cuando seamos polvo,
Marchando sobre las llanuras celestiales,
Como las estrellas que estrellean al llegar nuestra oscuridad,
Hasta el final, hasta el final ellos quedarán.


With proud thanksgiving, a mother for her children,
England mourns for her dead across the sea.
Flesh of her flesh they were, spirit of her spirit,
Fallen in the cause of the free.
Solemn the drums thrill: Death august and royal
Sings sorrow up into immortal spheres.
There is music in the midst of desolation
And a glory that shines upon our tears.
They went with songs to the battle, they were young,
Straight of limb, true of eye, steady and aglow.
They were staunch to the end against odds uncounted,
They fell with their faces to the foe.
They shall grow not old, as we that are left grow old:
Age shall not weary them, nor the years condemn.
At the going down of the sun and in the morning
We will remember them.
They mingle not with their laughing comrades again;
They sit no more at familiar tables of home;
They have no lot in our labour of the day-time;
They sleep beyond England's foam.
But where our desires are and our hopes profound,
Felt as a well-spring that is hidden from sight,
To the innermost heart of their own land they are known
As the stars are known to the Night;
As the stars that shall be bright when we are dust,
Moving in marches upon the heavenly plain,
As the stars that are starry in the time of our darkness,
To the end, to the end, they remain.