sábado, 19 de febrero de 2011

Amaneceres rojos


Si las nubes perdieran su grisura
y las heladas tardes del invierno,
preludio anunciador de un tedio eterno,
brillaran con el sol de la hermosura;
si el peso abrumador de la amargura
y el brillo deslumbrante del infierno,
seco, desnudo de calor fraterno,
se tiñesen de cielo y de blancura,
no tendría ya más, de madrugada,
que esconderme debajo de tus ojos
para espantar el miedo con la almohada
y conjurar amaneceres rojos.
Bebería tu luz todos los días
para ahogar mi dolor con tu alegría.

9 comentarios:

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhh!
Salu2.

Mery dijo...

Pues ¿qué decir?
Que me encanta ese "bebería tu luz todos los días".

Felíz fin de semana

José Miguel Ridao dijo...

Muchas gracias a los dos. Me acabo de dar cuenta de que el primer verso tenía doce sílabas. Cambio mañanas por nubes; total, lo que importa es que eran grises.

Un abrazo, y feliz fin de semana.

NGG dijo...

Joder, Ridao:
¿ que tas fumao?
Cuidadín, cohones,
de tanto revolcones
que andas viejo
...y pellejo.

Precioso, amigo. Entre Enrique GM y su merced me están ustedes vosotros aficionando a la poesía. Gracias and welcome.

Liliana G. dijo...

¡Ay, que me derrito! ¡Otro, otro, otro...!

Aplausos, medalla y beso, Ridao, te lo has merecido.

La de la ventana dijo...

Es usted sorprendente, Sr. Ridao.

José Miguel Ridao dijo...

Vaya, en esta entrada habéis conseguido abrumarme, y bien contento que quedo, me lo voy a creer y todo. Bienvenida a Teresa, NGG que salga del armario poético, y a Liliana un besazo por argentina, por salerosa y por ser tan cariñosa siempre conmigo.

Abrazo-beso-beso.

NGG dijo...

Por el bien de la poesía en general y el tuyo en particular, he decidido seguir siendo un gran mariconazo (poeticamente hablando, claro)

José Miguel Ridao dijo...

Vaya, yo que te veía ya con unas florecillas en el pelo y una lira en la mano...