Borges abruma con su cultura, aunque a uno siempre le queda la sospecha de que monta castillos esplendorosos con unos naipes tomados de aquí y de allá. Es lo de menos: el resultado es magnífico.
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Los escritos teológicos van siempre acompañados de una apabullante cantidad de citas de otros teólogos, glosas de las Sagradas Escrituras, refutaciones, silogismos... todo un arsenal erudito poco adecuado para el propósito al que sirven. La búsqueda de la verdad teologal necesitaría de sólidos cimientos, agarres y peldaños, pero todos los apoyos que encuentran los teólogos se sustentan a su vez en un lecho inestable e incierto. Se me antoja esa búsqueda como un sendero por colinas onduladas hechas de arenas movedizas, cuya cumbre no es más que el principio de un nuevo camino errante.
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La amistad no consiste en devolver favores, sino en hacerlos.
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He oído a alguien decir que el diario de Pessoa es triste, pero no es así: la tristeza nunca se viste de gala. Ese diario es una gloria de las letras, un festival de vida en la penumbra de un espíritu privilegiado. Lo profundo de su prosa y el lirismo de su estilo convierten a Bernardo Soares en un ser excepcional, sin precedentes conocidos ni continuadores de su estela. No es un diario triste, ni alegre, es el alma de los hombres contemplada por un genio.
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Entre la broma y el insulto hay una frontera marcada por la empatía.
13 comentarios:
La teología, creo, muestra un ejemplo de lo que es en el fondo toda discusión. Nos parece su argumentación florida una extravagancia si uno considera sus axiomas arbitrarios e imprecisos; solo que en lo dudoso se funda cualquier axioma por definición, y revolver penosamente alrededor de él es la tarea de cualquier idioma. (Para confirmar esta receta consulte con su matemático de elección)
Pero los axiomas teológicos son mucho más dudosos que los de otras ciencias, ¿no?
Sí, sí, mucha admiración por mi admirado Pessoa y anteayer no le dedicaste ni una triste entrada, ni una entrada triste.
Un abrazo desasosegado
P.S.: ¡Qué grande Pessoa, Ridao!
Eso de los aniversarios son mariconadas, Tato, tú lo sabes bien. Fíjate, todo el mundo hablando ahora de Borges y Chesterton, y el 90% de los que hablan no los ha leído nunca. Amos home...
Tienes razón, son una mariconada, pero como a ti te gustan tan to las mariconadas pensé que escribirias algo... ;-P
Sobre lo del axioma dudoso yo creo que en realidad depende de en que nivel de discurso nos coloquemos, que intentemos caracterizar. Existen, por ejemplo, axiomas matemáticos que sabemos que no se emplean en nuestra realidad -dicho de modo coloquial: son falsos- y por lo tanto no dejan de ser científicos. Si hablamos de correspondencia con la realidad para decir dudoso, en realidad no importa para la ciencia. Pero claro, también cabe notar que la teología es una "ciencia humana", o sea que parte de la observación y la constituye discursivamente, mientras que las ciencias duras superponen un discurso existente a la realidad -por medio de cierto trabajo de discurso-.
La mayoría de las ciencias humanas parte de arbitrarios bastante dudosos, a veces totalmente falsos, mas no dejan de ser tampoco ciencias. El problema de nuevo vendría a ser las carencias del discurso para dar cuenta de la realidad, más que los malos axiomas que articulemos -no quiero decir por esto que el axioma de la teología sea muy bueno, podemos clasificarlo por lo menos de absolutamente arbitrario-.
Mas que el discurso de la teología y su funcionamiento interno -fallas ha de tener inevitablemente-, yo creo que lo cuestionable es el empleo de dicho discurso. La pretensión de la teología es por mucho, un blanco fácil de atacar.
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¿Qué te parece, Tato? Ése es un simbolito en condiciones.
Arrowni: yo creo que el quid de la cuestión estriba en el objeto de la ciencia. El caso de la teología es muy distinto al del resto de las ciencias, ya sean sociales o experimentales, excepto la filosofía. Las ciencias experimentales parten de una realidad observable empíricamente, y a partir de esa observación establecen sus hipótesis. El ejemplo de la física es claro: la ley de la gravitación universal se puede demostrar más fácilmente que la existencia de Dios, aunque si vamos al detalle también tenía sus carencias, como probó Einstein, y la investigación en mecánica cuántica acerca la física a la filosofía e incluso a la teología, pero eso no impide que su objeto inicial sea más "real". Como ejemplo de ciencia social, tomemos la Economía. A partir de modelos econométricos (la matemática no es más que una ciencia instrumental) se hacen predicciones, que podrán ser más o menos acertadas. El problema es el número de variables a considerar y la dificultad para experimentar en una ciencia cuyo objeto es el hombre, pero no cabe duda de que la economía es una ciencia muy "real".
En la teología entra en escena la fe. A partir de ese momento, a mi modesto entender se deja el campo de la ciencia y se entra en el de las creencias.
Saludos.
Hablando de economía...
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La teología es una ciencia (algo que se sabe) que se funda en un proceso circular, en palabras de Anselmo de Canterbury:
Credo ut intelligam
Intelligo ut credam
San Anselmo fue un gran creyente, un gran teólogo y un gran científico. No son términos excluyentes. El problema es entrometer unas cosas con otras.
Para leer más, la excelente encíclica Fides et Ratio.
Concuerdo en que la palabra ciencia puede ser fuerte para la teología, y ciertamente hablaríamos más de una filosofía. Pese a todo, la historia como "ciencia humana" es muy filosófica, todo depende verdaderamente en a qué nos apeguemos para legitimizar el discurso que enunciamos. Es, no obstante, más fácil acercar la teología y la filosofía al estatus "instrumental" de la matemática, que hacer lo propio con la historia, ahí radica otra diferencia interesante.
Monsieur RIDAO:
Si no ha cogido usted esta cita "Entre la broma y el insulto hay una frontera marcada por la empatía" de ningún sitio, tengo que reconocer que es usted más genio de lo que imaginaba.
¿Puedo utilizar esa frase -sin citarlo a usted, por supuesto- para quedar yo como un marajá?
Gracias.
Salu2.
Tato: por ahora me rindo, pero volveré a la carga con una entrada dedicada.
Hola, Joaquín. Ese círculo de San Anselmo es muy difícil de cerrar. Siempre se parte de una premisa: hay que tener fe, y de ahí sí podríamos llegar al entendimiento, porque el camino del entendimiento a la fe lo veo más complicado. No niego que haya quien lo ha recorrido, pero me falta lo que caracteriza a una ciencia: las hipótesis verificables. Yo creo que sin fe previa (y revelada) no hay teología.
Arrowni: el problema de la historia es otro, pues en ella es fundamental la recopilación de datos de unas fuentes más o menos fidedignas, y desde luego que se presta a la instrumentación, casi siempre con fines torticeros. No veo que la historia sea una ciencia, le faltarían las leyes deducidas, ni que exista objetividad en ella. Es más bien una disciplina que puede servir para crecer y para aprender, pero también para todo lo contrario.
Me ofende usted, D. Dyhego, por supuesto que es mía (incluir aquí mariconada gráfica obscena). úsala, úsala, que me voy a volver famoso, jeje.
Abrazos y tal...
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