Es tiempo de silencio,
de volver a lo más puro
y olvidar errores,
malentendidos,
parlamentos con esfinges
que no te cuentan nada.
Tan fácil como hablar,
aunque siquiera sea
para decirlo en tres palabras.
Es tiempo de silencio,
de seguir con el alma desnuda
pero a cubierto,
pensando en ti a cada momento,
dando su sitio a cada uno,
adorándote por siempre, vida mía,
porque tú nunca me fallas.