martes, 5 de agosto de 2014

Aforismos literarios


1. Un verdadero escritor no debe pretender ganarse la vida con su arte, pues en ese caso acabará vendiéndose.

2. Si un artista no tiene la fortuna de ser rico deberá conformarse con el tiempo que le sobre de su trabajo más o menos decente, alejado de las letras para evitar contaminaciones.

3. Ya pasó el tiempo de los genios bohemios.

4. Los derechos de autor tienen una importancia muy relativa en las obras maestras, al menos para el autor, no así para sus herederos.

5. El peligro de la cultura gratuita no es su desaparición, sino su desprecio.

6. Los grandes escritores nunca se mueven por dinero, sino por vanidad.

7. El auténtico sabio opta por el silencio.

8. El auténtico genio está condenado a la infelicidad.

9. No hay nada más estúpido que la originalidad deliberada.

10. La literatura no es una terapia, sino un refugio.


16 comentarios:

Anónimo dijo...

Pregunta:
¿ Es auténticamente usted un genio?

José Miguel Ridao dijo...

No, soy un genio de pega.

Anónimo dijo...

Generalizar es siempre peligroso. Johann Sebastian Bach, por poner un ejemplo, escribió casi toda su música por dinero, como parte de sus obligaciones profesionales; lo que no le quita un ápice de grandeza. De Samuel Johnson es la conocida frase "Todo aquel que escriba una línea sin haber dinero de por medio,es un insensato". La traducción no es literal, pero es la que da en una entrevista Rafael Azcona, quien añade al respecto que "escribir un guión sin que te lo encarguen es una pérdida de tiempo". Uno y otro, Johnson y Azcona, aunque no de la talla de Bach (¿y quién diablos es de la talla de Bach?) eran creadores de auténtico talento.

En esto no hay normas, y es una suerte que no las haya. Shakespeare escribió por dinero; y ni siquiera se preocupó nunca de publicar lo que escribía (su destino natural era la representación, al menos a su modo de verlo). Se puede escribir, o desempeñarse en cualquier otra forma de creación artística, excelentemente y por dinero, o penosamente con todo desinterés, o exactamente lo contrario en ambos casos. Repito: no hay normas, por fortuna.

José Miguel Ridao dijo...

Yo no creo que Bach escribiera por dinero. Le interesaba la posición social, eso sí es cierto, y evidentemente necesitaba ganarse el sustento, pero toda su vida buscó una colocación que le permitiera crear con libertad, dentro de las limitaciones de su época, en que la única posibilidad de supervivencia para un músico era trabajar al servicio de un noble con un rango poco menos que de lacayo. El tiempo que estuvo en Leipzig de cantor tuvo muchas obligaciones, pero a la vez se encontraba en una situación ideal para crear y poner su talento al servicio de Dios, algo que era su obsesión. Disponía de un coro capaz para representar sus cantatas y las pasiones. Al final de su vida, ya muy enfermo, hizo obras puramente especulativas como El arte de la fuga, que no se llegaron a representar. Bach es precisamente el ejemplo del Arte por el Arte al servicio de Dios.

José Miguel Ridao dijo...

El caso de Suakespeare es distinto, era un autor teatral, y ahí sí que se busca beneficio. Al escribir la entrada también pensé en Dickens como posible excepción a una regla que yo creo se cumple en la mayoría de los grandes poetas y escritores.

Anónimo dijo...

Seguramente eso es cierto ahora, y yo diría que a partir del Romanticismo sobre todo; antes, no tanto. A mí me gusta especialmente, al respecto, una frase de Pushkin: "la inspiración no se vende; el poema sí". Creo que esa distinción es útil, y sensata.

Paco dijo...

Pues por añadir algo a este debate, dejo dos opiniones, que más que opiniones en sí son pensamientos que he ido recolectando en mis conversaciones con diferentes artistas (mi padre se movía en una parte de ese mundo):

1.- El que no vive de su arte (pintores, escultores, músicos, escritores...) está molesto pues en verdad no se considera -ni le consideran algunos- totalmente artista.

