lunes, 10 de agosto de 2009

Canícula bloguera

Estos mundos blogueros están en verano bastante tranquilos. No es que no haya nadie, pero pasa un poco como en las ciudades cuando todo el mundo se va de vacaciones y descubrimos un paisaje distinto, más sosegado, yo diría que más acogedor.

Son muchos los que han anunciado su marcha, colocando el cartel de “cerrado por vacaciones”. Otros se pasean por la red de forma esporádica, entre destino y destino de sus andanzas veraniegas. Se suele esgrimir como argumento que es necesario desconectarse, como una especie de tratamiento de desintoxicación de la blogueína, esa droga blanda pero pegajosa. También yo valoré esa posibilidad -me declaro blogueinómano consumado-, pero finalmente partí a los lugares de descanso esgrimiendo mi flamante, por decir algo, pinganillo, y cuando el muy taimado me lo permite aquí estoy, al pie del cañón, colgando entradas, comentando y, sobre todo, leyendo.

Somos pocos los que quedamos, pero bien avenidos, y hay tiempo de leer pausadamente entradas que en plena vorágine laboral no tenemos tiempo ni ganas de abordar. Creo que no me he equivocado, no pienso que necesitara esa desconexión, y ahora tengo tiempo - es un decir, con cuatro críos-, de pensar, de escribir poesía, de leer, de disfrutar, en suma, de este nuevo mundo que me ha traído Mr. Blogger. Parece que el verano, que no es precisamente mi estación preferida, se me está haciendo más llevadero, menos árido, más gratificante, gracias a este invento extraño y a vosotros, que habéis sucumbido como yo a sus encantos.

19 comentarios:

Enrique Baltanás dijo...

Di que sí, Ridao. ¡Desconectar...! Ya nos desconectará la vida más tarde o más temprano. Mientras tanto, ¡más blogueína! Y en verano, más.

Juanma dijo...

El día 1 de septiembre cumplirá un año mi blog. Aprovechando ese aniversario iba a parar en agosto, preparar el cambio de imagen y volver a aparecer, renovado el blog, ese día.
Pero soy pésimo cumpliendo promesas, incluso las que me hago a mí mismo. Por eso lo he adelantado todo, no he parado ni voy a parar.
Y me gusta que tú tampoco lo hayas hecho. A pesar de tu pinga...

Un fuerte abrazo.

maite mangas dijo...

Jose Miguel, yo en mis vacaciones estoy disfrutando de lo lindo con todo esto( Tengo que tener cuidado porque no se si estoy pasando las vacaciones en Blogger o en Estella).Ahora hay tiempo para disfrutarlo todo, niños, viajes blogueina...
Un saludo comprensivo y solidario.
ps: me encantó tu poema.

Juanma dijo...

(Te propongo que hagas la entrada de Penélope...seguro que lo bordas)

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Coincido con algún comentarista, yo creo que ya nos desconectarán de la vida, mientras tanto, a disfrutar.

Los que han "cerrado por vacaciones", no saben lo que se pierden.

Anónimo dijo...

Cierto. El paisaje es distinto, como el de las urbes alquitranadas y vacías en las que permanecen los que no marchan.
También se echa de menos a unos y se visita a los que se tenían más abandonados; se lee con más calma y se descubren nuevos sitios.
En septiembre llegarán de nuevo todos y aquí estaremos para recibirlos con mucha ilusión. Mientras, se saborea la calma y la ausencia.
Besos.

José Miguel Ridao dijo...

Eso es, Enrique, hay que aprovechar el combustible, y en agosto arde más y mejor.

Juanma, mi pinga(nillo) últimamente está que se sale (de rápido). Respecto a tu comentario de más abajo, recojo el guante, aunque lo del bordado está por ver.

Seguro que disfrutas en Estella, Maite, aunque te has llevado a Mr. Blogger de vacaciones contigo. Buena tierra ésa, patria de un deportista ilustre sevillano de adopción y vecino mío: Juanito Arza. Una vez pasé por allí haciendo el Camino y estabais de fiestas.

Un abrzo a todos.

José Miguel Ridao dijo...

Os colasteis mientras escribía.

Es lo que dice Baltanás, Javier, ¿por qué privarnos de lo que nos gusta? Entiendo lo de dejar de fumar, pero que yo sepa blogger no ha matado a nadie.

Es verdad, Parsimonia, en septiembre será como cuando empiezas a ver más coches y niños yendo al colegio, aunque claro, aquí podemos elegir el volumen de tráfico que estamos dispuestos a soportar.

Un abrazo.

JESUS FIDELIS dijo...

