jueves, 4 de octubre de 2012

¡Qué duro es ser maestro!


Me dijo hace poco un compañero que existen profesiones incapacitantes, en el sentido de que siempre se va contra corriente, uno nunca se siente cómodo en el trabajo, y se va generando un efecto acumulativo de desgaste. La dureza física o las condiciones laborales no tienen nada que ver con ello. Él aseguraba que la profesión docente es un ejemplo claro, y no ahora en que resulta más difícil gobernar a los adolescentes, sino que es algo intrínseco a ella: incluso en las mejores condiciones posibles, enfrentarse a un grupo de personas a las que tú vas a transmitir un conocimiento que ellas recibirán de forma pasiva no es algo natural. Yo doy y he dado clases a muchos niveles: desde chicos de bachillerato de 16 ó 17 años hasta universitarios en la veintena e incluso a personas mayores en el aula abierta de la universidad, con edades que llegaban a más de ochenta años, y que eran los más motivados por aprender. Puedo decir que nunca me he librado de esa sensación incómoda, esa especie de lucha a contrapelo, incluso cuando los resultados han sido óptimos y grande la gratificación que da el haber enseñado a quien lo necesitaba.

Como diría el maestro Mairena, para mañana mediten sobre ello y saquen sus propias conclusiones.

P.S. Ahora saldrá mucha gente diciendo que lo duro es trabajar de solo a sol en el campo y bla, bla, bla... Pues sí, pero no se trata de eso.

4 comentarios:

enrique baltanás dijo...

Ya lo dijo Pavese: trabajar cansa.

Dyhego dijo...

Monsieur Ridao:
Como dice un amigo mío: ¡Si es que no encuentro ni trabajo bueno ni comida mala...!

El trabajo docente resulta frustrante (no siempre, claro, si no, la palabra hara kiri la habríamos inventado nosotros...) porque te van saboteando continuamente.

Es ilógico. Si contratas a un albañil quieres que empiece a su hora. El profe llega a su hora y tiene que esperar casi 10' a que todos hayan llegado y sacado sus cosas. ¿?
Si contratas a un pintor, quieres que le cunda. Si el profe explica más de la cuenta... ¿?
Si contratas a un sastre, quieres que te deje la chaqueta bien consida, con sus botones, sus sisas y todo en su sitio. Si el profe exige un trabajo bien escrito, en folios sin arrugar ni manchados... ¿?

Etc, etc.

Es más, oomo decía Almodóvar, hagas lo que hagas, ponte bragas...
Todo se vuelve contra ti: Si llegas puntual, malo. Si llegas tarde, malo. Si no faltas nuca, malo. Si estás enfermo y faltas, malo. Si mandas deberes, malo. Si no mandas trabajo, malo. Si cuentas una anécdota, el profe nos cuenta su vida. Si vas al libro, libro, libro, ese profe es un muermo. Si planeas un viaje, es que el profe no tiene ganas de trabajar. Si no planeas viaje, vaya un sieso...

Bueno, me voy a desayunar, que ahora mismo tengo hora de atención a padres y no ha venido ninguno a preguntarme por sus hijos...

Salu2 pizarrosos.

Rocío. dijo...

Ridaoooo,y yo que iba a hablarte de lo duro que es trabajar en el campo,hay que ve,ya me has chafao.Pero vamo que opino lo mismo que tu que debe ser durísimo trabajar de maestro y además conseguir que todos los alumnos,acaben el curso mas preparados de cuando lo empezaron,encima aguantar a los padres,que a veces creen que los hijos,son los mejores,yo tengo un amigo maestro,al que un padre pegó,por decirle que su hijo no se forzaba,en fin terrible,otro amigo mio tuvo que dejar de trabajar en un centro de acogida de málaga,porque los niños,lo amenazaron con decir que era maricón,me contó que estaba acojonado y no dormía por las noches,hasta que dejó su puesto que era fijo.Yo le daba una medalla a cada maestro,pero de oro de 22 kilate,de los que llevan los jeque.Un beso.

José Miguel Ridao dijo...

¡Que si cansa! He llegado hoy del trabajo y parecía que venía del frente...

No te quejes, Dyhego, que te van a pagar lo mismo (ojalá...).

Gracias por los ánimos, Rocío, cuando quieras te llevas a Alájar a la jet de Marbella y yo me encargo de aleccionarles por un precio módico, sean chinos, árabes o cristianos, lo importante es que tengan parné.

Abrazos desde el tajo sofalero.