El amor todo lo mueve, con amor hay felicidad y trascendencia, el amor nos convierte en personas completas, da sentido a nuestras vidas y nos eleva por encima de las miserias terrenales para llevarnos a una altura espiritual que justifica nuestra presencia en este mundo. Hay muchos tipos de amor, pero por mis circunstancias actuales me quiero centrar en el amor conyugal. La unión que he logrado establecer con mi esposa, recientemente fallecida, es tan intensa y plena que todo mi ser la agradece y la celebra. Me puedo sentir afortunado de haber vivido una experiencia que nunca podrá borrarse.
La contrapartida del amor es el dolor. El dolor surge por una carencia o, con más frecuencia, después de una pérdida. El dolor es si cabe más humano que el amor, resulta todavía más intenso, y así como el amor es un fuego que arde lentamente mientras calienta las almas de los que participan en él, el fuego del dolor penetra punzante en la carne y resulta muy difícil de soportar. Es una prueba a la que nos somete la vida, que normalmente cesa al cabo de un tiempo hasta que salimos del trance purificados. Esa es la alquimia del dolor, que en los casos más afortunados hace que germine un brote nuevo del que nace de forma milagrosa otra planta de amor, a veces aún más hermosa que la anterior.
7 comentarios:
Amigo Ridao, ¿cómo estás? Espero que bien.
Te daba por desaparecido.
José Miguel Domínguez.
Bueno, no paso por mis mejores momentos.
Lo siento. Esta situación tampoco ayuda.
José Miguel.
Si Dios es algo, es amor.
Por fin estamos de acuerdo en algo sobre Dios, Jesús.
Hola, José Miguel:
Mirando las entradas anteriores, puedo entender ahora la dolorosa situación que vives. Lo siento muchísimo. Un fuerte abrazo de tu tocayo.
Gracias, tocayo. ¡Un abrazo!
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