Hoy tenía pensado hacer una entrada jocosa, pero los comentarios a la entrada de ayer de mi amigo Jesús Cotta me han hecho traer un asunto distinto: el sacramento de la Comunión a las personas celíacas. Normalmente evito entradas que tengan que ver con la religión, pues no me gusta herir sensibilidades y huyo de las polémicas, pero este asunto me atañe muy de cerca, y por eso traigo a mi cuaderno la opinión que ayer expresé en el de Jesús.
El hecho es que mi hijo Miguel es celíaco, y la Iglesia establece que sólo podrá comulgar con vino, y además deberá hacerlo en una copa aparte, porque la otra está contaminada al haber mojado el sacerdote el pan, y eso si tiene suerte y el sacerdote en cuestión no se niega a tanto jaleo.
Yo me pregunto: ¿y si, por un acaso, el vino hubiera tenido gluten, sería privado Miguel del sacramento por designio divino y estaría condenado por ser celíaco? ¿Sería pecado ser celíaco en ese caso? ¿Es necesaria tanta inflexibilidad? ¿No es verdad que este tipo de cosas alejan a la gente de la Iglesia? ¿Es que a la Iglesia no le interesan esos fieles que huyen de la prohibición del condón y de la prohibición de comulgar con pan de arroz a los celíacos?
Quiero decir que yo soy agnóstico, y respeto a los católicos, pero en todo caso me resulta un asunto sorprendente. Además, a mi mujer le afecta mucho, porque ella sí es creyente, y le duele que su hijo sea discriminado (sí, discriminado) de esa manera, y a Miguel tampoco creo que le guste cuando haga su Primera Comunión. En fin, no he podido resistirme a hacer esta entrada rompiendo la línea editorial de mi cuaderno.
P.S. Hoy celebramos el cumpleaños de Miguel. Soplará seis velitas en una tarta sin gluten.
Becqueriana
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Perdóname, Bécquer,
Gustavo, mi amigo,
si cambio tus versos,
por hacerlos míos.
Hay veces que alma
vaga en el vacío
y no halla consuelo
a tanto suplicio.
...
Hace 1 hora
39 comentarios:
Una entrada sin duda interesante que da pie a la reflexión profunda, Ridao. Me dejas inquieto.
José Miguel. Hace casi diez años dediqué una mínima parte de mis vacaciones a asistir a unas jornadas edicativas de los colegios de la Cía. de Jesús en Andalucía. El eje de las mismas fueron las reflexiones de un Jesuíta excatedrático de Teología en Granada. Sus sensatas opiniones llevaban tiempo molestando a la Jerarquía y creo que le invitaron a cambiar su cátedra por una de Filología. Nunca olvidaré lo que nos dijo.
El problema con el que se encuentra la jerarquía eclesiástica en la actualidad es que ha ido poniéndose tantos trajes encima, sin quitarse los anteriores, que le ha pasado lo mismo que le pasaría a una persona si hiciera lo mismo. Estaría completamente encorsetada y sin capacidad de movimiento.
Si toca ponerse algo nuevo vuelve a hacerlo encima de lo anterior, con lo cual tendría, como una cebolla, una nueva capa y resultaría imposible llegar a su interior.
Él lo tenía claro. Habría que quitarle todos los trajes y una vez desnuda sería más fácil darle respuesta a los problemas actuales.
José Miguel, sabes que me siento profundamente católico, y pienso que hay algunos aspectos a modificar en la Iglesia, y este es uno de los prioritarios y muy urgentes, primero por el daño que hace a los afectados, y me incluyo por la cercanía que tengo con tu hijo, y segundo porque a mí, como parte de la Iglesia, me escandaliza.
No obstante y al mismo tiempo, quiero clarificar que la Iglesia, como todas las instituciones, tiene aspectos a reconsiderar, pero esos aspectos no deben ocultar lo mucho y bueno que hace, y hace mucho y bueno.
Los católicos, parte de la Iglesia, tenemos la obligación de tomar parte activa en su evolución, y sin duda este es un punto sobre el que debemos insistir con seguridad, y es parte de nuestra obligación como católicos hacerlo.
Sin que sirva de precedente, un abrazo sincero
Me dejas de piedra.
Buena entrada.
No has roto nada, sigues siendo tú.
Un abrazo.
Es para estar inquieto, Julio.
Álex, la reflexión del jesuíta es buenísima. Ojalá pudiera seguir enseñando Teología.
