Los italianos tienen una sensibilidad especial para la música, van a la ópera como aquí vamos al fútbol o a los toros. Mientras que gran parte de los aforos de los teatros españoles se llenan de analfabetos musicales deseosos de ver y ser vistos, los italianos maman la ópera desde que nacen, la canturrean en sus casas, y son partidarios de uno u otro tenor como aquí animamos a los ídolos del deporte. En otras cosas a lo mejor son un poco payasos (o al menos su presidente), pero en música desde luego que no.
La ópera es la gran protagonista de la música vocal italiana, pero tiene una hermana menor que destaca por su espontaneidad y sentimiento, y que se presta especialmente al lucimiento de los cantantes. Me refiero a la canción napolitana. De entre todas las composiciones de este género, mi preferida es sin lugar a dudas Core 'ngrato, por muchos motivos; por la pasión que hay en ella, porque sólo con oírla cantar se huele el mar, se siente el bullicio de Nápoles, se llora y se siente como sólo los italianos saben hacerlo... y porque yo mismo la canté muchas veces, o al menos lo intenté.
Mi versión favorita es la del gran Beniamino Gigli, uno de los más grandes tenores líricos que ha dado Italia, si no el mayor. Su voz es perfecta para esta canción, muchos dicen que nadie la cantó como Caruso, que era napolitano, pero me quedo con la voz y la interpretación de Gigli, de una dulzura maravillosa y una intensidad inigualable.
Para quien esté interesado, ofrezco una traducción muy aproximada de la letra de la canción, escrita en dialecto napolitano. Es una historia triste, muy triste, de un corazón roto y una pena inconsolable.
Catarí, Catarí…
¿Por qué me dices palabras tan amargas?
¿Por qué sólo me hablas para atormentarme, Catari?
No olvides que yo te he dado mi corazón, Catarí, no lo olvides.
Catarí, ¿a qué vienen estas palabras que me causan tanto dolor?
Tú nunca piensas en este dolor mío.
tú nunca piensas, tú no tienes corazón.
Corazón, corazón ingrato,
me has arrebatado la vida.
Ahora todo es pasado,
y ya no piensas en mí.
Catarí, Catarí...
¿Sabes que he ido a la iglesia
a elevar mis oraciones a Dios, Catari?
Y me he confesado al sacerdote:
"Estoy muriendo por ella, estoy sufriendo,
estoy sufriendo como no se puede creer,
estoy sufriendo hasta el fondo de mi alma".
Y el confesor, que es una persona santa, me ha dicho:
Olvídala, olvídala.
Corazón, corazón ingrato,
me has arrebatado la vida.
Ahora todo es pasado,
y ya no piensas en mí.
Becqueriana
-
Perdóname, Bécquer,
Gustavo, mi amigo,
si cambio tus versos,
por hacerlos míos.
Hay veces que alma
vaga en el vacío
y no halla consuelo
a tanto suplicio.
...
Hace 1 hora
16 comentarios:
Pese a tu idea de Finitud, no dudo que el protagonista tropezará de nuevo con Catarí (diría que cienes de veces)
Le has puesto la banda sonora a mi domingo... hoy el plan era comer en un Italiano. Recordaré la melodía mientras me tomo unos tagliatelle.
¡A rivederci!.
Qué va, Ricardo, se casó y es feliz, y Catarí se juntó con un petardo, es una desgraciada y está arrepentidísima.
Me alegro, Maite, para un italiano te recomiendo esta canción interpretada por Teddy Reno. Que disfrutéis.
Abrazos.
Faltan el gramófono, la manta camilla y el picón...
Es un contraste muy dulce, esa voz tan masculina y esa tristeza ("no tienes corazón", qué pobre). Para los no entendidos, es un sonido a película antigua muy, muy poético.
Me ha gustado mucho la entrada y la canción.
Abrazos, Ridao.
Enorme entrada.
Hace afición.
¡Estupenda entrada! ¡Mil gracias!
Disfruto el comenzar el domingo de esta manera, con el alma inundada de de arte.
Addio Ridao, ci vediamo dopo. Baci.
Otros que tienen una sensibildad especial para la música son los niños. Ignacio estaba hecho una fiera y al escuchar a Gigli se ha callado. Una de mis confesiones de hoy podría haber sido que durante un mes no se tomaba la papilla de frutas si no le cantaba "La donna è mobile" de Rigoletto a grito pelao (tendrías que verme). Si no te lo crees dile a Alejandra que te la tararee.
Sí, Julio, y la mamma metiendo una bronca al niño por haberse enamorado de una largarta.
No había caído en ese contraste, Olga, tienes razón. Me alegro mucho de que te gustara.
Muchas gracias por tus palabras, Javier.
Liliana, ¿a qué hora comienzas tú el domingo? No sabía que hubiera tanto desfase horario.
Sabía que te gustaría, y por lo que veo no necesitas la traducción. Un bacio.
Álex, qué sorpresa, alguien en tu casa con oído. No seas cruel con Alejandra, por favor. No me extraña que se tomara la papilla, yo creo que se comía una piedra con tal de que te callaras.
Un abrazo a todos.
¡Ay las romanzas napolitanas!
¡Qué voz!
La voz de Gigli era maravillosa, José María. Curiosamente nació el mismo día que Lauritz Melchior, el 20 de marzo de 1890. Grande Melchior también, dicen que el último heldentenor.
Esas letras siempre desgarradas por amores contrariados. Qué bella música también.
Con estas entradas tan líricas sólo deseo que tu blog no vaya nunca a la deriva, sin dueño que lo gobierne. (Esto viene a cuento de tu entrada posterior, pero como te voy leyendo a mi aire, pues eso...)
Un abrazo y buenas noches
Y la voz de Gigli. ¿Te acuerdas, Mery, que te la enlacé para la Furtiva lágrima?
Por lo otro no te preocupes, que estoy aleccionando a Miguel para llevar el blog en mi ausencia. Vaya marrón de herencia, una entrada diaria...
Si, si, J.M.: La furtiva lágrima de Gigli era apoteósica.
Qué virtud de voz mas envidiable.
Un abrazo
Es la primera vez que escucho esta melodía y lloré al escucharla, yo la escuché con Yordi Ramiro el tenor mexicano, pero ahora que la escucho con Gigli siento un gran vacío, ya que a muchas personas les pasa lo que relata esta melodía o como se diga, no estoy muy adentrado en esto de tenores pero se me hace que es exquisito la sensación que pueden crear estas hermosas voces.
Saludos.
Ismael.
Feliz Año Nuevo.
Bienvenido, Ismael. La voz de Gigli llega como pocas, y las canciones napolitanas son todo sentimiento. Cuando se une la excelencia en voz y música, como es el caso, es difícil no emocionarse.
Feliz año a ti también.
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