lunes, 1 de agosto de 2011

Ojos de luna


Ha regresado esta mañana
como siempre, sin avisar,
y ya sabía que llegaba antes de olerla.
Entró en mi cama muy temprano
y me tocó con su mano fría
de calle, de niebla y de negruras.

¿Por qué no me abres tus brazos?
¿No te alegras de volver a respirarme
después de estos instantes de ceguera?

No hay nada detrás de las cortinas,
pero un viento suave, abyecto,
asciende hasta los límites del miedo.
La distancia, el olvido, el búho que vive en el árbol muerto
han venido acompañándole.
No sé dónde podré esconderme; quizá
detrás del pájaro del tiempo,
o en la luna de tus ojos tan profundos.
Es la hora de acostarse, engañar sus labios de plata
y dar la bienvenida a las tinieblas.

2 comentarios:

L.N.J. dijo...

Precioso José Miguel, un poema muy bello.

Besos.

José Miguel Ridao dijo...

Muchas gracias, Lourdes.