Fuimos atacados por los garamantes a la caída del sol. Llegaron
en sus cuadrigas resplandecientes, entre nubes de polvo dorado, y comenzó la
caza. De nada nos sirvió escondernos en las cuevas, porque azuzaban grandes perros
que llevaban consigo y nos sacaban a dentelladas. Sentí cómo despedazaban a mi
mujer, a mis hijos, a mi pueblo entero, y cortaban su carne en grandes trozos y
la cargaban en los carros. Las lanzas y los cuchillos me asediaban, y se
clavaban en mi carne, pero yo seguía vivo y podía sentir todo el horror de mi
sangre caliente mezclada con la de las otras víctimas, y no sentía dolor, y mi
grito se alzaba por encima del estruendo, y mi boca sabía a tierra negra, y no
era aire lo que llegaba a mis pulmones, sino fuego, ira y un lamento profundo. Después
cesaron poco a poco los sonidos, y abrí los ojos y no vi nada, y me busqué el
rostro y no tenía ojos, ni cuencas, ni cara que buscarme. Tampoco tenía manos
para tocar mi cuerpo inexistente, pero sigo existiendo en este relato que da
noticia de mi raza extinguida, orgullosa y noble, la más sabia que ha poblado
la tierra.
Bemoles
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BEMOLES Me pregunta mi buen amigo Diego Morales por qué la palabra bemoles
ha acabado siendo sinónimo de esa palabra trisílaba que todos usamos en
expresio...
Hace 32 minutos
4 comentarios:
Monsieur Ridao:
¿Está usted hablando de los garamantes de la Tierra Media, de la Tierra Entera, de la Tierra de Alájar, de la Tierra de los Andurriales, de la Tierra de Siltolá, de la Tierra de Canora o de qué exactamente?
Salu2 prehistóricos.
Son los garamantes de que hablaba Herodoto, cazadores de trogloditas etíopes.
Pa que veas lo enterao qu'estoy. Si fuera ido al gúguer no me pasara esto de quedar como un ceporro.
Salu2.
Y si tú hubieras sido otro, habrías ido ar gúguerl y actuado con toda naturalidad, como si conocieras a los garamantes de toda la vida. ¡No cambies!
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