Hablaba el otro día del síndrome de El País, y hoy lo hago del "síndrome de la prensa escrita", pero en un sentido distinto: cada vez me repele más la profusión de noticias relativas a la crisis y, sobre todo, las declaraciones de los políticos, que no pueden caer tan bajo, tanto como hemos caído los que les votamos. Por otro lado, resulta patético ver cómo una gran parte de las protestas son por perder unos privilegios que nunca se merecieron.
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Quizá fui algo estricto criticando a Dickens en mis últimos apuntes: aún no había leído el final de Great Expectations, y tras hacerlo me tengo que descubrir: la escena del intento de fuga por el río Támesis es trepidante, antológica; parece un thriller del siglo XIX, con todos sus ingredientes y el talento añadido del mejor novelista que he leído nunca.
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Parece que los padres han convocado huelga esta semana. Yo tengo exámenes el miércoles, y me piden los alumnos que lo pasemos al jueves, para aprovechar la huelga del miércoles para estudiar. Nada nuevo, yo mismo en su día, etc., etc.
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Son tiempos malos para la poesía. Lo noto, lo siento... aunque, quién sabe, si esto casca de verdad se volverá a ella, es lo único que tenemos seguro.
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¡Si contara el número de horas que he pasado en los últimos años de mi vida navegando entre noticias iluminadas en una pantalla de ordenador...! No sé si es peor eso o ver la televisión...
7 comentarios:
Monsieur Ridao:
No comparto eso de que los artículos de El País son bueno. Alguno habrá, desde luego, pero en general son unos tormos de mucho cuidado...
En cuanto al exceso de información sobre la crisis, los que salen por la radio, en general, saben tanto como yo, es decir nada. (La ignorancia es muy osada, lo sé...)
Salu2.
Sobre gustos... ¡Figúrate que hay gente que es del Madrid!
Monsieur Ridao:
El otro día quedé un tanto decepcionado porque pensaba que ya este año, por fin, le daban a usted el premio Nobel de economía...
Tiene usted que perfeccionar más el Teorema Andurrialero, ajustarle algunas variables o algo.
En fin.
¡Vivan el Murcia y er Betis por este orden!
Lo de los "tiempos malos", para la poesía o para lo que sea, conviene relativizarlo un poco. Recuerdo una frase de Borges: "Le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir". Mucho es lo que cada uno haga con ellos, y en ellos.
Última frase del primer apunte. Provocadora y certera. ¡Qué tiempos aquellos en los que para conservar la beca tenías que aprobar el cien por cien,incluso en las ingenierías...! ¿Cuándo empezaron a merecerse nuestros jóvenes que se bajara al sesenta y cinco por ciento?
Mi hija ha traído hoy un papel para que los padres le firmemos la autorización -o algo así-, para poder ir a la huelga. Dice que, si no se lo firmamos, va a hacer el ridículo ella sola en la clase y, probablemente, en el colegio. Buen intento para escaquearse. Le he contestado que no se preocupe por hacer el ridículo, que tendrá que hacerlo tantas veces a lo largo de su vida, que es bueno ir entrenando.
Abrazos esquirolados
La poesía ya no le interesa más que a los poetas, y ni siquiera a todos. Ha entrado en vía muerta, y ahí se quedará.
Ya ves, Dyhego, eso me pasa por no hacer campaña, si es que no puede ser uno tan modesto...
Gatoflauta: un sabio, Borges.
Tato: así es. Lo malo es que no podemos comparar estos tiempos con aquellos, no se pueden trasladar las cosas, aunque de ahí a primar a los vagos, como se está haciendo... En mi clase intentaron escaquearse del examen, pero no pudo ser...
Veremos, Antonio. Más de uno y de dos que me lee no estará muy de acuerdo. Lo cierto es que lleva viva siglos y siglos.
Abrazos antipoémicos.
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