Gracias, Ricardo. Yo soy el primero en reconocer las muchas cosas buenas que ha hecho la Iglesia, precisamente este tipo de situaciones alejan de ella a muchas personas buenas, y es una pena.
Entiendo que no sabías del asunto, Javier, y por eso te quedas de piedra. Yo más que perplejo estoy indignado.
Un fuerte abrazo a todos.
Te comprendo perfectamente, JOSÉ MIGUEL, puesto que soy padre no de uno sino de dos hijos celíacos.Mis hijos no han hecho la comunión (ni la harán)pero es una discriminación.
Los rituales son importantes, pero, en última instancia, hay que adaptarlos a las personas.
Poniéndome en la piel de un católico y siendo simple pero no lelo: ¿Dios es tan tiquismiquis como para reparar en si la hostia es de trigo o de maíz o de arroz?
¿De verdad eso es esencial para ser buena persona?
¡Y luego le darán la comunión a uno de esos ¿sacerdotes? que han violado!
En fin, perdón si me excedo en comentarios cuando no estoy en mi casa.
Un saludo, José Miguel, que bastante follón es tener que ir a todos lados con comida sin gluten para que a los creyentes se lo pongan un poquito más complicado.
Qué puedo decirte, Dyhego, que me quedo con los sacerdotes íntegros y las cosas buenas que hacen, pero critico sin dudarlo cosas como ésta. Desde luego, me extrañaría que Dios fuera tan tiquismiquis, aunque quién sabe... Y, desde luego, conozco a muchos católicos e incluso a sacerdotes que critican este hecho. La única solución sería lo que se suele decir:
¡Que baje Dios y lo vea!
A ver qué pasaría entonces...
Un abrazo para ti y para tus hijos.
También yo me quedo perpleja José Miguel, nunca había escuchado semejante cosa y me subleva pensar que se le haga esto a un niño.
Quien debe unir, desarmoniza, separa, segrega...
Podría escribir muchas cosas pero me conozco, sé que me apasionaré y en el fragor de mi defensa al niño, terminaré confrontando seguramente con alguien.
Aquí lo dejo. Ya me enteré de cómo funcionan ciertas cosas.
Un abrazo para vos Ridao y un beso para Miguel jr.
Gracias de corazón, Liliana, hoy poco más te puedo decir.
Una reflexión estupenda. Todo mi apoyo moral, si es que sirve para algo.
Un abrazo.
Claro que sirve, Juan Antonio, y te lo agradezco.
Felicidades a Miguel.
La Iglesia, va unas cuantas décadas de retraso en temas no doctrinales y de sentido común.
Que se hiciera una forma para celiacos, debería estar dentro de la sensibilidad de la Iglesia.
Hasta entonces mucha paciencia y muchos besos y abrazos a tu pequeño.
Muchas gracias, Jesús. Es paradójico ver cómo la Iglesia primitiva era avanzada a su tiempo y hoy es al revés.
Ay, que le den la Comunión a ese niño como a todos los demás que la quieran, por Dios, (nunca mejor dicho). No puede ser tan difícil utilizar una forma sin gluten. Me imagino la carita de decepción de algunos, si ya se empiezan a sentir discriminados por la iglesia por algo de lo que no tienen ninguna culpa.
Muchos besitos para él en su cumple y felicidades al padre por la entrada.
Se me olvidaba:
Muchas felicidades para tu hijo Miguel. Si te puedo ayudar en algo sobre la celiaquía, no dudes en pedírmelo.
Por eso yo soy agnóstica, no puedo con las imposiciones y prohibiciones absurdas e incoherentes.
Con el tiempo tendrán que aceptar que los niños celíacos hagan su primera comunión con pan de arroz, es la solución más lógica, teniendo en cuenta de que cada vez se detectan más casos, mientras tanto toca aguantar esta discriminación a quién desee seguir siendo católico.
Felicidades y un besito para Miguel y un consejo para vosotros, si no le dais mucha importancia al hecho, él tampoco se la dará. Lo mismo que acepta su enfermedad y que no puede tomar determinados alimentos como el resto de niños, también aceptará esto sin problemas, aunque a vosotros os joda tanta inflexibilidad. Saludos.
Gloria.
