martes, 22 de noviembre de 2011

Ernest Dowson: In Tempore Senectutis


Cuando sea viejo,
y tristemente me retire
al frío y la oscuridad,
¡mi amiga del alma!
Si puede ser, recuerda,
no a aquél que perdura, sino a ese otro hombre
que amó y cantó, y tuvo un corazón palpitante,--
¡cuando sea viejo!

Cuando sea viejo,
y el fuego antiguo del amor
sea trémulo y frío:
¡El deseo de mi alma!
Si puede ser, no recuerdes
nada de nosotros sino el ayer,
cuando empujábamos los años, un solo corazón,
a hacernos viejos.

Cuando sea viejo,
y cada estrella del cielo
sea fría y despiadada:
¡tú, el único amor de mi vida!,
no me prohíbas marchar:
Recuerda sólo nuestros momentos lejanos,
¡y no el final, los afanes del amor y la pena
cuando me hice viejo!


When I am old,
And sadly steal apart,
Into the dark and cold,
Friend of my heart!
Remember, if you can,
Not him who lingers, but that other man,
Who loved and sang, and had a beating heart,--
When I am old!

When I am old,
And all Love's ancient fire
Be tremulous and cold:
My soul's desire!
Remember, if you may,
Nothing of you and me but yesterday,
When heart on heart we bid the years conspire
To make us old.

When I am old,
And every star above
Be pitiless and cold:
My life's one love!
Forbid me not to go:
Remember nought of us but long ago,
And not at last, how love and pity strove
When I grew old!

8 comentarios:

L.N.J. dijo...

Precioso poema José Miguel. Esta mañana estuve en una residencia de ancianos y no sé, casi veía el final de la vida, de unas vidas, de nuestras vidas.
A veces solos y otras alguien que los empuja en una silla de rueda donde la vida, es de otra manera.

El amor, como no, como protagonista.

Un beso.

José Miguel Ridao dijo...

Es triste, Lourdes. Philip Roth habla de eso en sus libros, con crudeza.

Un beso.

L.N.J. dijo...

Hoy salí de allí un poco triste, me senté en un escalón mirándolos. A algunos les temblaban sus manos, otros con la mirada perdida y el que más me dolió fue el hombre que al despedirse de su hija empezó a llorar.
Ella no lo vio, el hombre giró su silla y se volvió para su habitación.

No conocía a Philip Roth, me gusta mucho venir a tu blog. Eres el google, pero en persona; o sea, mucho mejor.

Besitos.

Anda, vamos a ponernos alegres.

L.N.J. dijo...

Perdona otra vez, mira el google de hoy. Es ¡genial!: Stanislaw Lem.

José Miguel Ridao dijo...

Sí que está currado, sí. Estos del Google se superan cada día.

inespoe@gmail.com dijo...

Este poema es calidad, hermosa traducción, la verdad, creo que la traducción es un arte, más literatura. ¿Qué sería de todos como lectores si no existiesen los traductores? Cuántos autores de idiomas impronunciables e inaprendibles podríamos conocer y vivir y gozar.

Ha sido un momento de deleite, gracias por el poema.

L.N.J. dijo...

José Miguel, lo haces y es chulísimo. Tienes que buscar la manera exacta de hacer las cosas.

Voy a buscar información sobre Stanislaw Lem y esas ilustraciones de Daniel M.

José Miguel Ridao dijo...

Muchas gracias, Tarántula. Para mí es un placer traducir, y si además lo comparto, el placer es doble.

Yo no lo conocía, Lourdes. Es curioso: Google saca en sus doodles a gente semidesconocida.

Besos.