Pues sí, por aquí estamos, sosegadamente, pero presentes.

Olga Bernad dijo...

Ah, yo sí necesitaba parar un poco, pero nunca lo consigo del todo;-) Sin embargo, me encanta que quede gente al pie del cañón (o del pinganillo).
Por cierto, tu anterior poemita es quizá el que más me gusta de los que has escrito.
Abrazos de vuelta.

José Miguel Ridao dijo...

Eso es bueno, Jesús, el sosiego. Es la única forma de estar presente.

Bueno, Olga, eres incorregible, te voy a recetar metablogona. Qué bien que te gustara el poemita. Mi próximo reto es hacer un poemón que te guste;-)

Abrazos.

Liliana G. dijo...

Claro que se nota que casi toda España está de vacaciones, y hasta echo de menos a unos cuantos compatriotas tuyos. Afortunadamente los altos índices de blogueína que corren por tu sangre no me ha privado de tu variopinto repertorio bloguero, cosa que sería injusta para los que estamos del otro lado del mundo muriéndonos de frío y disfrutando de tu genio y figura.
¡No te vayas nunca José Miguel!

Ave, Ridao, morituri te salutant.

PS: Te hice caso y colgué en mi blog el último párrafo de mi comentario de ayer...

José Miguel Ridao dijo...

Me ha impresionado ese grito, Liliana, me he sentido César por un momento, pero me temo que morituri somos todos. Eso sí, me iré cuanto más tarde mejor.

Ya he visto las palabras en tu blog, y lucen espléndidas. Enhorabuena.

Un abrazo añorante del frío.

Pasión dijo...

José Miguel, que conste que sigo andando por estos lares.

¿Qué me desconecte?, pues no, antes era una ola, ahora tengo un barco velero, navego, por aguas unas veces tranquilas y otras llenas de tempestades. Lo sé soy una pésima "poeta".

Hace unos días hablando con un amigo bloguero sobre su casa en la Sierra Segoviana, me acordé que hace veinte años alquilamos durante dos años una casita en "La China", una aldea en la Sierra de Aracena.

Mis hijos tenían la edad de los tuyos más o menos, no teníamos ni luz, ni agua potable. Íbamos solo los fines de semanas, en otoño e invierno.

La casita estaba situada en un pequeño prado, rodeada de montes, con dos dormitorios, un salón amplio con una chimenea espléndida y un cuarto de baño precioso todo nuevo pero con agua de pozo.

Nos acostábamos cuando anochecía y nos levantábamos nada más que salía sol. No necesitábamos nada.

Tú dirás, ¿por qué me cuentas esto?, porque llevo siete meses leyendo tus entradas, siempre nos hablas de Alájar y hasta la semana pasada no me acordé de esa gran experiencia. No es por falta de memoria, sino porque no tenía un ordenador para escribir el momento, tú aprovechalos y anótalos aunque te parezcan que no tienen importancia.

¡Con tantos niños! no tenía tiempo de nada.

Perdona la extensión del comentario.

Abrazos.

José Miguel Ridao dijo...

Pasión, yo llevo siete meses recibiendo tus amables comentarios y éste es el más bonito que has hecho; me ha llegado de verdad. Las Chinas está bastante cerca de Alájar, y puedo imaginar que no necesitaseis nada. Me has hecho darme cuenta de lo que disfrutaré releyendo mi blog dentro de veinte años.

Un abrazo agradecido.

Capitán dijo...

Miguel, en el fondo es como el resto de actividades veraniegas para los que quedan sin veraneo, copas relajadas, siempre en igual compañía, sitimontañero, o para aparcar, tiempo para conversar, en definitiva, el blog se hace Rodríguez.

José Miguel Ridao dijo...

Pues se hará Rodríguez el blog, Capitán, pero lo que es yo... ya me gustaría. A ver si me mandan un año a trabajar un verano, aunque no tenga tiempo de conectarme. En lo que sí has acertado es en lo de quedarse sin veraneo...

Pasión dijo...

"Las Chinas" cierto en plural, perdona pero hace tantos años.

¿Existe aún?. La casita estaba en las afueras de la aldea, teníamos que dejar el coche en el camino y bajar por un terraplén a pie.

Conozco casi todos los pueblos de la bella Sierra de Huelva y de Cádiz, Alájar no recuerdo si la visitamos.

Abrazos Economista y Poeta.

José Miguel Ridao dijo...

Las Chinas es una aldea de Jabugo. He pasado cerca muchas veces, pero nunca he entrado. Seguro que está la casa, esa parte no ha cambiado mucho desde que tú ibas.

Otro abrazo, y gracias por el apelativo.