Querido José Miguel, entre los comentarios a mi entrada de ayer participa LFU y lleva a un enlace de la Iglesia en el que, según me asegura, la Iglesia sí que acepta la sagrada forma sin gluten, hechas de almidón, para celiacos. Visita esa página. Si eso es así, no hay por qué preocuparse. Me extrañaría mucho que no existiese la posibilidad de comulgar con pan sin gluten. Por otra parte, y si me permites un consejo, creo que a Miguel, en caso de que el cura se negase al pan sin gluten, no le vendría bien que se notara que sus padres pensaran que va a ser discriminado. Para él lo importante es recibir a Jesús y Jesús tiene el detalle de entregarse a él en un cáliz de oro, porque él, Miguel, es muy importante y Él, Jesús, previó que él iba a recibirlo en el 2011?. Así se lo explicaría yo. Y un beso en la frente de Miguel.
Más que un comentario a tu interesante entrada, José Miguel, lo que quiero hoy es felicitar a Miguel por esos seis magníficos años que cumple, que vengan repletos de alegría y de felicidad.
El ser celíaco, las intolerancias agudas a la lactosa (que corren por estos lares míos desde hace años) hay que sobrellevarlo tratando de que el afectado, en este caso nuestros hijos, lo noten lo menos posible y no se sientan diferentes por ello.
No quiero molestar a nadie con mis comentarios, pero lo que cuentas acerca de la Iglesia y sus normas para recibir la primera comunión es verdaderamente insólito.
Como tú, no soy religioso y creo, con Erasmo, que la religión debe ser un sentimiento interior sin necesidad alguna de ceremonias y de signos externos.
Sería mejor no educar a los niños en religión alguna y dejar que el sentimiento de Dios, si es que lo han de sentir, naciera libremente en su corazón algún día.
Educado, como seguramente tú, en lo ceremoniático del catolicismo, mis hijos nunca han oído hablar de religión en casa; el día que quieran hablar de ello, hablaremos. Aquí, en mis lares, no hay más iglesia que la la de la ética, la responsabilidad y el compromiso con el mundo en que se vive.
Es más importante que los hijos aprendan el verdadero sentido de la tolerancia, del respeto hacia los demás, de la búsqueda de la felicidad, de la defensa a ultranza de la libertad que un millón de ceremonias de comunión o de lo que sea.
La iglesia, termino, como institución ha tenido la virtud de malbaratar uno de los más hermosos mensajes que han poblado la tierra, el de Jesús, y por ello, insisto en que no quiero herir a nadie, solo merece mi más firme condena.
Otro día, si no te han escandalizado mis palabras, hablamos de ello.
Hoy toca felicitar a ese hijo tuyo, tan despierto, tan lleno de chispa y de alegría y mandar las discriminaciones de las que hablas a que se den un paseo por el campo.
¡Viva la libertad de conciencia!
Un abrazo, Javier.
A mí también me atañe algo la cuestión de las alergias alimentarias y las discriminaciones absurdas. Dejando a un lado la cuestión religiosa, puede decirse que ciertas peculiaridades personales -y a eso se reduce una alergia- no merecen la consideración de otras. Conozco el caso de un colegio en cuyos desayunos festivos no se dispensaban embutidos, para no herir la sensibilidad alimentaria de algún que otro alumno musulmán, pero no se tenía el menor reparo en servir dulces hechos con huevo, cuando había alérgicos declarados a ese alimento.
Un saludo.
José Miguel, he leído la entrada de Jesús Cotta y todos los comentarios, interesante debate.
Haces bien trayéndolo y más cuando el asunto te atañe, nos sirve para humanizar nuestros blogs.
La Iglesia Católica es muy sabia y hay de todo, "las polémicas" la refuerza todavía más; sobre el tema de las Comuniones hay casos todavía más escandalosos que éste y no les ponen ningún impedimento, por eso mismo Miguel hará su Comunión sin ningún problema.
Cuando he leído tu entrada que sepas que me ha dado mucha pena, aún sin conocerlo, no se me olvida su carita tan pura, ese día me dí cuenta de que es ESPECIAL, llámalo intuición femenina o como quieras.
Si está despierto aún le das un abrazo muy fuerte y otro a sus hermanos y felicidades en el día de su cumpleaños.
Abrazos.
Muchas gracias por tu apoyo, Olga, es una discriminación se mire como se mire. Felicito a Miguel de tu parte mañana, acabamos de volver de celebrar el cumple. Un abrazo.
También le felicito de tu parte, Dyhego, y te agradezco el ofrecimiento. Gracias a Dios, y a pesar de algunos radicales, la enfermedad celíaca no es un problema grave, sino más bien una incomodidad. Otro abrazo.
