Ese cosquilleo en el estómago que se siente el último día de vacaciones es un indicador felicísimo: en primer lugar, de que tenemos trabajo, y en segundo lugar, de que no nos gusta trabajar.
~
Damajuana, madreselva, ruiseñor -nightingale-, lapislázuli... Hay palabras que rivalizan en belleza con el objeto que representan.
~
La memoria es una realidad difusa y cambiante, que no se presta a la fotografía. Si ya son inciertas las contingencias que nos suceden en esto que llamamos vida, más aún lo es la percepción individual y subjetiva que que de ellas hacemos. A esto hay que añadir el paso del tiempo, que va coloreando caprichosamente todo ese entramado de abstracciones. Por último, no hay que olvidar que la memoria no es algo dormido, sino que cobra sentido cuando sale a la luz, y en ese momento pasa una última criba que vuelve a darle un giro que la hará más irreconocible aún respecto a su nacimiento: la de nuestro estado de ánimo, que como es sabido puede cambiar en cuestión de minutos.
Y a pesar de todo, el hombre no es nada sin su memoria.
~
Se les acaba a los niños (a los dos mayores) la libertad estrenada este verano gracias a las bicicletas. Todos los conocen en el pueblo, y me ponen al día de sus andanzas. Un punto más en contra de vivir en la ciudad. Ya he perdido la cuenta, y también las esperanzas.
~
Faceless the sultry and overpowering lion,Hasta para sus versos en inglés era Borges conciso, contundente, enigmático.
Faceless the stricken slave, faceless the king*.
* Del relato Abencaján el Bojarí, muerto en su laberinto, incluido en El Aleph.