2.- El que vive de su arte, se queja de que no es completamente libre en su producción, pues tiene que vender esta para su sustento.

Evidentemente habrá excepciones, pero en esos dos puntos se incluyen casi el cien por cien de los artistas: nunca están contentos.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Amigo Paco: el descontento (y no sólo, ni siquiera primordialmente, por motivos económicos) es la fuerza que mueve al creador artístico. Quien está satisfecho deja de cuestionarse, de buscar nuevas respuestas; y, a partir de ahí, artísticamente está muerto.

Por lo demás, no es cierto lo que dices: la poesía, en general, no da para vivir, y eso lo sabemos todos los que nos dedicamos a ella; a nadie que conozca el tema se le ocurriría, para considerar poeta a alguien, exigirle que viviera de su poesía.

Paco dijo...

Es cierto que el poeta puede escaparse algo de estos dos puntos. Ya dije que aquí no se incluyen todos, pero el poeta tiene otros medios para ganarse la vida: conferencias, educación, artículos periodísticos... estoy seguro que a él le gustaría vivir únicamente de la poesía.

Luego hay otros poetas que su trabajo no tiene nada que ver con su vocación, pero estos aun están más descontentos. Como los inicios de Rafael Múgica antes de dejar su trabajo de ingeniero para convertirse en Gabriel Celaya.

En cuanto a que el descontento es la fuerza que mueve al creador artístico, estoy de acuerdo contigo, pero no es la única fuerza. Por ejemplo la belleza y la curiosidad son otros motivos para crear arte.

Anónimo dijo...

No es la única, cierto, pero sí necesaria; yo creo que el "genus irritabile vatum" horaciano tiene en eso su mejor sentido.

Juanma dijo...

Querdio mío, no creas que abandoné tu blog...

Me parecen muy interesantes todas las aportaciones a tu entrada. Cuando los comentarios son así, el blog merece la pena.

Yo quiero añadir algo relativo a la vanidad. Quien concluye una novela, un cuadro o una escultura no creo (bien, como siempre, con las excepciones que se tengan que hacer) que la muestre por vanidad. Lo hace porque es el paso final del trabajo. ¿Qué utilidad tiene una obra de arte guardada? No sé, algo así como el trabajo de un arquitecto, cuyo objetivo final es que alguien habite la casa que proyectó.

Salvo casos contados (donde me convierto en crítico de mí mismo y me suspendo), yo no guardo lo que escribo. Lo enseño y no por vanidad: los lectores son los habitantes.

Un abrazo, querdio R.

J.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias a Paco y al comentarista anónimo por sus aportaciones, muy interesantes.

¡Juanma, qué de tiempo! Espero que te vaya bien. Yo creo que ese paso final del trabajo a que te refieres es en realidad vanidad. Mira los blogs, por ejemplo, se podría decir que nacen de un deseo legítimo de compartir lo escrito, pero todos sin excepción tienen un componente de vanidad, ¿o crees que los cartelitos que cuelgo yo en mi blog a la derecha son para ganar dinero vendiendo libros?

Abrazos vanos.

Anónimo dijo...

Dar noticia del propio trabajo, cuando éste es público, no tiene por qué ser vanidad, a mi modo de ver. Se puede hacer eso vanidosamente, desde luego, pero también puede hacerse sin vanidad.

José Miguel Ridao dijo...

Bueno, en mi caso es por vanidad.

Fernando Moral dijo...

El 5 tiene un premiazo... por acertadísimo y sobre todo actual.

Abrazos septembreros :(

José Miguel Ridao dijo...

Hombre, cuánto bueno por aquí con toa la caló que hace. A ver si nos vemos pronto, Fernando, te voy a pasar un archivo con las diez mil mejores novelas del siglo XX, gratis total, para que valores la cultura.