Hola a todos y gracias por vuestro interés.
Hace 5 años que a Miguel se le diagnosticó la intolerancia al gluten, y es increíble la madurez con que estos niños asumen que no pueden comer determinados alimentos.
Estoy segura de que llegado el momento, el comprenderá perfectamente y hará su primera comunión tan tranquilo, y delante suya nadie hará comentarios desagradables al respecto. Afortunadamente tenemos un párroco estupendo que colaborará en todo, y no me preocupa esto demasiado.
Sólo me parece retrógrado, injusto y absurdo, y lo digo como católica que hace una crítica a su jerarquía, y con el tiempo seguro que ellos también lo verán así. Lo que es una pena es que tarden tanto en reaccionar!
Un beso y gracias de nuevo.
Gracias a ti también por tu apoyo, Gloria. En realidad no le damos demasiada importancia, pero cuando sale el tema me indigno. Es para indignarse, y no entiendo cómo hay quien puede defender esa postura.
Un abrazo.
Jesús, he visto el comentario de LFU y he respondido allí. Al principio dice que Lola no está en lo cierto al afirmar que los celíacos no pueden ser católicos, pero después de consultar fuentes fiables se retracta, cosa que le agradezco. En cuanto a las ostias especiales confeccionadas con almidón de trigo que están aceptadas por la Iglesia, te informo de que contienen gluten suficiente para dañar al celíaco. La Conferencia Episcopal respondió lo siguiente a una carta enviada por la asociación española de celíacos (FACE), que se puede consultar en su web:
"Las condiciones para la validez de la materia son:
Las ostias especiales «quibus glutinum ablatum est» son materia inválida para el Sacramento.
Dichas ostias, en cambio, son materia válida si en ellas permanece la cantidad de gluten suficiente para obtener la panificación, si no se han añadido materias extrañas y si el procedimiento usado para su confección no desnaturaliza la substancia del pan".
Esa cantidad está por encima del limite de 10 partes por millón establecido por la federación como margen de seguridad para los celíacos.
Parece mentira que esté hablando de estas nimiedades, de partes por millón y cosas por el estilo. Como eres mi amigo, te voy a ser franco: Lola, mi mujer, es católica hasta la médula, seguramente como tú, y está dolida e indignada con la Iglesia. No porque Miguel se vaya a sentir mal, sino por el hecho en sí. Y yo la entiendo.
Ahora soy más franco todavía, y las palabras que voy a decir son mías y sólo mías:
No tengo nada contra la Iglesia Católica; más bien le tengo respeto y en algunos casos admiración. Sin embargo, ante casos como éste me planteo muchas cosas. Te aseguro que si no fuera por Lola mi hijo ni se hubiera bautizado ni recibiría la Primera Comunión, y el motivo es la postura de la iglesia en cosas como ésta. me indigna y me horroriza. Por mí que les vayan dando, que se queden solos y que se metan las ostias con gluten por donde les quepan. Sólo espero que no te enfades conmigo, porque digo lo que siento, y sigo teniendo de ti la misma buena opinión que he tenido desde que te conozco.
Gracias por tu beso a Miguel y, si me permites, ex corde, Ridao.
Javier, me quito el sombrero ante tu comentario, me identifico con él y lo suscribo. Pensamos exactamente igual. Eres una buena persona, se te nota al escribir, y eso para mí es lo único importante. Tu felicitación a Miguel es muy especial para mí, mañana se la daré.
Un fuerte abrazo, de corazón.
Espero que hayais disfrutado la celebración y que Miguel se lo haya pasado bomba.
Un abrazo.
Claro que sí. Ex corde también.
José Manuel, lo que comentas es ilustrativo. Las religiones siguen levantando ampollas, queramos o no, y no contribuyen en muchos casos a la concordia. La pena es que son unos pocos los culpables de esto, pero ¡mandan tanto! Y que quede claro que me descubro ante las buenas obras y la categoría humana de muchos sacerdotes que siguen el ejemplo de Jesús.
Un abrazo.
Gracias, Pasión, me emocionas. Mañana le daré un beso. No te dé pena de Miguel, esto a él no le afecta, y hará la Primera Comunión más contento que unas pascuas.
Otro abrazo de corazón para ti.
Lola, hija, a ti no tengo nada que decirte en el blog que no hayamos hablado, pero como me hace ilusión, te digo que el amor es lo más importante, más que la religión, y nuestro amor ha tenido cuatro frutos maravillosos, llenos de amor también.
