Becqueriana
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Perdóname, Bécquer,
Gustavo, mi amigo,
si cambio tus versos,
por hacerlos míos.
Hay veces que alma
vaga en el vacío
y no halla consuelo
a tanto suplicio.
...
Hace 1 hora
El cuaderno de José Miguel Ridao
3 comentarios:
¡Huy!
No se me ocurre otra cosa, de tan tremendo te veo.
Gracias, esta ventanita es mucho mas cómoda.
Un beso
¡Muy bueno, Ridao! Tus versos se adentran en el misterio del viaje sin retorno, aunque admiten también, otra lectura velada. Sea como sea, el conjunto me parece para lucirse.
Besotes.
P.S.: A veces el horror huele a perfumes y está más cerca de lo que creemos.
De nada, Mery, es mucho mejor así (la ventana y el silencio). Hay veces que me entran ganas de desactivar comentarios en entradas como ésta.
Gracias, Liliana. ¡A perfumes! No se me haría ocurrido en la vida. ¡Qué miedo! Aunque ahora que lo pienso hay perfumes horribles (chiste malísimo, indigno de este blog).
2 besos 2
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