La situación ideal de un escritor es la de un funcionario con un trabajo cómodo que le deje tiempo libre. Es muy peligroso e incómodo tener la escritura como medio de vida. Se pierde libertad y frescura, y es inevitable encomendarse a alguien si no se quiere pasar hambre. Además, no hay que olvidar que la publicación debe ser algo secundario en la labor del escritor, que puede o no venir, y que no siempre estará en relación con la calidad de lo escrito. Ahora que lo pienso, hay una situación aún mejor: escribir un best-seller que te haga millonario y, ya con la vida asegurada, dedicarse a escribir cosas buenas. Aún no ha nacido el elegido.
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Lee un autor, conócele en persona y vuelve a leerle. Mejor sería que no le hubieras conocido.
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El alma humana es insondable: sólo dejamos ver una parte ínfima de ella, mucho más pequeña que la punta del iceberg. Y cuando chocan dos grandes trozos de hielo lo que importa es la parte sumergida, que destruye con una fuerza desconocida los lazos más estrechos.
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Leo Dublinesca, la última novela de Vila-Matas, y me decepciona, más que nada por lo bien que me habían hablado de este autor. Relato pobre, superficial, ambientado en un mundo, el de la edición, que él conoce bien y da para mucho, pero la novela ni consigue meterme en ese mundo, ni logra captar mi atención, ni estilísticamente pasa de la corrección.
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Cuanto más categórico soy al escribir un apunte, más dudas tengo sobre su verdad.
10 comentarios:
Me quedo con la última situación para un escritor, esa es la ideal sin lugar a dudas, sentarnos a escribir tranquilamente y vivir de rentas :)
Si primero conocemos al autor, que nos ha encandilado personalmente, y luego conocemos su obra, eso ya es mágico.
De la destrucción siempre nace un nuevo sistema, los lazos que se rompen son reemplazados por otros más sólidos, eso gracias a que el alma, como bien has dicho, es insondable.
Yo no dudo de tu verdad, que no te creas a vos mismo es tu problema :)
Besotes, José Miguel.
Si dudas, vences, querido Ridao
Un abrazo
A falta de trabajo cómodo, está el de profesor. Se cumple una de las condiciones. Por eso habrá tantos profesores escritores y blogueros.
Un abrazo nocturno.
Y yo, cuanto más te leo, más me gustas...espero que si tengo la suerte de que nos conozcamos en "personas" no nos defraudemos.
De lo de publicar mejor no hablo que luego ...
Besazos, que has estdo "sembrao"
Lo que me faltaba,ansín que ahora quieres ser funcionario,¡que envidia me tienes!,lo que me faltaba,pos no guapo,pa eso hay que estudiar unas oposiciones mú duras,y sé mú listo.
Bueno fuera bromas,te doy toa la razón,a mi también me gustaría no tener que trabajar y tener más tiempo libre,es la única forma de poder sentarse tranquilo y pensar,escribir no se me da muy bien,pero me encanta leer,y tengo que aprovechar siempre las horas muertas en los andenes,o aeropuertos,ya que viajo mucho,pero aún así leo.
Pero vamo,ya veo que sacas tiempo pa tó,así que no dejes de escribir,a veces la inspiración llega hasta en una buhardilla.
Un beso abuhardillado.
Pues yo he conocido en persona a escritores estupendos y no todos me han defraudado, ni mucho menos. Cretinos hay en todas las profesiones, pero no me negarás que, sin ir más lejos, los mercuriales están plagados de excelentes personas y excelentes escritores, y que es posible incluso que ambas cualidades coincidan en el mismo individuo. ¿O es que somos la excepción?
Un abrachop.
Pues sí que tengo un problema, Liliana, pero no creo que sea grave. Se llama escepticismo. Muy certera e imaginativa, comme d'habitude.
¿Y para qué vencer, Julio?
Pues sí, tocayo. Seguro que es por eso, ya me lo había planteado. Y algunos de nosotros sí tienen un trabajo cómodo.
Abrazos acomodaticios.
Esperemos, Marisa. Ese apunte está en terendengue, como yo digo.
Ya lo soy, Rocío, así que los dos somos más pobres este año, ¿no? Pero no pasa nada, como estamos en el taco... Cuando vacíe la buhardilla de cajas me voy a inspirar que te cagas, con perdón.
Juan Antonio: pues claro que los mercuriales somos excepcionales, ¿acaso lo dudas? No me refiero sólo a la decepción, sino más bien a lo que condiciona la lectura.
Abrazos sin condiciones.
Es verdad, José Miguel (o Ridao?): es bueno dejar el escritorio para acudir a otro trabajo u ocupación- a veces la soledad que requiere la escritura puede ser asfixiante... Oye, y coincido en tu valoración de Vila-Matas!
Prefiero José Miguel, aunque todo el mundo se empeña en llamarme Ridao, que me recuerda mis tiempos de colegio, uno más en la lista de clase. A mí, además de otra ocupación, me hace falta un acicate, y el blog es una buena zanahoria.
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