Qué bien, Maite, hablas de lo que importa realmente, se lo han pasado todos bomba, hemos celebrado a la vez el cumple de Jaime, que es dentro de poco, han jugado, saltado, reído, y han llegado a casa reventados, como debe ser.
Un fuerte abrazo, de corazón (estoy sensible).
Es un alivio, Jesús, no me gusta herir sensibilidades.
Hola, José Miguel. Soy el rugbylari de Olga. No entro nunca pero no puedo estar más de acuerdo contigo. Nuestros hijos también se han bautizado por ella y por ella ha comulgado el mayor y comulgará el pequeño pero pienso lo mismo que tú. Si por mi fuera...
Yo soy agnóstico pero pongo menos problemas para que mis hijos comulguen de los que ellos ponen a los celíacos. Hay que j....
Saludos.
Qué alegría, Angós. Haces que me sienta acompañado, creo que somos muchos.
Espero verte por Sevilla en octubre, a ver si hablamos de cosas en condiciones mientras el resto se dedica a mariconadas de versitos, y cuentas batallitas a Miguel de las hostias que os pegáis en el rugby, que creo que no tienen gluten.
A ti no te doy un abrazo, que eso es de nenazas. Encantado de hablar contigo.
Llego tarde, lo sé, mis disculpas, y lo hago perplejo. Hace unos días salió en televisión la negación, por parte de un cura en concreto, del sacramento de la comunión a una niña con Down. En fin, para qué comentar...
Hace años yo atendía el teléfono de RENFE. Me entró una llamada de una señora que quería comprar unos billetes para ella y su hijo. Me dijo también que no quería menú (incluido en el billete) para el pequeño porque era celíaco. Cuando le expliqué que en el tren se sirve menú apto para celíacos, esta mujer comenzó a llorar, José Miguel. Se emocionó. Ya ves que yo no tenía nada que ver, pero si hubiera estado a mi lado fijo que ma da un beso rotundo. Luego se desahogó y me contó todas las dificultades que solía encontrar.
Y el caso es que no es tan difícil, que no debería serlo. La iglesia, lo diré suavemente, pierde pie, pierde credibilidad, pierde tantas cosas.
Un abrazo.
Pierde pie la Iglesia y pierden pie quienes tratan de justificar como sea su actitud, buscando cualquier resquicio teológico para salvar la cara, incapaces de criticar en lo más mínimo a la institución, que está por encima del sentido común y del bienestar de sus fieles. Ante un caso como el que expongo de la comunión a los celíacos entiendo que caben tres posturas para los católicos:
1. Rebatir con argumentos mi postura.
2. Reconocer que la Iglesia no tiene razón en este caso, sin miedo y sin complejos.
3. Callar.
No creo que los que eligen la última opción salgan especialmente airosos, pero al menos no se comportan como unos fanáticos fundamentalistas, que sería la cuarta postura posible.
Un fuerte abrazo, Juanma.
Conozco a Miguel desde que nació y recuerdo el proceso hasta que le diagnosticaron la celiaquía.
A partir de ese momento comenzó vuestro mayor trabajo, educarlo de forma que su diferencia fuese su normalidad. Y lo habeis conseguido, de tal forma que cuando estamos juntos mis hijos de 7 y 9 años son tan conscientes del problema que lo asumen como propio y se preocupan de lo que come su amigo para no dañarlo.
Evidentemente Dios se preocupa aun más que mis hijos, y la iglesia sin saberlo comete una tropelía contra tu hijo y contra Dios, ya se dará cuenta.
Seguro que Miguel no le dará importancia, así se lo habeis enseñado, y quizas Miguel piense algún día como yo, que no es necesario comulgar, ni confesarse ni ir a misa, que para hablar con Dios no necesito intermediarios y que la Iglesia debería ser menos intermediaria y dedicarse más a lavarle los pies al que lo necesita, como predicó Jesus con su ejemplo.
Yo creo, H, que la Iglesia comete una tropelía sabiéndolo, no sin saberlo. Me ha gustado especialmente el final de tu intervención, entiendo que a la Iglesia le está pasando como a esos intermediarios usureros que hacen que suba el precio de las cosas, hasta que la gente acaba por no comprar, por ejemplo, calabacines a 6 euros el kg. Tal como están las cosas, conozco cada vez más católicos como tú que buscan la línea directa con Dios.
Un beso.
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