jueves, 29 de mayo de 2014

Bach en Japón




Un puñado de músicos en Tokio, japoneses casi todos; no hace falta más para mostrar la grandeza del legado de Bach. La súplica desnuda, intemporal —Herr, unser Herrscher—, trasciende razas y religiones y se adentra en los sentimientos del ser humano, ahonda en su desamparo ante la grandeza de lo desconocido. Empequeñecidos por los pentagramas del maestro no nos queda sino aceptar con humildad nuestro destino, despojarnos de toda vanidad y disponernos a aprender de nuestros dones.

5 comentarios:

Muñoz Escassi dijo...

Exquisito de cojones...Una vez más. Gracias por haberme hecho persistir en Bach, (y en Chaves Nogales).
El otro día leí una entrevista a José Sacristán y le escuché decir, que"Dios no existe y si existe no tiene perdón de Dios".En seguida me vino a la mente, "si Dios no existe, que baje Dios y lo vea".

Un abrazo, amigo.Sé feliz.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias, Escassi??? Tú eres Escasso, a mí no me engañas. Para exquisitez, te recomiendo la entrada de hoy. Un abrazo, y sé feliz tú también.

Muñoz Escasso dijo...

Joder, que me hago un lío con mi ídolo....Escasso, Escasso. Siempre Escasso.
Un abrazo

Muñoz Escasso dijo...

Por cierto, que la cita buena...es que "suba Bach". El matiz es muy importante en esta ocasión.Aunque nos aleje de Dios, y nos acerque a Bach.

Ostia con el sudoku ese que tas marcao...me encanta la ese aspirada de shumino.

José Miguel Ridao dijo...

Sí, no te quise corregir porque bastante haces con acordarte. ¡Escaso for Ever¡

Y la Paqui sin aparecer...